Estados Unidos: Dos millones de desalojos

Es sólo el comienzo

Algunos pronósticos anticipan que, como consecuencia de la crisis de la burbuja hipotecaria en los Estados Unidos, habrá 1,5 millón de desalojos en todo 2007, el doble del año anterior. Sin embargo, en los primeros cinco meses del año ya fueron desalojadas 900.000 familias; el ritmo mensual de los desalojos crece vertiginosamente: de 150.000 en enero se ha pasado a 250.000 apenas cuatro meses después (The Economist, 6/10).


“La crisis inmobiliaria se hace cada vez más profunda (…) Las viviendas norteamericanas están siendo desalojadas en una proporción récord” (ídem). Esta catástrofe social está apenas en sus comienzos: “con 2,5 millones de hipotecas ajustables que tendrán tasas más altas antes del fin de 2008, todos saben que vendrán cosas mucho peores” (ídem).


En algunos vecindarios especialmente golpeados, el 8% de las familias fue desalojado. Los barrios están semivacíos. Allí, “incontables viviendas” muestran carteles de venta. Pero pese a que sus precios se han derrumbado, las casas no se venden.


Con tantas viviendas vacantes, la recaudación del impuesto a la propiedad (principal base de financiación de los gobiernos locales) se derrumba. En las localidades más golpeadas por la crisis, hay despidos de empleados públicos y cierre de servicios municipales, incluso esenciales. En Detroit, una de las ciudades más golpeadas por la crisis inmobiliaria y, conjuntamente, por el retroceso industrial, el sistema escolar se derrumba: pese a tener una de las tasas de graduación más bajas del país, el gobierno municipal ordenó el cierre de 33 escuelas como consecuencia de la estrechez presupuestaria. La Municipalidad de Maple Heights, en los suburbios de Cleveland, despidió al 35% de sus trabajadores.


El problema, sostiene The Economist, se concentra en “dos áreas principales”: una, la de los estados de Medio Oeste como Ohio (Cleveland) y Michigan (Detroit), “donde la crisis de las hipotecas está golpeando a una economía en declinación hace ya largo tiempo”; la otra, la de los estados en expansión económica, como California y Miami. En otras palabras, el problema se concentra… en todo el país.


Inicialmente, las mayores tasas de hipotecas impagas y desalojos se concentraron en el “corazón industrial” del país. Es decir, golpearon esencialmente a la clase obrera industrial. Los recientes contratos firmados por la UAW (sindicato automotriz) con General Motors y Chrysler —que admiten que los nuevos trabajadores sean contratados con salarios cercanos al 50% de los actuales— y el lanzamiento de un vasto plan de “retiros voluntarios” para reemplazar a los actuales trabajadores por los de salario inferior, acentuarán la crisis hipotecaria y el despoblamiento en las zonas industriales.


Pero, ahora, el centro de la crisis hipotecaria se está desplazando rápidamente hacia los estados en ascenso económico, que concentran un tercio de las hipotecas de alto riesgo. En los condados de San Bernardino y Riverside, al este de Los Angeles, dos distritos de altísimo crecimiento en los últimos años, hubo 1.900 desalojos en el mes de agosto; en agosto de 2006, se registraron apenas 31…


“Daños colaterales”


Ante una crisis social sin precedentes, la principal preocupación del Economist son los “daños colaterales”. Por ejemplo, que el proceso de desalojo es prolongado (más o menos un año, según los estados) y costoso… para los acreedores. Un prestamista debe pagar alrededor del 25% del valor del préstamo otorgado para desalojar a un acreedor insolvente.


Desde que comienza el proceso de desalojo, los deudores dejan de hacer mantenimiento de sus casas, que se deterioran, por lo que deben ser vendidas, cuando quedan “libres”, a un precio inferior al del mercado. En los vecindarios más pobres, como consecuencia de los altos precios de los metales, las casas son “destripadas”: los deudores venden todo el aluminio y cobre que contienen. Estas casas y los vecindarios donde se encuentran se vuelven “inhabitables”. En consecuencia, “el crimen crece y áreas enteras quedan arruinadas”.


La salida del capital: acelerar los desalojos


Algunos gobiernos estatales y municipales han puesto en marcha planes para asistir a los deudores que no pueden pagar sus hipotecas. Tienen fondos extremadamente limitados y excluyen a los sectores sociales más golpeados por la crisis. Por ejemplo, el estado de Ohio cuenta con apenas 4,6 millones de dólares y para ser “eligible” el deudor debe ganar 25% más del ingreso medio de su distrito. Todos estos planes, reconoce The Economist, son “una gota en el balde”.


¿Cuál es la salida para el gran capital? The Economist la explica simplemente: acelerar los desalojos y reducir sus costos para los prestamistas.


“La dura verdad es que en muchos casos evitar el desalojo es una mala idea (…) Esto sugiere que los políticos deberían poner más énfasis en hacer el proceso (de desalojo) más eficiente”. Esto significa, reducirlo a bastante menos de un año, como ya ocurre actualmente en Texas (un mes) y en California (cuatro meses). “Desalojos relativamente rápidos al menos reducirán los daños colaterales” (ídem). Los de los especuladores; no los de las familias desalojadas.


Tercerizados, deslocalizados y desalojados: los explotados norteamericanos enfrentan la crisis social más profunda de los últimos setenta años. El “sueño americano” se ha convertido en una pesadilla.