Estados Unidos: el proletariado agrícola se organiza en las narices del imperio


Los trabajadores agrícolas de Burlington, ciudad ubicada en el Estado de Vermont, en los Estados Unidos, dan los primeros pasos hacia un proceso de organización sindical contra las duras condiciones laborales a las que se ven sometidos.


En 2009, un joven mexicano de 20 años fue estrangulado por una máquina que quitaba los desechos de las granjas y este hecho fue la chispa que originó un amplio reagrupamiento de los explotados (aproximadamente 1.500 inmigrantes) para pelear por sus derechos. La región tiene una historia importante en la producción de leche -principalmente de pequeños productores, los llamados Family Farms.


Régimen de explotación


En los años ‘90 se manifestó una caída brutal en los precios de productos lácteos, lo que motivó que muchos productores pasaran a contratar mano de obra “flexible”, siendo los inmigrantes el blanco principal.


A partir de entonces, el régimen laboral de estos trabajadores se tornó intolerable: 80 horas de labor por semana, se les impide que tomen días por descanso y vacaciones y, por otro lado, es moneda corriente que a muchos inmigrantes los despidan ilegalmente por ejercer su derecho a la libertad de asociación y, cuando buscan sostén en la ley, ésta no los ampara por “estar sin papeles”, con lo cual también corren el riesgo de su deportación.


El 20 de junio pasado se realizó una masiva protesta frente a la cadena de helados Ben &Jerry's, perteneciente a la compañía multinacional Unilever, en la que participaron trabajadores mexicanos y guatemaltecos. En los días previos se había realizado una sistemática agitación llamada movimiento de “Leche con Dignidad”.


Reagrupamiento y organización proletaria


La consigna “Leche con Dignidad” se basó en el modelo de “Comida Justa” de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW) de Florida, que persuadía a empresas como Mc Donald's, Walmart y/o Burger King a que instaran a sus productores a pagar salarios “dignos” y brindar condiciones de trabajo “justas”.


Según el semanario New York Times, “al haber más consumidores que insisten que los alimentos se produzcan éticamente, surgen movimientos por todo Estados Unidos para mejorar los salarios y condiciones laborales de sus más de 2 millones de trabajadores agrícolas” (New York Times, 18/7).


Los trabajadores interpelaron a las autoridades de Ben &Jerry's para que se pronunciaran a favor de lograr un régimen de trabajo más favorable para los ordeñadores lecheros que se encuentran nucleados en la organización de defensa de derechos humanos y laborales Justicia Migrante.


Establecido el conflicto “exigían que Ben &Jerry's (…) requiera que las granjas lecheras que le suministran leche y crema sigan un código de conducta que garantice que sus trabajadores inmigrantes tengan un día de descanso a la semana, días de vacaciones y más, incluyendo mejor vivienda” (ídem).


La presión obligó a la empresa, que compra el 100% de la crema para la elaboración de sus helados, a negociar con los trabajadores, que reclaman un aumento salarial y mejores condiciones laborales ante el abandono por parte del sindicato de Unión de Trabajadores Agrícolas (UTA). Sólo su organización podrá vencer las barreras de los sindicatos amarillistas y la sordera de un Estado en crisis.