Internacionales
4/2/2016|1398
Estados Unidos: hinchan por Donald Trump y les sale Bernie Sanders
El primer episodio de la campaña de elecciones primarias ha dejado en evidencia que Estados Unidos no es, de ningún modo, ajeno a las tendencias políticas que se han venido desarrollando en todo el mundo a partir de la crisis mundial de 2007. Todo lo contrario. Entre otras cosas, ha demostrado el error de los pronósticos apresurados que negaban derivaciones políticas al ‘movimiento de indignados’ que se hizo conocer como Ocuppy Wall Street.
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El primer episodio de la campaña de elecciones primarias ha dejado en evidencia que Estados Unidos no es, de ningún modo, ajeno a las tendencias políticas que se han venido desarrollando en todo el mundo a partir de la crisis mundial de 2007. Todo lo contrario. Entre otras cosas, ha demostrado el error de los pronósticos apresurados que negaban derivaciones políticas al ‘movimiento de indignados’ que se hizo conocer como Ocuppy Wall Street.
Republicanos
Con relación a las primarias del Partido Republicano, los observadores han destacado la dimensión y la violencia de su división interna, y la emergencia de candidatos que no responden al aparato que controla el partido. En este marco irrumpió Donald Trump, un magnate fascistizante que parecía barrer en la encuestas de opinión. Trump propició un choque con Wall Street con dos propuestas impositivas que afectan los intereses de la banca y los fondos que operan en las bolsas. Trump describe, en su campaña, un cuadro de descomposición social y política, y de retroceso internacional de Estados Unidos que no es cuestionado por sus contrincantes. Una suerte de Berlusconi a la americana, Trump entendía que sus descalificaciones y groserías de tribuna congeniaban con la mentalidad del ‘americano medio’, cuando en realidad apela a la cloaca social. Este Trump no encontró, sin embargo, ese eco que se le atribuía en las asambleas republicanas de Iowa del martes pasado, y menos en las primarias que tendrán lugar el martes que viene en New Hampshire. La victoria del candidato Ted Cruz, un evangelista, se limitó al 28% de los sufragios, por eso los analistas otorgan gran posibilidad al tercero, Marco Rubio, con un 23% de los votos, que obtendría en el futuro los votos de los candidatos que se ubicaron abajo -casi un 30 por ciento. Los medios caracterizan todo esto como un retroceso de la derecha en el campo del electorado derechista. Vale aclarar que, con un padrón de dos millones de electores, en las primarias de Iowa de los dos partidos participaron 200 mil personas. Iowa, el centro granero de Estados Unidos y el mundo, ha sido comparado con la región sojera de Pergamino.
La novedad más importante se registró en el otro lado de la mesa, el demócrata, donde el candidato Bernie Sanders empató la votación de la muy hablada Hillary Clinton. Ocurre que Sanders, un senador de larga data, ha ocupado un lugar marginal en el escenario político de Estados Unidos. Es desde siempre un izquierdista liberal que se ha enfrentado retóricamente a las grandes corporaciones y ha defendido las reivindicaciones sociales y laborales. En su larga trayectoria (tiene 74 años) no ha construido una tendencia política, ni adentro ni afuera del Partido Demócrata. Por eso, su ascenso electoral es considerado explosivo: las encuestas lo dan ganador por amplia diferencia en las primarias del próximo martes. Ha ganado un terreno que lo convierte en desafiante muy serio para Clinton, incluso en quien sería nominado candidato a presidente. Los sondeos le atribuyen un apoyo mayúsculo entre los menores de treinta años (85%). Una encuesta que sondea la inclinación ideológica de sus votantes advierte que un porcentaje parecido se considera a sí mismo “socialista” (en oposición a capitalista). No cabe dudas que la crisis mundial es capaz de “mover montañas”. La prensa norteamericana abunda por estos días en datos acerca de la caída del salario real y el incremento del trabajo parcial y la flexibilidad laboral, para explicar lo que ocurre en política. Lo referente a salud, educación y vivienda es catastrófico cuando el gobierno pone sus mejores esfuerzos en el ajuste fiscal y en el dispendio de dinero para los bancos y operadores de bolsa. Un 35/40% de la población recibe asistencia alimentaria. En los últimos meses se desarrollaron conflictos importantes en la industria automotriz.
Programa
El programa de Sanders se concentra en los mismos temas que sus similares en otros país como Podemos (España), Bloco de Esquerda (Portugal), Corbyn (Gran Bretaña) y antes Syriza. Un salario mínimo de 15 dólares la hora, cobertura universal de salud pública, cese de los aranceles universitarios y renegociación de su inmensa deuda (más del billón de dólares), freno al desalojo de viviendas. Un punto especial es el planteo de desmantelar a los grandes bancos, cuya quiebra presenta, oficialmente, un riesgo sistémico, una suerte de obligación a que vayan a la quiebra. Este planteo apuntala la pretensión de desmantelar a la casta política y económica que domina el país a su servicio. Aunque para el ‘establishment’ de Estados Unidos esto suena a comunismo, se encuentra bastante lejos de lo que hizo F. D. Roosevelt entre 1934 y 1938. Sanders no cuestiona las numerosas guerras que promueve el imperialismo yanqui, dice que deben servir a la defensa de la democracia del pueblo, no a las corporaciones. Sanders pretende realizar este programa por medio del Partido Demócrata y sus bancadas de diputados y senadores.
Izquierda
Como es de imaginar, la llamada izquierda radical está dividida entre quienes llaman a apoyar a Sanders y quienes no, por las razones antagónicas que siempre se esgrime en estos casos. No se ve un debate acerca de por qué la izquierda no previó este giro ni preparó el terreno de su intervención por medio de un programa. No fue apreciado el carácter revolucionario de la crisis mundial tomada en su conjunto, con independencia de la desigualdad de ritmo o de lugar geográfico. La llamada izquierda radical no debe abogar por el voto a Sanders, un candidato capitalista de un partido de la burguesía imperialista. Debe, sin embargo, evitar la abstención en la campaña electoral y atacar resueltamente a los candidatos republicanos y a Clinton. A partir de aquí, debe delimitar sus posiciones de las de Sanders, mediante la exposición de un programa transitorio y debe clarificar su delimitación estratégica y metodológica de la campaña de Sanders. La consigna de conjunto es la necesidad de un partido independiente de los dos partidos de la burguesía imperialista, que no puede ser otro que un partido de trabajadores, un partido obrero.