Estados Unidos: las claves de la elección de medio término

Un primer balance

El 8/11 fueron las elecciones legislativas

Los resultados reñidos en estados clave de Estados Unidos han puesto en suspenso el desenlace de las elecciones en la que se dirime quién va a tener el control del Congreso. Todo indicaría una mayoría de los republicanos en la Cámara de Representantes y un resultado mucho más ajustado en el Senado.

Los ojos están puestos en lo que pueda pasar en Georgia, Nevada y Arizona, cuando apenas un escaño puede definir el rumbo del poder legislativo. Incluso es muy probable que en Georgia nadie tenga una mayoría absoluta, obligando a una segunda vuelta, así el resultado final se despejará semanas después. Esto podría incrementar la incertidumbre del ya agitado clima en que el gobierno de Biden viene a los tumbos, en primer lugar en el frente interno. No hay que descartar cuestionamientos y reclamos de fraude sin pruebas por parte de los partidarios de Trump, como ya ocurrió en 2020.

Cualquiera sea el desenlace final, hay coincidencia entre los analistas que la publicitada “ola roja” -color con que se identifica a los republicanos- no se produjo. La elección pone de relieve que el avance republicano no reside en su fortaleza sino más bien en los límites y pusilanimidad de los propios demócratas. Trump no tiene la vaca atada y habrá que ver si el combustible le alcanza para consolidarse como candidato; el resultado le aguó la fiesta que preparaba anunciando su nominación que, además, no tiene un consenso unánime entre los republicanos. Ya están emergiendo posibles rivales, como el gobernador de Florida.

Los republicanos explotaron para su provecho el fracaso y la impotencia de los demócratas para enfrentar cuestiones cruciales, empezando por la situación económica y social que está en la base del creciente descontento que anida en la población con respecto al gobierno de Biden, cuya popularidad ha ido cayendo en picada. Estamos frente a la inflación más elevada de los últimos 40 años, que está haciendo estragos en los hogares estadounidenses.

Los aumentos de la tasa de interés dispuestos por la Reserva Federal no han servido para frenar la carestía, pero sí para empujar una recesión. A la pulverización de los ingresos de los asalariados se le une una perspectiva de cierres y despidos. El aumento de la tasa de interés encarece el financiamiento a través de las tarjetas de crédito, al cual vienen apelando franjas importantes de los hogares estadounidenses, y los créditos hipotecarios, lo que está trayendo aparejados juicios y desalojos de las viviendas.

Guerra, migrantes, violencia fascista

La gestión demócrata, por otra parte, se ha revelado más guerrista que su antecesora. Biden se aferra a la guerra en la búsqueda de un éxito internacional que le permita contrarrestar su pérdida de capital político en el frente interno. Pero la guerra no deja a nadie indemne y ha terminado convirtiéndose en un búmeran para Estados Unidos y otras grandes metrópolis capitalistas. Los republicanos han agitado demagógicamente esta circunstancia, haciendo gala de pacifismo. Kevin McCarthy, actual líder del bloque republicano y candidato a reemplazar a la demócrata Nancy Pelosi en la presidencia de la Cámara de Representantes, ha anticipado que una de sus primeras medidas de resultar victorioso sería recortar la ayuda a Ucrania.

Más de conjunto, Trump ha señalado que buscaría entablar una negociación y procurar arribar a un acuerdo de las partes involucradas en la contienda. Habrá que ver hasta qué punto está dispuesto a desescalar el conflicto, en el que hay en juego muchos intereses estratégicos. Entretanto, deja al descubierto el belicismo de los demócratas y le permiten aparecer como opositor a la guerra.

El gobierno demócrata tampoco ha variado la política implementada por los republicanos en los que se refiere a los migrantes. La Casa Blanca se propone restringir los cruces fronterizos, así como prevenir que los solicitantes de asilo puedan llegar a suelo estadounidense, donde entra a regir la Constitución de Estados Unidos. En el año fiscal 2021, el gobierno ha expulsado a 2,8 millones de inmigrantes del país -más que en cualquier otro año en la historia de país.

Derecho al aborto

El derecho al aborto se transformó en eje del discurso demócrata. Biden se aferró como tabla salvadora a la indignación causada por la decisión del Tribunal Supremo.

La reacción contra esta sentencia, sin embargo, fue muy reducida, si tenemos en cuenta la amplitud que ha adquirido el movimiento de la mujer en Estados Unidos, como es el caso del Me Too y otras manifestaciones populares. En la ausencia de una respuesta más general ha tenido mucho que ver la política de apaciguamiento de la Casa Blanca. Recién ahora el gobierno promete enviar una ley; un movimiento que tiene mucho de maniobra, por parte de un partido que no lo hizo cuando tenía mayoría parlamentaria y se acuerda del tema cuando está con altas probabilidades de perderla.

La cuestión del derecho al aborto se fue instalando en forma creciente en la recta final de los comicios, con más razón cuando la elección fue acompañada de referendos al respecto en diversos estados como Michigan, California, Kentucky, Montana y Vermont, en las que ha habido un voto favorable a ese derecho. Habrá que hacer un examen más riguroso, pero parecería que fue uno de los factores que incidió en un vuelco a los demócratas, al menos en algunos estados donde la elección estaba reñida.

La izquierda demócrata

El gobierno de Biden ha hecho lo imposible en estos dos años por no agitar las aguas e impedir que los movimientos sociales o reivindicativos ganaran las calles. Existe un temor fundado en los círculos de poder norteamericano de que se pueda recrear la ola de protestas que estremeció en años recientes la vida política norteamericana y sus instituciones y partidos. La movilización desatada en respuesta al asesinato de George Floyd se transformó, aunque con un programa difuso y en forma confusa, en un cuestionamiento más general al régimen político. Estas circunstancias jugaron un papel determinante para precipitar la derrota de Trump y lo juegan hoy condicionando al gobierno de Biden. El fantasma de la rebelión popular está latente en cada paso de los demócratas.

Están claros los límites insalvables de la gestión demócrata. En muchos planos, este gobierno no ha roto con su antecesor, mientras que lo ha superado en otros estratégicos como el del belicismo. Se hace claro que el Partido Demócrata no puede ser la base ni un punto de apoyo para llevar adelante una transformación social o acumular fuerzas en esa dirección. Por el contrario, es uno de los pilares del sistema imperialista.

Esta evidencia no puede soslayarse a la hora de trazar un balance en las filas de la izquierda estadounidense, algunos de cuyos exponentes principales están integrados al Partido Demócrata -empezando por los Demócratas Socialistas (DS). El DS ha terminado tristemente subordinado a la cúpula del partido y votando en el Congreso leyes reaccionarias como la de los fondos destinados a la guerra de Ucrania y se ha convertido en un factor de freno y desmovilización de la juventud y del activismo sindical combativo que se ha integrado a sus filas.

Comentario final

La experiencia recorrida pone en el orden del día la defensa de la independencia política de los trabajadores. Es necesario romper con las ataduras con el Partido Demócrata y avanzar en la construcción de una fuerza política revolucionaria que tome en sus manos la batalla estratégica por una reorganización integral del país sobre nuevas bases sociales, lo que solo puede ir de la mano de un gobierno de trabajadores.

El desafío de la izquierda y las tendencias combativas de Estados Unidos es ponerse a la cabeza de esta tarea, que cobra más urgencia en momentos de agotamiento de la actual organización social y de descomposición de su régimen político, instituciones y partidos. A las penurias potenciadas por la crisis energética y alimentaria se une la calamidad y los horrores de la guerra. La tendencia dominante es descargar el peso de esta hipoteca sobre los hombros de la población. Con más razón cuando todo indica que vamos a una profundización del escenario de la guerra y a una fase más agravada de la crisis capitalista.

El desenlace de las elecciones muy probablemente refuerce esta tendencia. Aunque lograra preservar una mayoría en el Senado, es un hecho la pérdida del control de la Cámara de Representantes de manera que está más expuesto al chantaje ultraderechista. La “correlación de fuerzas” desfavorable será esgrimida como excusa para no avanzar en ningún reclamo social.

El seguidismo al partido demócrata es un callejón sin salida y solo augura derrotas y frustraciones. Es necesario abrir una nueva perspectiva política de y para los trabajadores norteamericanos.

https://prensaobrera.com/internacionales/estados-unidos-victoria-del-derecho-al-aborto-en-las-elecciones-de-medio-termino

 

Los demócratas, responsables del avance republicano y del trumpismo