El Congreso del Estado norteamericano de Ohio aprobó por mayoría este sábado una norma que habilita a los maestros a portar armas en las escuelas. La votación, impulsada por el gobernador Mike DeWine (Partido Republicano), se produce a escasos días de una masacre en Uvalde, Texas, cuando un joven de 18 años asesinó a 19 alumnos y dos profesoras en un establecimiento.

Desde la convención de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el expresidente Donald Trump había reclamado recientemente avanzar por ese camino.

En Luisiana, en tanto, dominado también por los republicanos, el Senado aprobó una medida semejante a la de Ohio, que aún debe pasar por la otra cámara parlamentaria.

Demócratas y republicanos se han trenzado en un debate sobre la seguridad y los tiroteos masivos desde los hechos de Texas. Montaron un circo político con la mira puesta en las elecciones legislativas de fin de año y el objetivo de encubrir su responsabilidad política en la espiral de violencia, que hunde sus raíces en la creciente descomposición social de Estados Unidos, una nación imperialista cuya guerra contra los pueblos del mundo y militarización interna genera las condiciones para el surgimiento y el accionar de individuos desequilibrados como el tirador de Texas.

Los colegios norteamericanos ya han instrumentado todo tipo de medidas, sin ningún resultado. El programa “Policías en las escuelas” diseminó efectivos en 30 mil establecimientos. Proliferaron los detectores de metales y la videovigilancia. El armamento de los profesores es una pieza más de una orientación fascistizante que transforma las aulas en un escenario de guerra.

Mientras tanto, los demócratas hacen planteos anodinos sobre un control de armas. Y el presidente norteamericano Joe Biden critica a Trump por sus lazos con la NRA, pero alienta el desarrollo de la industria armamentística para reforzar el aparato represivo doméstico y las fuerzas armadas, en el marco de las pujas crecientes con Rusia y China.

Los tiroteos masivos en Estados Unidos son el síntoma de una decadencia que requiere una profunda reorganización del país sobre otras bases sociales.