Estados Unidos: trabajadores proponen fabricar respiradores en vez de material para la guerra

En General Electric

Desde este lunes, las fábricas de General Electric Aviation (GE) con sede en Boston y Massachusetts son escenario de protestas debido a que la patronal anunció 2.600 despidos y 5.000 suspensiones (The Independent, 30/3). Con presiones a su sindicato, División Industrial de Communication Workers of America (IUE-CWA), las bases resolvieron piquetes en edificios de la compañía, respetando el distanciamiento preventivo.


Sin decir palabra alguna sobre el rescate financiero que el Estado yanqui le propició hace pocos días (un rescate que involucra tanto a republicanos como demócratas), GE pretende justificar este recorte criminal del personal en nombre de una reducción en la producción, ya que la demanda de motores para aviones militares estaría truncada por la pandemia.


Pero los trabajadores plantean que se reoriente la producción para fabricar respiradores, barbijos y camillas, lo que permitiría sostener los puestos de trabajo y hacer una contribución a la lucha contra el coronavirus. La compañía posee una división (Healthcare) dedicada a la elaboración de productos sanitarios.


En octubre del año pasado la organización obrera logró frenar más de 2 mil despidos. En ese entonces, la revista Forbes catalogó a General Electric como una de las cien empresas más millonarias del mundo. Ayer y hoy, la razón única de los recortes es mantener sus ganancias a toda costa.


Estados Unidos, con su epicentro en Nueva York, es el país con más contagiados por Covid-19 en el mundo, cifra que ya ronda las cien mil personas. Mientras tanto, los hospitales de Nueva York, California, Washington y Florida piden con desesperación la llegada de respiradores, camillas y todos los insumos precisos para atención médica. Las cifras son escalofriantes, se estima que podría haber hasta 100 mil muertos.


El planteo de los trabajadores de General Electric forma parte de las respuestas del movimiento obrero frente a la pandemia. Los obreros de las automotrices de Detroit debieron impulsar medidas de fuerza para que las patronales del sector entraran en cuarentena. Las enfermeras, por su parte, desarrollaron una jornada nacional de lucha que denunció el estado calamitoso del sistema de salud.


Frente a un cuadro de despidos masivos, que se constata en las millones de solicitudes de seguro de desempleo en pocas semanas, los trabajadores responden. Que viva su lucha.