Estalló la Concertación

Los mineros y la crisis política


"Resistiré", respondió Michelle Bachelet a los medios que la interrogaban acerca de la crisis de su gobierno. A meses de las elecciones municipales, ensayo general de las presidenciales de 2009, la presidenta se encuentra más jaqueada que nunca.


 


TranSantiago y la DC


 


El desastroso proyecto TranSantiago (el proyecto de transporte capitalino implementado por Bachelet), culminó con la expulsión de Adolfo Zaldívar (uno de los referentes de la Democracia Cristiana y la Concertación) y la renuncia en cadena de cinco diputados adeptos. Por primera vez, la Concertación ha perdido la mayoría en el Congreso. La expulsión de Zaldívar deja a la DC "en medio de su peor crisis interna en los últimos 18 años" (Clarín, 28/12). En un comunicado, el senador denunció que "la Concertación está agotada (…) creo que tiene que surgir algo nuevo, no me representan ni la Concertación ni la Alianza. Aquí tiene que surgir algo nuevo, aquí hay una ecuación política que no está resuelta" (Qué Pasa, 23/12).


 


La derecha ofreció a Zaldívar la presidencia del Senado, pero en materia de disolución partidaria a los derechistas no les va mejor y sus agrupaciones se fracturan aceleradamente: "Lo que nos está pasando es el agotamiento de un ciclo… estos mismos signos (los de la crisis de la Concertación), con distinta escenografía, se repiten en todos los partidos" (El Mercurio, 28/12/07).


 


El PS y los mineros de la Codelco


 


Si la expulsión de Zaldívar estuvo relacionada con el fracaso del TranSantiago, la crisis de gabinete que le siguió fue directamente determinada por la victoriosa huelga de los obreros subcontratados de la minera estatal Codelco.


 


En julio del año pasado, luego de una larga huelga, los subcontratados obtuvieron, además de otras reivindicaciones, el compromiso del gobierno de pasarlos a planta permanente. El ministro de Trabajo ordenó entonces a Codelco incorporar a los subcontratados.


 


El desenlace de la huelga "encendió la alerta roja entre las mineras privadas, los minoristas y supermercadistas, tres rubros donde el abuso laboral es extremo" (Clarín, 20/12). Bajo la presión de las patronales, el ministro de Hacienda Andrés Velasco, uno de los más cercanos a Bachelet, presentó en tribunales un amparo para detener el proyecto de pase a planta permanente de los obreros contratados de Codelco. La presentación "cayó como una bomba en el PS" (ídem). "La política de guardaespaldas del gobierno (del PS) llegó a su fin, declaró el senador socialista Ominiani.


 


Al mismo tiempo, ante estas maniobras y en reclamo de aumentos salariales, la Confederación de Trabajadores del Cobre paralizó varias minas de la Codelco en la primera semana de enero. Cristian Cuevas, dirigente de los mineros, reclamó que se respeten los acuerdos establecidos cuando terminó la huelga, en julio pasado. "Si ni el gobierno ni nadie es capaz de hacer que se cumpla la ley y los acuerdos firmados, tendremos que ser los trabajadores los que de nuevo pongamos el sacrificio para restablecer el derecho", declaró Cuevas, que advirtió que "podría haber este año una huelga similar a la de 2007" (Clarín, 5/1).


 


Resultado: Velazco perdió su puesto en el gabinete. Le siguieron otros ministros.


 


Crisis política


 


Tratando de dar una imagen de fuerza, Bachelet renovó su gabinete con seis nuevos ministros. Nombró jefe de Gabinete a Edmundo Pérez Yoma, un hombre proveniente de la derecha de la DC, hijo del ministro del Interior de Frei padre que ordenó la matanza de Puerto Montt en 1969. En 1994, durante el gobierno de Frei, Peréz Yoma fue ministro de Defensa y fue en varias ocasiones elogiado por Pinochet, entonces jefe de las fuerzas armadas.


 


Pero los mineros de la Codelco siguen siendo una brasa ardiente que el gobierno de Bachelet no puede sacarse de encima. La Bachelet no ha podido domesticar al movimiento obrero ni a los "pingüinos" (secundarios) ni a los mapuches. Más de la mitad de los días de su gobierno han transcurrido en medio de huelgas o movilizaciones.