Internacionales
20/5/1994|419
Explosión de huelgas en el Brasil
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Una verdadera explosión huelguística "saludó" la nueva fase del plan económico del gobierno Itamar-Femando Henrique Cardoso. A las pérdidas salariales propias de un país con casi 50% de inflación mensual, se añaden las triquiñuelas de la conversión de os salarios de cruzeiros para URV (Unidade Real de Valor), la nueva moneda ficticia de Brasil. Con 189 sindicatos en período de paritarias, la bronca acumulada por meses de saqueo del salario e inflación desenfrenada, explotó desde la primera semana de mayo.
Choferes de ómnibus y empleados del subte de San Pablo paralizaron totalmente el transporte de la ciudad el miércoles 11 de mayo, una decisión que se sobrepuso al despido de las direcciones sindicales y a la declaración de ilegalidad por parte de la justicia laboral: el impacto de la huelga fue tal que la misma justicia que ilegalizó la huelga tuvo que conceder parcialmente las reivindicaciones salariales (aunque una nueva asamblea planteada para la semana próxima decidirá seguramente una nueva huelga, ante la insuficiencia de la oferta).
Los profesores primarios y secundarios se encuentran en huelga desde el jueves 10 de mayo, luego de una asamblea en que fue derrotada la propuesta de la dirección del sindicato (del PT), que sustituía la reivindicación histórica del básico del sector, por una reivindicación de hambre (tres salarios mínimos o sea 185 pesos). El conjunto de las tendencias de la oposición del sindicato consiguió imponer la huelga por tiempo indeterminado. En el segundo semestre del año pasado, los profesores habían protagonizado una heroica huelga de más de 70 días, quebrada por la represión y el boicot de la burocracia sindical. Los profesores y los no-docentes de todas las universidades de San Pablo entraron en huelga a partir del lunes 16, la oferta gubernamental de reajuste salarial fue de... ¡1,68%! (menos que la inflación diaria). Es la primera huelga conjunta de profesores y no-docentes en muchos años. A esta unión cabe agregar que los profesores universitarios votaron en asamblea la donación de 1% de sus salarios para el fondo de huelga de los profesores primarios y secundarios. Un frente único de lucha de la educación se está gestando en la práctica.
La huelga de la Policía Federal ya lleva más de 50 días, y contra ella fue montado un vasto operativo del Ejército, principalmente en San Pablo y Brasilia, con despliegue ostensible de armamento de guerra. Lo notable es que los diputados del PT están apoyando este paso en dirección a la militarización del país, llegando a “dar razón al gobierno en la acción contra los huelguistas de la PF” (Folha de Sao Paulo, 13/5). Hasta para el súper-burócrata derechista Luis A. Medeiros “hubo cierta exageración” (sic) ¡en la decisión del presidente de convocar al Ejército! El movimiento de campesinos sin tierra mantuvo una asamblea hasta las 6 de la mañana frente al Ministerio de Economía (en Brasilia) con la decisión de ocupar el ministerio. Nuevamente, una delegación de diputados del PT fue despachada para disuadir a los campesinos (y, de paso, alertando al Ejército sobre la inminencia de la ocupación), lo que hicieron ¡esgrimiento la amenaza de una represión militar!
Lula, en los Estados Unidos, en su intento de tornar viable su candidatura frente a los banqueros y las Cámaras parlamentarias del imperialismo, encontró tiempo para comunicarse con la dirección de la CUT exigiendo el fin de las huelgas, y para hacer un llamado público a la "calma" a los trabajadores. No extraña que “ayer, en el Jornal Nacional (noticiero de la ´Rede Globo' de TV) el candidato del PT surgiera al lado del banquero Wllliam Rhodes, conversando y sonriendo. Ganó tres veces más cobertura, en tiempo, que el viejo favorito de la Globo, Fernando Henrique" (ídem). Los mismos medios que en su momento fabricaron la candidatura Collor, eligen ahora la candidatura Lula como la única capaz de contener el ímpetu combativo de los trabajadores brasileños. Nacida de las aspiraciones populares, la candidatura Lula se transforma en la única arma de “gobernabilidad" para la burguesía brasileña y para el propio imperialismo.
Lo de la “calma” es más difícil: los trabajadores están muy calientes, y tos salarios (en especial los estatales) en su punto más bajo de los últimos 20 años. Estadísticas oficiales prueban que el salario mínimo cayó 30% en los últimos 10 años (el “mínimo” es usado como unidad salarial en el Brasil), mientras que el producto bruto creció más del 31% (Folha, 8/5). La explosión de la segunda semana de mayo es solo el comienzo.