Internacionales
19/11/2018
Facebook, Amazon, Apple, Netflix, Google: ¿Una nube a punto de estallar?
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El negocio del streaming, hegemonizado por Netflix –que concentra el 15% de todo el tráfico de Internet en el mundo (Global Internet Phenomena Report de Sandvine) – generó una carrera en la que se apuntaron las grandes compañías de la industria del entretenimiento. De allí las megafusiones de Disney y Fox, en diciembre de 2017, y la más reciente, en junio de este año, de AT&T y Warner Bross, que ajustan sus costos y suman contenidos para un mercado global e insaciable. También se alistan las high tech: Amazon Prime Video, que todavía no llegó a América Latina, y Apple que anuncia su lanzamiento en 2019 con un servicio que será gratis para sus usuarios de IPhone, iPad, Mac o Apple TV.
Sin embargo, no todas son estrellas en la nube ni promesas de superproducciones de esas que nos dejan hundidos en el sofá. The New York Times titula: “La audiencia de Netflix se multiplica, pero también sus deudas” y recoge el testimonio de una especialista para quien “el modelo de negocios parece insostenible” (26/10/18). Según la nota, Netflix gastó 11,7 mil millones de dólares en contenido nuevo y sus ingresos fueron de 14,9 mil millones. La diferencia se consume en marketing y el resto de sus operaciones, por lo cual debe pedir prestado. El año pasado se calculaba su deuda en 20 mil millones de dólares (BBC, 04/08/17).
No se trata de un caso aislado. La crisis afecta a todas las FAANG –Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google–, las dueñas de Internet, que atesoraban las apuestas de la Bolsa y comenzaron a mostrar los primeros síntomas de una agonía. En julio, la prensa mundial acusaba sorpresa por la caída de las acciones de una de ellas: “Qué hay detrás del espectacular desplome de Facebook en bolsa, la mayor caída de la historia para una empresa en un solo día” (BBC, 27/07). Entonces la explicación parecía estar demasiado a mano: todo era el resultado del escándalo por la filtración de datos de miles de usuarios de la red social a la empresa Cambridge Analytica.
La crisis se viraliza
Sin embargo, tres meses más tarde, la situación se extendía a otras compañías: “El tropiezo de Amazon y Google en Bolsa alimenta la caída del sector tecnológico” (El País, 26/10/18). Y en noviembre daban cuenta del derrumbe en estos términos: “Las malas noticias arrastraron primero con fuerza a Lumentum, que se hundió un 30%, y posteriormente a Apple, que cerró con un desplome del 5%. Pese a ello, la firma de la manzana no fue la que más cayó entre las grandes tecnológicas; ese dudoso honor lo asumió Twitter al ceder hasta un 6,07%. Por detrás, Amazon también experimentó una fuerte caída (-4,44%), seguidas por Netflix (-3,1%), Alphabet (2,58%) y Facebook (-2,35%)” (La información, 13/11/18). De conjunto, las pérdidas se calculan en alrededor de medio billón de dólares.
Los protagonistas, detrás de las FAANG, son los más grandes fondos especulativos del mundo –entre los que figura BlackRock, popularizado aquí por el fugaz Toto Caputo–, que ahora corren “hacia valores en los que ven más potencial u optan por mantenerse al margen” (El País, idem). Tal el caso de Magallanes Value Investory, que huye de las grandes compañías para apostar por las chicas; o el de Bridgewater Associates, que compra acciones de los emporios tecnológicos chinos: Baidu, el equivalente de Google, y Alibaba, de Amazon (El Confidencial, 12/10), sobre los cuales también se informa que han sufrido caídas espectaculares.
La guerra entre China y Estados Unidos
Las causas de esta crisis, entonces, se buscan en otra parte. Algunos señalan que las acciones están tan infladas que podría repetirse el estallido de la burbuja de las punto.com que se produjo a principios de siglo (recordemos el desplome de la vieja Aol-Times Warner), pero la mayoría de los medios internacionales coloca como centro del problema la guerra económica entre Estados Unidos y China.
Los choques entre las políticas proteccionistas de Trump y los intereses globales de las FAANG fueron escalando con las críticas del gobierno ante una “supuesta distorsión de los resultados de búsqueda en favor de las organizaciones de medios de comunicación de izquierda” (The Verge, 30/08) y contra The Washington Post (propiedad de Jeffrey Bezos, dueño de Amazon), con las amenazas de denunciar el poder de compañías como Amazon, Facebook y Google como una "situación muy antimonopolio" (idem) y, sobre todo, con aplicar tarifas a los componentes chinos con los que operan estas empresas estadounidenses.
Se preanuncia, además, un nuevo salto tecnológico: la inteligencia artificial y, por consiguiente, una nueva carrera en la que China lleva la delantera. Zhu Long, el presidente de Yitu, la principal compañía del mundo de IA, declara en clave de ciencia ficción: “La inminente llegada de las redes 5G propiciará la creación del Internet de las cosas, en el que los objetos podrán comunicarse entre sí. Esta conectividad, combinada con la inteligencia artificial, el big data y la robótica, terminará creando un mundo en el que será necesario redefinir lo que significa ser humano” (El País, 5/11).
Con todo, más que el diseño de un mundo idílico tramado por las nuevas tecnologías que reemplazaría el existente, lo que se advierte es la inminencia de nuevas confrontaciones que amenazan convertir el mundo humano en un volcán.