Feminismo anticapitalista, ¡que así sea!


Un grupo de catedráticas, mayoritariamente de Estados Unidos, ha publicado un llamado haciendo referencia a una nueva ola de feminismo que se ha abierto en el mundo y planteandoque dicho movimiento se inscriba en una estrategia anticapitalista: “Aunque el disparador inmediato de la respuesta masiva del 21 de enero fue la misoginia explícita de Trump, el ataque contra las mujeres (y toda la población trabajadora) antecede por mucho a esta administración”, señala certeramente la declaración.


 


El texto se encuentra motorizado por las masivas movilizaciones de mujeres que han conmovido al mundo, entre ellas la que se produjo en EE.UU. el 21 de enero, colocando a más de 2 millones de personas en las calles. La explosividad de la protesta, allí y en otros países, ha colocado a las firmantes en una honesta y verdadera reflexión: cómo hacer para impulsar un movimiento de masas con una orientación que, como ellas plantean, represente un “feminismo del 99%”.


 


Una de las firmantes, Cinzia Arruzza, escribía en un medio digital: “El hecho más notable acerca de la marcha de mujeres es la participación masiva de personas sin experiencia política previa, ni participación en la protesta. Este hecho por sí solo, más allá de las limitaciones políticas que han caracterizado a la convocatoria de la marcha y su representación pública en los medios de comunicación, debería ser una razón para el optimismo, así como una invitación a pensar seriamente acerca de cómo mantener el impulso y sobre las formas en que las movilizaciones de las mujeres pueden actuar como un disparador para el nacimiento de un movimiento de masas; hacer frente no sólo a las políticas de la derecha agresiva de la administración Trump, sino también los efectos del neoliberalismo y el racismo institucional en la vida de millones de mujeres y la clase trabajadora en general” (Novara Media, 01/02) 


Cinzia Aruzza es italiana y desarrolla su actividad profesional como profesora de New School for Social Research de New York. Nuestra organización, el Plenario de Trabajadoras, incluyó un texto de esta académica y activista en un libro de textos seleccionados que publicamos hacia el Encuentro Nacional de Mujeres de 2016 titulado “La lucha socialista por la emancipación de la mujer”. La publicación de Arruzza, “Reflexiones degeneradas: patriarcado y capitalismo”, retoma el hilo de un debate relativo al vínculo entre patriarcado y capitalismo en el cual la autora caracteriza que el patriarcado no existe como un sistema autónomo ya que la opresión de género, así como la opresión racial, son parte integral de la sociedad capitalista, “a través de un largo proceso histórico que ha disuelto anteriores formas de vida social”.


 


La declaración actual busca imprimir al Paro Internacional de las Mujeres del próximo 8 de marzo, una orientación anticapitalista e independiente, alejada de cualquier conciliación con el “feminismo corporativo”, como el que se manifiesta en la virtual conducción de ex funcionarias del Partido Demócrata en el enorme movimiento de mujeres que se pone en pie. En contraposición a estos sectores, proponen atender un programa de clase, en defensa de las mujeres, los inmigrantes y la clase obrera en general: “el feminismo lean-in y otras variantes del feminismo corporativo nos ha fallado a la inmensa mayoría de nosotras, que no tiene acceso a la autopromoción y el progreso, y cuyas condiciones de vida solo pueden mejorar a través de políticas que defiendan condiciones de vida dignas, aseguren los derechos reproductivos y garanticen los derechos de las y los trabajadores”.


 


Inspiradas en el “Ni Una menos” de Argentina


 


“Al plantear un feminismo para el 99%, nos inspiramos en la coalición argentina Ni Una Menos”, señalan en el texto, y explican qué es lo que las acercó al movimiento en nuestro país: “la violencia contra las mujeres, como ellas la definen, tiene muchas facetas: es doméstica, pero también del mercado, de las relaciones de propiedad capitalista, y del Estado”.


 


Este entusiasmo por el movimiento en la Argentina, ratifica algo que hemos marcado: el esfuerzo realizado aquí para no limitarnos a describir un fenómeno cultural, sino para unir la cultura machista y misógina al régimen social de explotación y a su Estado, que se sirve de estos vínculos y de estas prácticas como un enorme instrumento de disciplinamiento social y como pata fundamental de la precarización y la esclavización laboral; es decir, como un instrumento del capital para incrementar su tasa de beneficio en medio de una bancarrota capitalista mundial sin precedentes. 


 


Los esfuerzos por señalar la responsabilidad del Estado se han encontrado con no pocas oposiciones, sencillamente porque como ocurre en Estados Unidos, cierto sector del “feminismo corporativo” al decir de estas mujeres, o del “feminismo estatal” como lo llama la feminista  italiana Silvia Federici, actúan al interior del movimiento para encauzarlo políticamente según el interés de sectores que se benefician a la sombra del Estado.


Sin embargo, la denuncia contra el régimen social responsable de la opresión contra la mujer es inevitable: es lo que muestra que el movimiento masivo es peligroso para el poder de la burguesía y de la Iglesia. 


 


La declaración viene a cumplir un rol fundamental en el firmamento de la rebelión internacional de las mujeres.


Debemos garantizar desde hoy la acción internacional que coloque todas las demandas de las mujeres trabajadoras, desde la referida a los derechos sexuales, pasando por los derechos laborales y materiales, fundamentales para hacer consciente la necesidad de la independencia social y política de las mujeres y de su lucha por la emancipación y la libertad, convirtiendo al Paro Internacional de las Mujeres en otro hecho de carácter histórico.


 


¡Viva el Paro Internacional de las Mujeres!