Fiat: La agonía del capitalismo italiano

Muchas veces se ha dicho que Fiat es el corazón del capitalismo italiano; a la luz de las últimas noticias, en Turín, sede histórica de Fiat, se busca urgentemente un cardiólogo.


Con una deuda de 5.900 millones de dólares y en aumento; con pérdidas, en el primer trimestre de este año, de 480 millones de dólares (que se suman a los 400 millones perdidos el año pasado); con la calidad de su crédito degradada (lo que implica una carga financiera mayor); con sus ventas y su cuota de mercado en agudo retroceso (este año, las ventas de automóviles en Europa cayeron un 4%; las de Fiat, el 17%…); con sus productos compitiendo con los modelos asiáticos “baratos” (y no, como hasta hace poco, con los más sofisticados modelos franceses y alemanes); con sus acciones en el nivel más bajo de la última década, un derrumbe accionario del 43% en los últimos seis meses y un colapso de su capitalización (cayó de 17.300 millones de dólares a sólo 8.000 en apenas dos años), “el panorama de Fiat es más sombrío que nunca” (The Wall Street Journal, 30/4).


Los intentos de reducir sus costos han fracasado. Ahora se plantea trasladar algunas de sus fábricas más importantes a Turquía y Polonia (lo que significará el despido de 3.000 trabajadores) y acelerar la venta de algunos de sus activos más importantes, como la escudería Ferrari y su división de maquinaria agrícola. Pero, como a pesar de la sangría difícilmente pueda reducir sustancialmente sus niveles de deuda, crecen las especulaciones de que Fiat se retiraría del negocio automotriz. No se trata de una sacudida menor: Fiat es el sexto productor mundial de automóviles.


La norteamericana GM ya posee el 20% del capital accionario de Fiat y podría hacerse cargo del 80% restante en julio del 2004; la delicada situación de Fiat despertó rumores que esta venta podría adelantarse, siempre y cuando la compañía aceptara un precio más bajo. Pero GM anunció que no renegociará el contrato (que le permite comprar el 80% del capital de Fiat en 2004) ni adelantará capital a la empresa italiana. La razón no es sólo que GM acaba de comprar al quebrado pulpo coreano Daewoo; por sobre todo, es que cuanto más deje caer a la Fiat, más barato le saldrá su copamiento.


Desplazada del negocio automotriz, Fiat se concentraría en el negocio de la energía. El mismo camino siguen otros grandes pulpos italianos, como Pirelli, concentrado en la telefonía dentro de Italia, o Benetton. Es que, “frente a las dificultades de la competencia internacional, las empresas italianas se concentran en áreas bien protegidas” (Corriere della Sera, 26/4). Pulpos de la envergadura de Fiat u Olivetti se están viendo obligados, como los “pichis” Macri o Soldati, a refugiarse en los servicios “protegidos”; pero como lo demuestra la experiencia argentina, esto es la antesala de la quiebra.


Sin músculo financiero o tecnológico, respaldado por un Estado en quiebra, el capitalismo italiano enfrenta una lenta agonía, en la que será despedazado por sus rivales capitalistas más fuertes.