FIAT Mirafiori: Los trabajadores vuelven a chiflar a los burócratas


Volvió a ocurrir. Como en diciembre de 2006, los trabajadores de la Fiat de Mirafiori –la planta más importante del grupo en Italia, con gran tradición de lucha sindical– volvieron a chiflar a los dirigentes de las tres centrales sindicales que se presentaron a una asamblea en la fábrica.


Los burócratas se presentaron a defender el “acuerdo sobre el bienestar social” que alcanzaron con el gobierno y la Confindustria. El acuerdo, que eleva la edad jubilatoria y mantiene en pie las leyes de precarización, será sometido a referéndum de los afiliados de las tres centrales.


Los intentos de los burócratas por explicar lo inexplicable se enfrentaron con los silbidos, las burlas, las preguntas que no pueden responderse.


Cuando el dirigente de la UIL dijo que “también él esperaba más del acuerdo, pero que con la mayoría (el gobierno) existente es lo mejor que se puede obtener”, un trabajador le gritó en la cara: “Si no pueden hacer nada, ¿para qué se quedan?”.


Cuando Morena Piccini, de la secretaría nacional de la CGIL, comenzó a hablar, comenzaron los silbidos. A duras penas logró hacerse oír. Un obrero la interrumpe para pedirle hablar. Piccini le pasa el micrófono... que nunca volvió a sus manos. “Pasará de mano en mano entre los obreros, y con cada pasaje las intervenciones son cada vez más duras. La palabra ‘desilusión’ se repite cientos de veces” (Corriere della Sera, 2/10).


Gianni Rinaldini, secretario nacional de la Fiom, también estuvo en la asamblea. La Fiom se pronunció contra el acuerdo, pero Rinaldini no habló en contra de este sino a su favor. Es que la dirección de la CGIL lo había designado para representarla en la asamblea. Sin embargo, ningún otro dirigente de la Fiom se presentó en Mirafiori para decir lo que Rinaldini no podía: las razones para oponerse al acuerdo. 


“¡Acá tendría que estar Epifani (secretario general de la CGIL), no Rinaldini!”, grita un obrero. Rinaldini no fue chiflado por los trabajadores.


La asamblea de Mirafiori deja en claro la opinión de los trabajadores sobre el acuerdo entre Prodi, la Confindustria y la burocracia sindical.