Francia: Crece la crisis industrial

También, la reacción obrera

A finales de enero, una delegación de varios centenares de obreros de la planta Aulnay de Peugeot, que vienen ocupando la planta contra su cierre, se trasladaron a la fábrica vecina de Renault en Flins. Allí se reunieron con sus trabajadores, que vienen enfrentando la amenaza de despidos e incluso el cierre de la planta. Renault acaba de anunciar la supresión, a completarse en 2016, de 7.500 puestos de trabajo -el 14% de la fuerza laboral de la empresa en Francia. Esta medida llega luego de la pérdida de 4.000 puestos de trabajo en los últimos dos años. Si no se cumple con este objetivo, la empresa amenaza con el cierre de dos de las ocho plantas que funcionan en Francia.


El anuncio de Renault se produce días después de la puesta en marcha de la reforma laboral acordada entre el gobierno, las cámaras empresarias y las centrales obreras (que debe ser refrendada en el parlamento). La reforma le otorga a las patronales un poder muy amplio para rebajar los salarios, modificar las condiciones de trabajo y también dejar en la calle a trabajadores, amparándose en la crisis industrial en curso.


Las patronales no han perdido el tiempo en la materia. Goodyear ha anunciado el cese sus actividades en Francia, despidiendo a 12.500 trabajadores. Quinientas grandes firmas están llevando adelante cierres o recortes en su producción o prestación de servicios. Entre ellas se encuentran Pilpa, Bigard, Crédit Agricole, Faurecia, Fnac, Ford, Fralib, Samsonite, Sodimedical, Sanofi, Sony, Laleo, ZF, Coca Cola, Mark Serrono, y Arcelor Mittal.


Los trabajadores de Aulnay-Peugeot siguen con su ocupación, desafiando el enorme operativo policial que montó la patronal para retomar el control de la planta. Las centrales obreras que no firmaron la ‘reforma laboral’ -como CGT y FO- no han evidenciado el menor interés en derrotarla. La CGT actúa como segundo violín de las negociaciones. El Frente de Izquierda, que integran el PCF, los socialistas disidentes y los que abandonaron al NPA, se limitan a la escaramuza parlamentaria con un proyecto que impediría cierres de empresas con más de 250 empleados (con menos no importa).


Francia enfrenta una crisis industrial gigantesca, junto a Italia y España -a la que pronto se unirá Alemania, que pretende salvarse a costa de sus aliados.