Francia: dos meses de combates masivos

La movilización en Francia contra la nueva ley de jubilaciones continúa, mientras el gobierno, por un lado, y las direcciones sindicales y políticas, por el otro, tratan de cerrar este episodio fundamental de la lucha de clases en Francia y en Europa. No se puede saber qué tendencia va a predominar en lo inmediato; está claro, sin embargo, que estamos ante un movimiento fundamental de los explotados y la población frente a la política de las clases dominantes en la crisis capitalista.

La huelga general

La Intersindical, reunida el jueves 21, decidió dos nuevas jornadas nacionales de manifestaciones para el jueves 28 y el sábado 6 de noviembre. En realidad, trata de enterrar el movimiento. El eje del proceso de luchas está pasando por las huelgas a nivel local y por sector, en los bloqueos, en la movilización estudiantil, en la agitación callejera. Debido a la política de las direcciones, la situación es díficil, pero el impulso de masas es enorme.

En el momento de redactar esta crónica, la huelga reconductible (huelga cuya continuación se vota en asambleas generales cada mañana) continúa en nueve de las doce refinerías de petróleo, y el gobierno levanta los bloqueos con la represión y la requisición de trabajadores. En algunas unidades, los activistas han logrado renovar los bloqueos. En Bélgica, los trabajadores bloquearon una refinería que abastecía los camiones franceses. En los ferroviarios, las huelgas continúan con menos intensidad. En Marsella, los obreros de la basura levantaron el movimiento, que se mantiene en otros sectores de la ciudad y en otras ciudades de provincia. La educación pública y privada se encuentra en vacaciones. En su conjunto, las huelgas reconductibles son menos numerosas. Ninguna confederación llamó a apoyar y extender esas huelgas y el llamado a la jornada del jueves ni siquiera las menciona, incluso hay una condena a los bloqueos en la frase que indica que las organizaciones sindicales se “preocuparán del respeto de los bienes y las personas”. El llamado no fue firmado por Solidarios y Fuerza Obrera -dos centrales sindicales menores.

Uno de los rasgos del movimiento es, entonces, la oposición cada vez más abierta entre las direcciones nacionales y las acciones locales y sectoriales de huelga y movilización; y entre las confederaciones y los equipos de militantes de los sindicatos locales y regionales, en especial en la CGT.

Los estudiantes están nuevamente en la calle, a pesar de la semana de vacaciones. En París, varios centenares se concentran delante del Senado y hubo manifestaciones en ciudades de provincia. Diversas universidades en funcionamiento, como la Sorbona, Lyon, Rennes están cerradas por bloqueo o por decisión administrativa, para impedir las asambleas. No se está al nivel del movimiento de 2006, pero las asambleas, huelgas y manifestaciones han ganado ya a decenas de miles de estudiantes, varios centenares de escuelas y decenas de universidades. Una jornada nacional está llamada para el jueves 4, al final de las vacaciones.

Resulta díficil precisar si este impulso podrá renovarse con las jornadas del 28 de octubre y del 6 de noviembre, así como con el final de las vacaciones escolares.

La apuesta de todas las fuerzas del orden constituido es que la energía militante se agote aunque sea momentáneamente.

La negociación y la crisis política

En la noche del lunes se pudo asistir en la televisión al despliegue de esta tentativa de apaciguamiento. El secretario general de la CFDT propuso a la presidenta de la organización patronal CNFPT que se inicien las negociaciones sobre el “empleo de los seniors y de los jóvenes”, porque la ley de jubilaciones es un hecho. La presidenta Parizot acepta y agrega enseguida que es “hora de pasar a otra cosa”. El secretario general de la CGT, que asiste a la apertura de estas supuestas negociaciones, agrega a su manera que “los temas planteados por este movimiento no están cerrados, cualesquiera que sean los episodios de los próximos días”.

Es significativo que el gobierno no haya estado a la iniciativa de este episodio. Su política ha fracasado, aunque la ley termine por aprobarse el día de mañana en la Asamblea Nacional. La calidad de árbitro de Sarkozy está en el último sótano. Son las direcciones sindicales y no la represión, ni las gesticulaciones del gobierno, las que pueden lograr el ahogo provisorio del movimiento. Las organizaciones patronales están diciendo esto mismo.

La debacle política del gobierno es tan profunda que ya han comenzado las burlas sobre el primer ministro que debería ser nombrado el 15 de noviembre, Jean-Louis Borloo. Además de afecto al vino rosado, tiene la manía de hablar larga y confusamente, con tal de no tomar decisiones. Sarkozy ya no puede gobernar como antes y no sabe cómo hacerlo de otra manera.

El presupuesto 2011 está en curso de discusión. La oposición de izquierda acompaña esta actividad parlamentaria con toda normalidad, como si no tuviera vínculo con la agitación social y la crisis política. Sin embargo, se trata de un presupuesto diferente a los anteriores, porque impone una disminución brutal de los gastos y un aumento de impuestos. Será seguido de la ley de seguridad social, que disminuirá las prestaciones y aumentará el costo de la atención médica para la población. El gobierno vive con el espectro de una degradación de la deuda pública por parte de las calificadoras financieras. Sus finanzas se sostienen por los préstamos y la compra de la deuda pública por parte del Banco Central Europeo, a bajo interés. Un cambio derribaría, además de la deuda estatal, a la montaña de papeles que sostiene a las empresas y la riqueza de los acomodados.

El capitalismo francés y su régimen político no encuentran un modo de intervención y arbitraje.

¿Cómo continúa esta lucha?

Los miles y miles de activistas obreros y juveniles han encontrado por ahora los recursos políticos y organizativos, así como la energía suficientes para lanzar y volver a lanzar el movimiento hacia la huelga general y la manifestación callejera, una y otra vez durante dos meses. ¿Podrán hacerlo durante los próximos diez días? Nuestra apuesta, como la de las decenas de militantes con los que trabajamos cotidianamente, es que “sí”. Manifestaciones callejeras, bloqueos, movilización estudiantil, comités locales de lucha, huelgas son más que nunca los movimientos prácticos hacia la huelga general, el retiro del proyecto y la derrota del gobierno. Hay que organizarse con estas perspectivas para intervenir en las próximas jornadas.