Francia, “el amotinamiento social”


El primer ministro francés, Dominique de Villepin, creía estar sumando puntos para ganar la candidatura presidencial de la derecha, pero las encuestas lo han devuelto a la realidad: se encuentra “en caída libre” (El País, 3/3). Para otras encuestas, un tercio de los franceses quiere que el presidente Jacques Chirac renuncie anticipadamente (L’Express, 22/12/05).


 


La fragilidad del régimen político francés es manifiesta. El gobierno es repudiado masivamente y los dos partidos “oficiales”, la derechista UMP y el Partido Socialista, se encuentran divididos en innumerables camarillas internas.


 


Siete millones de franceses viven “por debajo de la línea de miseria”; tres veces más que hace cinco años. La desocupación es del 10% y está en aumento; entre los jóvenes trepa al 25% (40% entre los no calificados). Cuatro millones de trabajadores están precarizados con “contratos basura”; el 80% de los poquísimos empleos que se crean son precarios. El 92% de los asalariados “no llegan” a fin de mes.


 


Con la excusa de “crear empleo”, Villepin impuso dos nuevos modelos de “contratos basura”. Los sindicatos y las organizaciones estudiantiles llamaron a una “jornada de acción” para el 7 de marzo contra estos “nuevos” contratos.


 


El crecimiento económico es anémico; la deuda pública “está fuera de control” (Le Nouvel Observateur, 23/1). La burguesía francesa, sin embargo, logró el año pasado beneficios espectaculares; gracias a su “internacionalización”, el 80% los obtuvo fuera de Francia. La burguesía se enriquece liquidando empleos en Francia y fugando capitales.


 


Un sociólogo caracteriza a este cuadro de tensión social extrema como un “amotinamiento social” (Le Monde, 19/2). Pero la principal preocupación de la izquierda francesa son las elecciones que tendrán lugar dentro de un año y medio.


 


Lutte Ouvriére fue el primer partido de Francia en designar su candidato. El congreso del Partido Comunista discutió si apoyará al PS en el primer turno o presentará un candidato propio. La cuestión de las candidaturas fue, también, el único tema de debate del congreso de la Liga Comunista Revolucionaria, sección francesa del Secretariado Unificado, como han podido comprobar nuestros lectores en el balance presentado por el dirigente de una de sus tendencias minoritarias (Prensa Obrera Nº 932, 2/2).


 


La izquierda francesa le dio la espalda a la rebelión juvenil de noviembre pasado y en la gran crisis de abril de 2002 votó a Chirac como ‘mal menor’.


 


Cuando se acumulan en Francia los condimentos de una gigantesca explosión popular, es necesaria una campaña de agitación política amplia y sistemática con un programa de salida obrera y socialista a la crisis. O sea: “¡Fuera Chirac!, que gobiernen los trabajadores”.