Francia: el derrumbe del Partido Socialista

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Los resultados de las elecciones municipales en Francia tienen un valor que va más allá de lo local.

La votación del Partido Socialista cayó en picada. La abstención, de casi el 37%, creció en forma diferencial: más marcada en los sectores que votan a la izquierda, entre los trabajadores y los jóvenes, y en los barrios pauperizados.

Resultados

El otro elemento significativo fue el aumento de la votación del Frente Nacional, el partido de la derecha. El FN integra el bloque patronal que plantea llamar a un referendo acerca de la continuidad del euro. Europa atraviesa una deflación creciente.

Por su parte, el Frente de Izquierda retrocede. El Frente no se pudo presentar como tal en las elecciones. En París, en particular, los comunistas fueron en la misma lista que el PS, mientras el PG -Partido de la Izquierda del candidato a presidente Melenchon- se presentó con sus propias listas. Tuvieron un agrio enfrentamiento público por la utilización del logo del Frente.

Las elecciones mostraron que en el Frente existen diferencias importantes. La dirección del PC sigue una política de acompañamiento del gobierno, mientras el PG trabaja por una recomposición parlamentaria con la izquierda del PS y los ecologistas. Las dos variantes del Frente de Izquierda tienen un acuerdo estratégico: ahogar los movimientos de ruptura con el gobierno y disciplinar el movimiento obrero para impedir una lucha contra la política de Hollande.

Cada vez que el PS llega al gobierno nacional, las elecciones locales le dan la victoria a la derecha. Luego de las expectativas de un gobierno de “unión de izquierda” y de Frente Popular, viene la resaca. La derecha tradicional vuelve a levantar cabeza.

Ahora el diagnóstico es más serio. Un gobierno socialista aplica un programa capitalista de austeridad y se hunde políticamente. Sectores de la pequeña burguesía y fracciones de la clase obrera se encolumnan electoralmente detrás de una política reaccionaria. El movimiento obrero resiste la política de austeridad y de miseria social en forma disgregada y está ganado por la desmoralización. Los sectores más militantes tienen enormes dificultades para agruparse y darse una política independiente.

El NPA de Olivier Besancenot tuvo una presencia muy reducida en las elecciones -en muchos casos con una fisonomía de “unión a la izquierda del PS”, con un programa y un agrupamiento diluidos. Lutte Ouvrière se planteó una presencia puramente testimonial, sin objetivos y sin repercusión.

La segunda vuelta del 30 de marzo le dio a Hollande la victoria en París. Un suspiro. Al día siguiente, Hollande formó un nuevo gabinete de neto corte derechista, que quiere acabar con los derechos laborales y acentuar la represión a los inmigrantes y todas las formas de discriminación.


Marcelo Grama