Internacionales
7/7/2007|896
Francia: El referéndum, en crisis
Sobre la Constitución Europea
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El próximo 29 de mayo debe realizarse en Francia el referéndum sobre la llamada Constitución Europea. Una serie de encuestas y previsiones dan como ganador al “No”. La operación del referéndum (cuando la aprobación podía haber quedado a cargo del Parlamento) había sido decidida por el presidente Chirac, en acuerdo con la dirección del Partido Socialista. Pareció en su momento que el triunfo del “Sí” estaba garantizado. En diciembre, una votación interna en el PS le dio el triunfo al “Sí” en una relación de 60-40.
Cuatro meses más tarde, se estima que la maniobra de Chirac y Hollande (jefe del PS) puede acabar en una catástrofe. ¿Qué es lo que ha pasado?
Una de las razones del progreso del “No” es que la dirección del principal partido burgués, la UMP, el partido de Chirac, está ahora dominada por Sarkozy. Las diferencias entre ambos, además de las ambiciones de cada uno, incluyen la relación con el imperialismo norteamericano y la naturaleza y el nivel de la autonomía europea. Sarkozy no lloraría demasiado por una derrota de Chirac, aunque quiere evitar la crisis. Es también un capítulo de la impasse que está sufriendo la formación de un capital de alcance europeo y del lugar del imperalismo francés.
Una rebelión social y política
Lo singular de lo que está sucediendo en Francia es que esta votación será, a la vez, un repudio a la Unión Europea, al gobierno francés de Chirac-Raffarin y a la dirección del Partido Socialista.
La clase obrera francesa y la población explotada vienen sufriendo una degradación de sus condiciones de vida y un agravamiento de la explotación capitalista desde 1995. Las derrotas de 2003 y 2004 -jubilaciones y seguridad social- acentuaron el retroceso. Pero una movilización muy importante este año y las manifestaciones del 10 de marzo, que reunieron un millón de trabajadores, con la participación de sectores nuevos, reabrieron el combate. Otro rasgo importante ha sido la intervención de la juventud contra la política educativa del gobierno. A pesar de su aislamiento y de que la izquierda y los sindicatos docentes aceptaron la sanción de la nueva ley de educación secundaria, los jóvenes continuaron con sus asambleas y manifestaciones callejeras, y pasaron incluso a organizarse en comités de base y coordinadoras. Emerge una nueva generación militante. Al mismo tiempo, se producen huelgas en diferentes fábricas y sectores. La oposición a las políticas capitalistas es general.
Mientras tanto, se acentúa el sometimiento de la izquierda a las necesidades políticas y económicas del régimen del capital. Las direcciones sindicales prácticamente renunciaron a defender la seguridad social. La dirección de la rama de la electricidad de la CGT aceptó la privatización de EDF. El Partido Socialista ha hecho bloque con Chirac en momentos clave, comenzando por su elección en la segunda vuelta en abril de 2002. La socialdemocracia europea es coautora de la Constitución y cogobierna Europa.
La Unión Europea y su construcción son un ejemplo acabado de esta colaboración. La rebelión de la población se expresa en el repudio masivo al proyecto de Constitución. Es posible que el punto de viraje haya sido la victoria de la moción por el “No” en el Consejo Confederal de la CGT, en el mes de febrero, en contra del secretario general. Es un hecho sin antecedentes en la CGT, y la protesta no fue organizada por el Partido Comunista u otras fuerzas, sino que es una expresión de la oposición a la política que condujo a las derrotas de 2003 y 2004 y a un retroceso histórico de los sindicatos.
A la izquierda de la izquierda
La campaña por el “No” había sido lanzada a comienzos de octubre y no tuvo mayor significación hasta febrero-marzo. Era una nueva versión de los ensayos de acuerdo político entre los partidos y fracciones que están a la izquierda del PS. Comprende a la LCR, los independientes, los miembros de Attac y del movimiento alterglobalizador, y a dirigentes del PC. En el PS se preparaba el plebiscito interno.
El llamamiento por el “No” (de la Fundación Copernic) critica el Tratado Constitucional en nombre de una Europa “social y democrática” y guarda silencio completo sobre el gobierno de Chirac-Raffarin. Describe una versión “progresista” de la construcción europea.
Este llamamiento ha caído ahora un poco en el olvido, pero nos indica cuál es el contenido programático de la oposición de izquierda al Tratado Constitucional. Plantea la lucha contra el liberalismo, pero no ataca al régimen capitalista. Es la constatación de una quiebra política.
La movilización popular y el desarrollo de la oposición al gobierno y a la maniobra referendaria de Chirac-Hollande dieron lugar a un realineamiento de fuerzas. La dirección del PC lanzó una campaña con un sector de dirigentes del PS, que acaba de recoger el apoyo de la LCR. Del llamamiento de Copernic hemos pasado a un agrupamiento político que pretende nuclear a toda la izquierda que no coincide ahora con la dirección del PS. El bloque por el “No” pretende prolongarse más allá del 29 de mayo y pesar sobre el PS en la definición de una nueva alianza y en la formulación de un programa de gobierno. El jueves 14, el Partido Comunista convocó su gran mitin de campaña y los oradores fueron la secretaria general, Marie Georges Buffet; el líder socialista Melanchon (ambos, ex ministros del gobierno de Jospin) y Besancenot, de la LCR. La secretaria general pudo proclamar que se prepara así la “futura victoria de la izquierda en 2007”, es decir un nuevo gobierno de sometimiento al capital. No fue casualidad que en el mitin se haya aplaudido estruendosamente a Fausto Bertinotti, secretario de Refundación Comunista, que acaba de decidir ingresar al futuro gobierno Prodi. Por su lado, la LCR ha lanzado un programa de “10 medidas de urgencia”, compatible con un gobierno del PS, para tratar de darle una cobertura de izquierda.
Hemos pasado así de una plataforma sobre la construcción europea a las formulaciones sobre el futuro gobierno unitario.
Lo más importante que define este nuevo agrupamiento es el abandono de la lucha contra el gobierno y de la perspectiva abierta por las movilizaciones del 10 de marzo. Toda la perspectiva que ofrece es el triunfo del “No”. Esto conduce al movimiento a una opción fatal, porque si el “No” es derrotado se usará el hecho para desmoralizar cualquier movilización social. Si triunfa, se abrirán las compuertas para poner en primer plano las maniobras políticas con vistas a las presidenciales de 2007.
La izquierda de la izquierda presenta una versión de la “unidad” que hace desaparecer la práctica del frente único de acción para golpear al capitalismo y su régimen hasta donde sea posible -y se puede ir muy lejos-, por un acuerdo supuestamente programático que es una forma de adaptación al poder burgués, al electoralismo y a la continuidad del capitalismo. Se quiere romper la hegemonía electoral del PS con la finalidad de participar en un futuro gobierno del PS.
Estas definiciones políticas se justifican en versiones oportunistas de la oposición al neoliberalismo y la construcción europea o del significado de la caída del Muro de Berlín. Impulsan una práctica opuesta a los intereses históricos de la clase obrera y a sus necesidades inmediatas de lucha contra el capital y contra los gobiernos de la burguesía.
La campaña por el “No” presenta este contenido contradictorio, entre las manifestaciones de la rebelión política y social de la población y las maniobras de la izquierda.