Francia en el punto de viraje

El martes 19 fue una nueva jornada de movilización callejera y de huelgas, con una creciente participación estudiantil; un nuevo escalón en la lucha. La clase obrera francesa está empeñada en un conflicto decisivo contra el gobierno y la burguesía. Es una respuesta de clase a la crisis capitalista y, precisamente por eso, plantea con una agudeza extrema las cuestiones centrales.

La política de Sarkozy tiene que imponerse en esta crisis o arriesgar su salida en helicóptero desde el Eliseo; diversos comentaristas rememoran el “Mayo francés”, que al año siguiente significó la partida definitiva de De Gaulle. Sarkozy ordenó personalmente, por este motivo, en el Consejo de Ministros en la mañana del miércoles 20, que los depósitos de nafta sean liberados por las fuerzas de seguridad. Indicó que la reforma será “llevada hasta el final” y se propone anunciarlo por la televisión el miércoles 27. La burguesía tiene en el gobierno, sin embargo, una dirección política sumida en la confusión, que sólo sabe apelar a la “firmeza”, ordenar la represión y convocar a la provocación -en el peligroso cuadro de un excepcional aislamiento político. Las direcciones sindicales están disponibles para la negociación. El diario patronal Les Echos afirma que el presidente Sarkozy tiene interés en mostrarle a las organizaciones sindicales “los signos evidentes de que la puerta del diálogo social sigue bien abierta”. Pero ninguna negociación puede devolverle a Sarkozy una capacidad de gestión política en el marco de la bancarrota mundial. La voluntad de capitulación de las direcciones sindicales y de la oposición es mucha -pero de nada les serviría apuntalar a un gobierno que ha perdido la capacidad de gobernar. Está planteada una reorganización política general.

La movilización obrera

Desde la semana pasada, la progresión y la consecuencia de la movilización contra el gobierno se manifestó en forma múltiple, diversa e intensa.

Por un lado, hubo un movimiento hacia las huelgas “reconductibles” que no ha cesado, sobre todo en los transportes y en la educación. La huelga en las refinerías de petróleo tuvo un impacto central desde el fin de semana, con miles de estaciones de servicio cerradas en todo el país. Por otro lado, se produjeron manifestaciones callejeras y ocupaciones de establecimientos. Los estudiantes de varios centenares de liceos se declararon en huelga y el movimiento comenzó a arrancar en las universidades. Los estudiantes estuvieron presentes por decenas de miles en las manifestaciones del martes 19.

Desde hace dos meses, el movimiento práctico de la clase obrera y de toda una capa de activistas sindicales ha tomado una dirección contraria a la política de “negociación” de las direcciones sindicales y de la izquierda. Esta brecha se va ampliando de semana en semana y está tomando un carácter explosivo. Hay un principio de desencadenamiento de las fuerzas elementales de las masas, que se manifiesta en que involucra a diversas clases sociales, para las cuales la jubilación es una reivindicación y, al mismo tiempo, un pretexto para salir a cobrarse todos los agravios que les inflinge la bancarrota capitalista.

La estructuración de los sectores combativos se está abriendo paso en ciertos gremios, localidades y ciudades. Se han sumado también los jóvenes de los suburbios, los más postergados y que fueran los protagonistas de las sublevaciones de los barrios en 2006. Ninguna de las direcciones sindicales nacionales hace campaña para apoyar las huelgas “reconductibles”. Dejan correr los acontecimientos porque no les queda otra alternativa, pero con la expectativa de que se agoten si el proyecto de ley que aumenta la edad jubilatoria pasa el voto del Senado. Hay indicaciones, sin embargo, de que éste postergaría la sesión correspondiente para facilitar una salida negociada. El remedio podría ser entonces peor que la enfermedad, porque crearía en las masas la expectativa de una capitulación inminente del gobierno. “Los opositores de la reforma no sólo se encuentran en la oposición, sino en la propia UMP, cuyos miembros están cansados del estilo no consensual, agresivo y maltratador del Presidente”. El Senado “podría decidir hacer descansar la ley y rediscutir algunos de sus contenidos” -asegura un cable de prensa.

La formación de comités intersindicales de huelga es una tarea central para nutrir el llamado y el movimiento hacia un Comité Nacional de huelga por la completa derrota del gobierno.

Una semana decisiva

La movilización callejera está en el orden del día. Los sindicatos estudiantiles llamaron a una nueva jornada de movilización nacional para el jueves 21. La constitución de coordinacionales locales toma forma en París y otras ciudades. Una coordinación universitaria nacional (sería la primera de este carácter) está prevista para el fin de semana en Rennes.

Los estudiantes acompañan las movilizaciones obreras en las calles, en diversas localidades de la región parisina y en las capitales de provincia. Son muy intensas en Tolosa y Marsella.

El jueves 21 se reunía nuevamente la intersindical. La Confederación de Cuadros anunció ya que se retiraba de la acción. El eje CGT-CFDT sigue esperando algún tipo de señal para diluir el movimiento, mientras el gobierno continúa las negociaciones con la CFDT para que se retire de ese bloque y de las protestas, como ocurriera en 2003. Habrá que ver. La central sindical Force Ouvriére y los sindicatos SUD no largan la presa en su empeño para que el proyecto de ley sea retirado.

El NPA con su llamado a “On bloque tout” (bloqueamos todo) y sus invocaciones a una “révolte global” (volante distribuido en la manifestación del martes) procura seguir la tendencia empírica del movimiento, pero en ningún momento ha delimitado el cuadro político de fuerzas ni una consigna política de conjunto. Lutte Ouvriére es más seguidista aún, a partir de que caracteriza que esta movilización gigantesca se desarrolla en un cuadro negativo de relaciones de fuerza -su tesis invariable del último cuarto de siglo, indiferente a los giros de la lucha de clases. De ahí su oposición declarada a la consigna de huelga general.

La nueva etapa está marcada por un enfrentamiento más duro con el gobierno y por mayores iniciativas de movilización. La cuestión es la huelga general, retiro del proyecto y la derrota del gobierno. En Marsella, la situación ya tiene características pre-revolucionarias. La organización de comités e intersindicales por este objetivo constituye la expresión de una tendencia hacia el gobierno de los trabajadores. El núcleo de este gobierno está presente en cada iniciativa de auto-organización, en cada iniciativa de acción directa, en cada señalamiento de centralización del combate -es la expresión inconsciente de una necesidad inmanente de la lucha y de sus condiciones históricas.

Las ‘jornadas’ son una tradición histórica francesa, pero a igual título que sus ‘asamblées’ y sus ‘comités’.

20 de octubre