Francia: hacia la huelga general

Crece la rebelión popular

El miércoles pasado, Francia despertó bajo el signo de la movilización y de las huelgas del día precedente. Están previstas nuevas acciones en un enfrentamiento social, reivindicativo y político, cada vez más agudo para los próximos días y semanas. La jornada de lucha más intensa, desde que comenzó la resistencia contra el aumento de la edad para jubilarse, tuvo lugar luego de que el Senado convirtiera en ley el proyecto que había sido aprobado en Diputados.

La movilización callejera del martes fue un tercio superior a la del pasado 2 de octubre. Este incremento es, en sí, un acontecimiento político. Las manifestaciones se distinguieron, esta vez, por la presencia de los jóvenes secundarios y de centenares de colegios en huelga, por la masividad en las ciudades de provincia (Toulouse, Bemfort, Toulon) y por su extensión a todo el país. Al mismo tiempo, a diferencia de la anterior, fue también una jornada de huelga en diversos sectores obreros, como las refinerías de petróleo y los medios de transporte (incluidos los camiones de carga).

Al día siguiente, la huelga fue "reconducida" por asamblea en la SNCF, en los transportes urbanos en capitales de provincia, en parte en París, en la enseñanza y en las destilerías de petróleo (se la declara cada 24 horas en asambleas diarias). Ocho de diez refinerías se encuentran en conflicto. Aparece la amenaza de la escasez de combustible. La huelga tiene un carácter masivo en la ciudad de Marsella. El puerto está bloqueado desde hace 18 días, en oposición a la privatización. A las huelgas en el transporte se han agregado sectores como los recolectores de basura y las cantinas escolares. La ciudad puede llegar a paralizarse en los próximos días.

Mientras el movimiento de huelga se difunde, hay un llamado de las confederaciones síndicales a una jornada de manifestaciones para el sábado próximo. Las direcciones de la CGT y la CFDT tratan de conservar el control del movimiento y persisten en sus ofertas de negociación. La marcha del conflicto, por un lado, y la política de las direcciones obreras y de la izquierda, por el otro, chocan cada vez más abiertamente.

El punto de viraje

El movimiento hacia la huelga general se manifiesta en la extensión de los conflictos "reconductibles" que, por ahora, se desarrollan de manera dispersa. En algunas localidades se han constituido comités de movilización. Estamos ante un salto cualitativo de la movilización, que profundiza al mismo tiempo sus contradicciones.
El gobierno persiste en su línea de enfrentamiento, sin abrir ninguna negociación. Su respuesta a la movilización del pasado 12 fue, precisamente, apurar el voto en el Senado del proyecto. El trámite legislativo estaría prácticamente concluido este fin de semana.

La reivindicación que esgrimen las direcciones sindicales como base de una salida negociada es la suspensión de algunas cláusulas del proyecto hasta 2015. Cherèque, de la CFDT, la reiteró el domingo; Thibault, de la CGT, insiste en que no ha clausurado las "negociaciones". Sintomáticamente, Dominique de Villepin, el ex canciller de Chirac, convertido en rival del presidente Sarkozy, lanzó otra vez esta salida política en la mañana del miércoles.

El recuerdo de la lucha por el CPE (contrato del primer empleo) de 2006 aparece una y otra vez. En ese momento, la agitación estudiantil obligó a las direcciones sindicales a mantener la movilización y provocó la derrota del gobierno Chirac-Villepin, que se vio obligado a retirar su ley, aunque ella ya había sido sancionada por el Parlamento.

Hay múltiples decisiones de sindicatos y de asambleas generales que exigen el "retiro del proyecto", y que declaran su voluntad de lanzarse a la huelga. Sin embargo, en las manifestaciones, en particular en París, no hay una consigna general de "retiro del proyecto". Los partidos Comunista, Socialista y de izquierda apoyan la línea negociadora de las burocracias de los sindicatos. Las confederaciones mantienen el control, aunque ahora con la dificultad de este movimiento de huelgas reconductibles. La ilusión de que el número y la unidad permitirán la derrota del gobierno es fuerte, con independencia de la orientación que sigan las burocracias obreras y pequeño burguesas.

Los próximos días estarán marcados por las huelgas en las destilerías y en el transporte ferroviario, y por la jornada callejera del sábado. Nada indica que habrá una salida negociada, o sea que se va a una crisis abierta. La repetición de manifestaciones lleva a un callejón sin salida, por eso emergen nuevas orientaciones, perspectivas y métodos de lucha y de organización. El movimiento obrero y la población están avanzando en un enfrentamiento cada vez más duro con el gobierno. Nuestra consigna es la huelga general y la formación de comités por lugares de trabajo, vivienda y estudio, y la formación de un Comité Nacional de huelga por la completa derrota del gobierno.