El gobierno francés acaba de ilegalizar el grupo de ultraderecha División Martel, acusándolo de “incitar a la violencia y al odio racial” y de realizar ataques contra migrantes.

El grupo, nacido en 2022, toma su nombre de un duque de los francos que se enfrentó a fuerzas musulmanas en el siglo VII. En los ’70 y ’80, a su vez, funcionó un grupo Charles Martel que efectuó una veintena de atentados contra objetivos árabes.

En las últimas semanas, la División Martel y otros grupos de ultraderecha ganaron las calles en distintos puntos de Francia, tras la muerte de un joven de 16 años, llamado Thomas, durante el ataque a una fiesta en la localidad de Crépol. Según el diario español 20 Minutos (28/11), el objetivo era “atacar a residentes de origen inmigrante, a quienes acusan de ser responsables de la inseguridad armada”.

El gobierno galo adopta su decisión de prohibir a la División Martel luego de años de tolerar el desarrollo de grupos fachistoides. La xenofobia, además, anida en el propio aparato del Estado: la ejecución en junio del joven de origen argelino Nahel a manos de la policía, durante un control vehicular, puso de manifiesto el racismo que atraviesa a esa institución y la opresión bajo la que vive, en barrios marginados, la juventud afrodescendiente. Durante las protestas por el crimen de Nahel, el gobierno de Emmanuel Macron detuvo a 3 mil personas.

Además, el gobierno persigue a quienes apoyan al pueblo palestino, prohibiendo manifestaciones y reprimiéndolas.

El combate y la derrota de los grupos fascistas solo provendrán de la organización de la clase trabajadora y los explotados. Es menester que en Francia y todo el mundo los trabajadores nos unamos como clase y sin fronteras para enfrentar las barbaries a las que nos condena el capitalismo. En esta etapa de guerras y revoluciones la salida es una, el socialismo.

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