Internacionales
20/4/2006|942
Francia: La movilización enterró el CPE
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La dupla Chirac-Villepin “retiró” el odiado CPE, el contrato basura que pretendía imponer una precarización generalizada a la juventud francesa. Tres meses de continuas y crecientes movilizaciones juveniles, con el respaldo cada vez más activo de la clase obrera, fueron necesarios para obligarlos a capitular.
¿”Objetivo alcanzado”?
El CPE será “retirado” pero toda la estructura precarizadora — que se corporiza en más de una docena de “contratos basura” en vigencia — sigue en pie. En primer lugar, la propia “ley de igualdad de oportunidades”, que autoriza el trabajo de “aprendices” desde los 14 años y el trabajo nocturno desde los 15. La ley establece, además, la llamada “responsabilidad parental”, por la cual los padres pueden perder los subsidios que reciben si sus hijos abandonan el colegio o tienen “problemas con la policía”.
Queda en pie, también, el “CNE” (“Contrato Nuevo Empleo”), un engendro igual al CPE (establece dos años de “prueba” durante los cuales el trabajador puede ser despedido sin causa) que beneficia a las empresas de menos de 20 empleados.
Sobre todo, queda en pie, como un cadáver sin sepultura, el gobierno de la precarización.
En oposición a la Intersindical, la Coordinadora formada por delegados elegidos en asambleas de facultades llamó a mantener la movilización hasta el retiro del CNE y de la “ley de igualdad de oportunidades”. “Nosotros no hemos ganado, ellos no han perdido; hoy estamos en la calle, mañana seguimos”, cantaban los manifestantes en Rennes, la ciudad donde se inició el movimiento contra el CPE.
La caída del CPE y las vacaciones universitarias (con exámenes cercanos) permitieron a las centrales sindicales y estudiantiles terminar de desarmar el movimiento.
Crisis de poder
La burguesía discute abiertamente la conveniencia de la caída del primer ministro Villepin. “Francia sufre un peligroso vacío de poder (…) el Ejecutivo está despedazado, los ministros se atacan unos a otros; la mayoría se desintegra”, editorializaba Le Monde (7/4) tres días antes del retiro del CPE. En este cuadro, resultan ilusorias las afirmaciones de que el ministro del Interior, Sarkozy, ha salido “fortalecido” de la crisis. Tanto o más ilusoria es la afirmación de que la crisis fortaleció al PS, esto cuando un abrumador 63% de los franceses afirman que “nada cambiará demasiado” con un eventual gobierno del PS.
Lo que pinta por entero la situación francesa es que la burocracia de los sindicatos ha pasado a convertirse en el principal sostén de la “gobernabilidad”.
Levantada la movilización, en la prensa francesa han comenzado a correr ríos de tinta acerca de la “crisis de la V República”. La “salida”, según la mayoría de los opinantes, es reforzar todavía más la institución presidencial eliminando el cargo de primer ministro. Como esa es la posición de Sarkozy, la “campaña” parece señalar un eje de reagrupamiento de la burguesía. Pero no hay unanimidad ni mucho menos. “¿Qué habría pasado si la movilización contra el CPE no hubiera estado dirigida contra el primer ministro sino directamente contra el presidente?”, pregunta un comentarista. “Habríamos tenido, entonces sí, una auténtica crisis de régimen.”
Fuera Chirac. Que gobiernen los trabajadores
La crisis de poder sorprendió a la izquierda francesa. De una manera sistemática, había rechazado la caracterización de que desde 2002 en Francia se asistía a una crisis del régimen político. Ni el aplastamiento del oficialismo (y de la oposición socialista) en el referéndum de mayo del año pasado ni la rebelión de noviembre alteraron su política, concentrada en la preparación de las candidaturas presidenciales para 2007.