Francia: Se levantó la huelga de Peugeot

Luego de cuatro meses, se levantó la huelga de los trabajadores de la planta de Peugeot en Aulnay. Se levantan las sanciones que había dispuesto la empresa, aunque no está claro el pago de los días caídos. Ciento treinta trabajadores que habían participado de la huelga quedarán cesantes, con una indemnización especial.


El desenlace de la huelga se inscribe en un cuadro más general de resistencia atomizada a la ofensiva capitalista. Gran parte de los conflictos han culminado en derrotas.


La lucha de Peugeot, sostenida heroicamente por unos centenares de compañeros, constituyó un serio intento por quebrar este estado de cosas. Ese núcleo de activistas enfrentó el aislamiento de la burocracia sindical. Cinco de las seis centrales sindicales que actúan en la planta habían terminado aceptando el plan de restructuración de la patronal con 8.000 despidos -que luego se transformaron en 11.000- y el cierre de la planta de Aulnay. Los obreros defendieron con uñas y dientes la continuidad de la lucha: organizaron un comité de huelga con asambleas permanentes dentro de la planta. El comité fue una usina constante de iniciativas de lucha y movilización. Un fondo de huelga, que se nutrió del apoyo y la solidaridad popular que despertó el conflicto, permitió sostener económicamente a los huelguistas.


La huelga fue sostenida por un 10 por ciento de la planta. Aún en esas condiciones, perduró por un tiempo tan prolongado. En la masa de la fábrica siempre existió una fuerte corriente de simpatía con los huelguistas. La patronal no pudo contar con la colaboración del personal para reemplazar en sus funciones a los que paraban. Así, la empresa fracasó, una y otra vez, en sus tentativas de normalizar el funcionamiento de la planta. La producción de autos quedó reducida a una minima proporción.


La CGT no adhirió al plan de restructuración de la empresa, pero no puso su organización para ampliar la lucha. En estos cuatro meses, la CGT no lanzó un paro nacional, pese a que el conflicto constituía una pulseada estratégica para el conjunto del movimiento obrero. Así, se mantuvo en el marco de la tregua que el conjunto de la burocracia promueve con Hollande.


La burocracia sindical está pagando un precio muy alto por su conducta. El descrédito e indignación que recoge entre los trabajadores de Peugeot se generaliza a toda la clase obrera. Mientras tanto, la crisis industrial continúa su marcha. El diario económico Les Échos reveló el lunes que PSA Peugeot-Citroën podría anunciar otro plan de reestructuración antes de fin de año, para hacer frente a la caída de sus ventas en Europa. Luego de dos trimestres consecutivos de retroceso, Francia ha entrado "oficialmente" en recesión, con un 10,5 por ciento de desocupación.