Francia: tres movilizaciones masivas en un mes

La reciente movilización del 2 de octubre evidencia la enorme vitalidad de la resistencia social de la clase obrera y la población a los planes reaccionarios de la burguesía y el gobierno. Esta energía pone en jaque la política de conciliación de las direcciones sindicales y de la izquierda, y plantea un enfrentamiento mayor entre las clases. La emergencia, consolidación y centralización de una dirección combativa es el eslabón decisivo en las próximas semanas.

Un curso diferente

La movilización del pasado sábado ha sido la quinta por el reclamo contra el aumento de la edad de retiro y la tercera en el último mes (7 y 23 de septiembre, 2 de octubre). Esta repetición de jornadas de acción es el método tradicional de las confederaciones sindicales para agotar un movimiento de lucha y llegar a un acuerdo con el gobierno. Fue el caso en el primer semestre de 2009, cuando se produjo la primera movilización. En este momento, el curso es diferente.

Entre enero de 2009 y septiembre de 2010 se agravó cualitativamente la dislocación política del gobierno Sarkozy. El famoso modelo social francés se está haciendo añicos y se trata de un cambio histórico.

El líder de la CFDT, François Chérèque, que ya traicionó una lucha anterior por las jubilaciones en 2003, volvió a formular una iniciativa similar (Libération, 29/9). Le propuso al gobierno un nuevo acuerdo sobre un único punto: postergar el voto del Parlamento hasta 2015 sobre el aumento de 65 a 67 años de la jubilación “a taux plein” (a tasa completa); el resto del proyecto podría mantenerse. Una agachada total, pero no sorpresiva. El gobierno ni siquiera contestó, bien que la posición de Chérèque es un adelanto de lo que puede ser una salida de urgencia.

Las recientes movilizaciones no fueron “imponentes” ni alcanzan de por sí para imponerle una derrota al gobierno, que sería decisiva para su permanencia. Fueron en cambio un punto de apoyo para profundizar el enfrentamiento, organizar su continuidad y darle una perspectiva.

Perspectivas

El 2 de octubre hubo tanta gente en la calle como el 23 de septiembre (entre 2 y 3 millones) y la participación fue más diversa. Otra vez, incluso con más fuerza, las manifestaciones fueron importantes en provincia, aun cuando la lluvia redujo la masividad en lugares como Lille, Rennes, Brest. Con todo, el elemento más significativo es la generalización de los llamados sindicales a una huelga “renovable”. Decenas de sindicatos se pronuncian por la huelga y sin duda el movimiento va a acelerarse en los próximos días. El cortejo parisino del 2 de octubre se dividió claramente en dos: una parte de la manifestación exigía el retiro del proyecto y la continuidad del movimiento de huelga, mientras que las columnas de la CGT y de la CFDT desfilaban por su lado en forma disciplinada, sin otras consignas que la defensa de las jubilaciones. Sin embargo, la nueva jornada de lucha llamada por las confederaciones sindicales para el 12 de octubre próximo no va a repetir lo que acaba de suceder diez días antes.

El dirigente de la CGT Bernard Thibault, pilar de la política de conciliación con el gobierno, declara que “no hay que sorprenderse si la movilización toma otras formas”. Decenas de sindicatos de la CGT e incluso Uniones locales y departamentales se han pronunciado por la huelga y se ha abierto una brecha con la dirección nacional. El pronunciamiento más importante es el de la CGT Ferroviaria. Acaba de anunciar que tomará una decisión sobre el 12 de octubre próximo y la huelga el miércoles 6, “luego de una importante reunión de las organizaciones de la CGT en su sede central, prevista para el martes 5” (Le Monde, 4/10).

El Senado inicia sus discusiones sobre las jubilaciones el martes. El primer ministro Fillón insistió, el domingo por la noche, en que no era previsible ninguna concesión importante y que se trataba simplemente de alcanzar ajustes menores. La movilización real de la población en sus diversas facetas está chocando cada vez más brutalmente con el gobierno.

¿Dónde está la fuerza del movimiento obrero?

En una nota del Comité Ejecutivo del NPA del 29 de septiembre pasado, se apunta que el “movimiento no está ‘a la altura’ de la radicalidad que lo anima” (entiéndalo quien pueda) y es esta debilidad la que explica la “falta de confianza” de la clase obrera para lanzarse a un curso diferente al propuesto por las direcciones. En resumen, no estamos en una vísperas de huelga general. Por las mismas razones, la dirección del NPA -y otros grupos también- se niega a una diferenciación de la política de las direcciones, que no sería “comprendida”. El resultado es una tentativa de “desbordar” a las direcciones sindicales en la calle, con una política de seguidismo y de adaptación a ellas. Lo que se dice: una combinación de petardismo y oportunismo.

La delimitación de los revolucionarios respecto a las direcciones es, sin embargo, importante en Francia, incluso puede llegar a ser decisiva por su capacidad de reagrupar a los sectores en lucha y dotarlos de una perspectiva política y de intervención.

El combate por la movilización política de masas contra el gobierno y su proyecto sobre las jubilaciones, por organizar, difundir y generalizar el movimiento hacia la huelga, por agrupar y centralizar a las organizaciones obreras y sindicales, está a la orden del día.