G7: una cumbre en medio de la crisis y las guerras

Los líderes del G7 se divierten

El G7 (club que reúne a las principales economías capitalistas del mundo) inició sus deliberaciones este jueves 13 en Apulia, Italia, con la guerra de Ucrania, las tensiones con China y la situación en Palestina como principales focos temáticos.

De acuerdo a los trascendidos periodísticos, uno de los puntos en discusión es el incremento de la ayuda financiera al gobierno de Volodomir Zelensky, que no solo está sufriendo un retroceso en el frente militar sino también una debacle económica como fruto de la guerra. Un reciente artículo del New York Times asegura que Kiev se dispone a rematar unas 20 empresas estatales (incluyendo hoteles, un shopping, compañías mineras y químicas) para recaudar unos modestos 100 millones de dólares y hacer caja. Más a largo plazo, sobre 3 mil empresas públicas, el gobierno apenas querría retener 100. Es la vía para un copamiento de la economía nacional por parte del gran capital internacional.

Se especula que el cónclave imperialista podría resolver el uso de los activos rusos congelados tras el estallido del conflicto armado para apoyar a Kiev. Más concretamente, que los intereses que devengan esos fondos congelados sirvan como garantía de un préstamo por 50 mil millones de dólares a Ucrania. Sería un nuevo punto de tensiones entre el Kremlin y Occidente, en medio de las amenazas cruzadas por la habilitación de las potencias de la Otan para que su armamento pueda ser usado por los militares ucranianos para atacar directamente el suelo ruso.

Con respecto a China, la cumbre viene precedida por el anuncio europeo de aranceles de hasta el 38 por ciento a vehículos eléctricos del gigante asiático, en la misma línea que Estados Unidos. El documento del G7 incorporaría un párrafo crítico hacia la nación oriental. La guerra comercial y las crecientes tensiones en el Pacifico son, junto con la guerra de Ucrania, los dos escenarios principales de las tendencias a una nueva guerra mundial.

Por último, se espera que el G7 respalde el plan de alto al fuego de Biden para Palestina y exprese su preocupación por el incremento de las tensiones en la frontera de Israel y Líbano. Recientemente, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu no descartó una “operación muy intensa” contra ese país y algunos de sus ministros reclamaron regresar a la nación de los cedros “a la Edad de Piedra”.

Con todo, hay una gran hipocresía en el plan Biden y la Unión Europea, que desde el primer momento acompañaron el genocidio en curso contra el pueblo palestino. Nunca estará de más denunciar que las bombas que caen sobre las escuelas y centros de refugiados en Gaza son de fabricación norteamericana. Ahora que se acercan las elecciones norteamericanas y la propia ofensiva de Netanyahu amenaza con incendiar toda la región, la Casa Blanca trata de cerrar el conflicto.

Fuera de estos tres puntos, habrá un lugar para la discusión sobre la Inteligencia Artificial. A tal efecto fueron invitados el Papa Francisco y el peregrino Javier Milei, quien sueña con reemplazar a los molestos trabajadores del Estado por autómatas y convertir a la Argentina en un polo de la IA.

El G7 tomó esta vez la precaución de reunirse en un bucólico paisaje que lo preserve de las manifestaciones populares de repudio. Pero no hay montañas idílicas que lo puedan aislar de la crisis en desarrollo. A fin de cuentas, ellos mismos son sus mayores responsables.