Gaza: seis meses de genocidio

Movilización en Londres

Al cumplirse el sexto mes de operaciones de Israel contra la Franja de Gaza, no queda ninguna duda de que estamos en presencia de una acción genocida: son más de 33 mil los muertos, en su mayoría mujeres y menores de edad; casi toda la población del enclave se encuentra desplazada (fundamentalmente en Rafah, sobre la frontera con Egipto); los blancos elegidos por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) incluyen hospitales, escuelas y centros de refugiados; casi doscientos trabajadores del sector humanitario fueron asesinados; y el bloqueo de la Franja privó a la región de alimentos, combustibles y medicinas, sumiéndola en el hambre y las enfermedades. Paralelamente, en Cisjordania, las redadas criminales del ejército y las agresiones de colonos armados ya dejaron alrededor de 400 víctimas fatales.

Está claro, sin embargo, que el sionismo ni siquiera ha conseguido su declamado objetivo de eliminar a Hamas y la resistencia palestina, lo que ha abierto una crisis dentro de Israel. Y, a la par, el Estado sionista se está ganando el repudio del mundo entero por sus atrocidades. Las movilizaciones en rechazo al genocidio han sido multitudinarias, especialmente en los países árabes, el Reino Unido y Estados Unidos, donde le están dando un dolor de cabeza al presidente Joe Biden y a sus secuaces. “Son muchos los funcionarios demócratas que están teniendo problemas para esquivar a los manifestantes”, señala un artículo del New York Times (reproducido por La Nación, 8/4). A la luz de este rechazo, que complica sus propósitos reeleccionistas, el jefe de la Casa Blanca –cuyo gobierno proporciona las bombas que caen sobre las cabezas de los palestinos- comenzó a hacer algunas críticas a los aspectos más nauseabundos de las operaciones (como el ataque a los convoys humanitarios), pero sin dejar de dar soporte a la ofensiva. En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en tanto, evitó por primera vez recurrir a su poder de veto ante la aprobación de una resolución en demanda de un cese al fuego.

El ataque de Israel tiene tendencias desestabilizadoras en toda la región. La amenaza todavía latente de una operación de gran escala sobre Rafah despierta las alarmas de Egipto, que teme un desplazamiento masivo de los gazatíes hacia su territorio. Jordania expresó las mismas preocupaciones. Se trata de dos Estados que normalizaron relaciones con el Estado sionista en 1979 y 1994, respectivamente. Al mismo tiempo, se multiplican los bombardeos israelíes sobre el Líbano y Siria; el ataque contra el consulado iraní en Damasco, que dejó siete muertos, promete ser respondido por Teherán. Las FDI acaban de hacer una retirada táctica de Khan Yunis, en el sur de Gaza, pero no descartan reanudar las operaciones en esa franja territorial.

Son muchos los que creen que Netanyahu intenta que el conflicto escale para retener el apoyo de Washington y sortear los crecientes reclamos de un adelantamiento electoral y su salida del cargo. El sábado 6, se produjo en Tel Aviv una enorme manifestación con estas consignas. Los familiares de los rehenes, a su vez, están disconformes con la estrategia oficial y exigen que se arribe a un acuerdo con Hamas para conseguir la devolución de los secuestrados, un asunto que las cabezas del gobierno israelí subordinan a los objetivos más generales de su “guerra” de exterminio.

Entre las voces que demandan un adelantamiento electoral se encuentra la de Benny Gantz, que se integró al “gobierno de unidad nacional” cuando empezaron los ataques contra Gaza, en octubre. La fecha que propuso para volver a las urnas es septiembre. Es un exgeneral bien visto por la Casa Blanca y al que algunas encuestas presentan como el ganador en caso de nuevos comicios.

Netanyahu (miembro del Likud) conserva una mayoría endeble en el parlamento, gracias a la alianza que sostiene con las formaciones ultraortodoxas (Shas y Judaísmo Unido por la Torá), el Partido Sionista Religioso, Poder Judío y el Noam. Para tratar de agrietar este frente, la Corte Suprema –que se lleva mal con el primer ministro debido a sus intentos de recortarle atribuciones- está presionando al gobierno para que presente, a fines de abril, un plan para poner fin a la exención del servicio militar obligatorio de los judíos ultraortodoxos, un asunto de enorme sensibilidad en la opinión pública israelí, más aún desde octubre pasado. Los crecientes subsidios que el Estado sionista destina al sostenimiento de la vida religiosa de este sector se han transformado, hace ya bastante tiempo, en un problema tanto económico como político.

Frente al genocidio en curso, está planteado redoblar la movilización a nivel internacional. En Argentina, el apoyo abierto del gobierno de Milei a Israel nos plantea el desafío de preparar una gran manifestación este jueves 18 para repudiar este alineamiento y exigir un inmediato cese al fuego.

No al genocidio. Retiro de las tropas israelíes de Gaza. Apoyo a la resistencia del pueblo palestino.

https://www.prensaobrera.com/internacionales/dia-de-la-tierra-nueva-actividad-en-apoyo-al-pueblo-palestino