Internacionales
28/12/2023|1683
Gaza: un conflicto que estremece la región y el mundo
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Bombardeos en Gaza.
La masacre que está perpetrando el Estado de Israel contra el pueblo palestino no se detiene. Al momento actual, ya son más de 20.000 los muertos -el 70 por ciento son mujeres y niños- y más de 50.000 los heridos. A esto se agrega la destrucción de gran parte de Gaza, sometida a una situación dramática por falta de agua, alimentos, asistencia sanitaria y por el peligro de que proliferen infecciones masivas. La catástrofe humanitaria provocada por Israel es un arma de guerra.
En Nochebuena, en las vísperas de Navidad, se ha producido uno de los bombardeos más mortíferos de toda la guerra, que arrasó, por ejemplo, con uno de los campos de refugiados más numerosos -Al Maghazi, ubicado en el centro de la Franja. Más de 100 personas murieron en cuatro bombardeos.
Continúa, asimismo, la matanza de palestinos en Cisjordania, expuestos al accionar de las Fuerzas Armadas israelíes y de los colonos, que están armados hasta los dientes y ejecutan verdaderos pogromos contra la población.
Regionalización
En este cuadro, la tensión regional va en aumento. Un alto general de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Razi Moussavi, fue asesinado durante un ataque del régimen sionista en el distrito de Zeinabiyah, en los suburbios de Damasco. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, aseguró que Israel “pagará” por haber matado a este importante jefe militar. El asesinato se produjo en un cuadro de intensificación de los enfrentamientos a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel (entre Hezbollah y las fuerzas israelíes), mientras sigue “el temor de que la guerra entre Israel y Hamas desencadene un desbordamiento regional” (La Nación, 25/12).
Entretanto, escalan los enfrentamientos en el Mar Rojo, vía marítima y comercial clave, que conecta el Mediterráneo con el Índico. Las milicias hutíes, que dominan gran parte del norte de Yemen, lanzaron, en solidaridad con el pueblo palestino, un boicot contra buques israelíes o naves que se dirijan a sus puertos. A su vez, efectuaron ataques con misiles contra el territorio israelí.
Ahora, Estados Unidos armó una coalición con el propósito de poner bajo su control el mar, a la que se habrían sumado Reino Unido, Canadá, Francia, Italia (que anunció el envío de un buque militar a la zona), Países Bajos, Noruega, Seychelles y Bahréin. España condicionó su participación a un involucramiento de la Otan o de la Unión Europea.
Desde el inicio del boicot de los hutíes, Estados Unidos asegura que hubo 100 ataques con drones y misiles contra buques mercantes, incluyendo el secuestro del Galaxy Leader, propiedad de un empresario israelí, cuya tripulación continúa detenida en el país de Medio Oriente. Compañías como la danesa Maersk (una de las principales transportistas de mercancías del mundo), la British Petroleum y la naviera taiwanesa Evergreen Shipping Company suspendieron sus operaciones en la zona. El desvío por rutas alternativas implica demoras de hasta siete días.
Las fake news israelíes
Cada día que pasa son más evidentes las importantes dificultades con las que tropieza el ejército israelí, pese a la enorme ventaja que le otorga su superioridad militar. Es que choca con una resistencia muy firme y obstinada de Hamas y de las organizaciones palestinas, que se encuentran lejos de estar diezmadas. Cada vez es más notorio que las noticias sobre una supuesta quiebra de Hamas son una impostura.
El gobierno israelí dice que unos 7.000 militantes de Hamas -aproximadamente una cuarta parte de la fuerza de combate del grupo- han muerto durante toda la guerra. La historia de la supuesta “rendición masiva” de los combatientes palestinos ya ha sido objetada por varios medios. El ejército israelí simplemente está arrestando a todos los hombres y afirma que serían “combatientes de Hamas”. De hecho, la mayoría de ellos son simplemente civiles varones que se quedaron con sus familias. “Como está bien establecido, alrededor del 70% de todos los palestinos asesinados son niños y mujeres, es decir, definitivamente no son combatientes de Hamas. Entonces, ¡esto significaría que cada hombre palestino asesinado era un combatiente de Hamas! Evidentemente, esto es un completo disparate” (Rcti, 12/12).
El fraude de la narrativa sionista también se verifica en lo que respecta a las bajas y los daños que viene soportando el ejército israelí. Hace diez días, el principal diario israelí, Yedioth Ahronoth, publicó información obtenida del departamento de rehabilitación del Ministerio de Defensa. Se informó que el jefe del departamento, Limor Luria, dijo que más de 2.000 soldados de las FDI habían sido registrados como discapacitados desde que comenzó el conflicto -y que el 58% de todos los que había tratado sufría heridas graves en manos y pies-, lo que sugiere que el número de víctimas es mucho mayor que la cifra oficial. Mientras tanto, el Times of Israel ha informado que el número de soldados de las FDI, de miembros de la policía de Israel y de otras fuerzas de seguridad heridos es de 6.125. También ha habido una serie de bajas por fuego amigo y el mismo periódico informa que 20 de 105 muertes se debieron a este tipo de incendios o accidentes durante los combates (The Guardian, 21/12).
Más allá de las cifras, lo cierto es que hay una coincidencia en que estamos ante una nueva etapa del conflicto, en la que se abren paso los combates encarnizados y cuerpo a cuerpo. El ejército sionista está entrando en el terreno más pantanoso de la guerra urbana-callejera y los riesgos a los que se expone son superiores. Por lo pronto, la vulnerabilidad de las tropas israelíes está saliendo a la superficie.
El 12 de diciembre se produjo una triple emboscada por parte de los combatientes de Hamas en una parte de Gaza supuestamente controlada por las fuerzas israelíes. Una unidad de las FDI fue emboscada y sufrió bajas. Se enviaron más tropas para ayudar a esa unidad, las cuales sufrieron lo mismo. Se informó que diez soldados de las FDI murieron y otros resultaron gravemente heridos, incluidos un coronel y tres mayores de la Brigada de élite Golani. El jefe de este destacamento acaba de declarar que la brigada ha quedado fuera de operaciones al quedar inhabilitado el 25% de sus efectivos. Que Hamas, supuestamente diezmado y con miles de tropas muertas, pueda montar una operación de este tipo en cualquier lugar de Gaza, y en un distrito que, según se informa, ya está bajo control de las FDI, debería generar dudas sobre la idea de que Israel está logrando avances sustanciales en la guerra. Otro indicio llegó unos días después, cuando tres rehenes israelíes lograron escapar de sus captores, solo para ser asesinados por soldados de las FDI a pesar de estar sin camisa y portando una bandera blanca.
Crisis del sionismo y del imperialismo
Estos traspiés -y la nueva fase del conflicto- están llamados a socavar aún más el régimen sionista. En la medida en que empiecen a llegar los ataúdes, como producto de bajas masivas, se va a poner a prueba y a minar la adhesión hoy mayoritaria entre los habitantes israelíes a favor de la ofensiva sionista. Los reclamos por la liberación de los rehenes encabezados por los familiares de las víctimas y por la necesidad de entablar negociaciones con la resistencia palestina se vienen intensificando. Por otra parte, la prolongación de la guerra, junto con las imágenes que recorren el planeta del genocidio, incrementa tanto el descrédito como el aislamiento internacional del Estado de Israel y es un caldo de cultivo para incentivar las movilizaciones propalestinas en el mundo.
De este fenómeno no han quedado indemnes las grandes potencias capitalistas. El cuestionamiento a la complicidad de la Casa Blanca ha ido ganado terreno en la opinión pública norteamericana. Esto está provocando la pérdida de popularidad de Biden, lo que compromete su reelección en momentos en que su gobierno marcha a los tumbos. Entre otras cosas, la continuidad de la asistencia económica a Ucrania, que los demócratas vienen enarbolando como una de sus banderas en materia de política exterior, está empantanada en el Congreso.
Los factores aquí expuestos explican el afán, por parte de la burguesía mundial, de activar una salida al conflicto. En este contexto es necesario ubicar el plan de paz que acaba de presentar Egipto, el cual tendría por sobre todo un aval de las burguesías árabes, que cada vez están más preocupadas por el riesgo de una regionalización del conflicto.
Egipto propuso un ambicioso plan preliminar para poner fin a la guerra entre Israel y Hamas con un cese al fuego, una entrega gradual de rehenes y con la creación de un gobierno palestino de expertos que administraría la Franja de Gaza y la ocupada Cisjordania. La propuesta egipcia es una iniciativa ambiciosa, no solo para poner fin a la guerra, sino también para trazar un plan de cara al futuro. Egipto y Qatar trabajarían con todas las facciones palestinas, incluida Hamas, para acordar la formación de un gobierno de este tipo. Ese gobierno estaría vigente durante un período de transición, mientras las facciones palestinas resuelven sus disputas y acuerdan una hoja de ruta para celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias.
Esta propuesta, sin embargo, tiene pocas chances de prosperar. En primer lugar, choca con la intransigencia del gobierno de Israel, que es hostil hasta a un alto al fuego y apunta a no retirarse y mantener a Gaza bajo su control. El gobierno de Biden, más allá de cierta demagogia, está secundando al gobierno sionista en la continuidad de las hostilidades para aplastar a Hamas; aunque los planes futuros no coinciden con los de Israel, buscaría que Gaza sea administrada por la Autoridad Palestina. El problema es el descrédito que ella tiene no solo en Gaza sino en Cisjordania. Mientras la popularidad de la Autoridad Palestina está por el suelo, ha subido en Cisjordania la adhesión a Hamas. De modo tal que la salida que alienta Estados Unidos parecería ser inviable.
En el marco de este escenario convulsivo y de crisis, llamamos a redoblar la movilización internacional en apoyo a la heroica lucha palestina. Abajo el Estado genocida sionista. Por una Palestina única, laica y socialista en el marco de una federación socialista de los pueblos de Medio Oriente.
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