Gran huelga internacional en la low cost Ryanair

Aeronáuticos europeos en lucha contra la superexplotación y la precariedad laboral

Los pilotos de la aérea low cost Ryanair, la mayor de Europa en su tipo y que tiene su sede en Irlanda, han llevado a cabo el pasado 10 de agosto, “la mayor huelga de pilotos en toda la historia de la compañía” según indican los medios de ese país. Por efecto de la medida, en la cual participaron pilotos de Suecia, Holanda, Bélgica y Alemania, la empresa debió cancelar 400 vuelos, lo que afectó a un total de 67.000 pasajeros.


El pliego de reclamos de los pilotos, a los cuales se suman los demás tripulantes de cabina, está encabezado por una regularización de la relación laboral, ya que un alto porcentaje de ellos no tiene estabilidad sino que es contratado por medio de empresas de trabajo temporario y cobra solo por las horas voladas. Esta forma de contratación está prohibida por la legislación de la mayoría de los países donde opera la compañía pero ésta, con la complicidad activa de las autoridades oficiales respectivas, aplica en todos ellos la legislación de Irlanda, donde reina el máximo nivel de flexibilidad laboral. Esa es, seguramente, una de las razones fundamentales por las cuales Ryanair asentó allí su sede legal.


Aunque la regulación antihuelgas de varios países europeos permite a las autoridades oficiales disponer arbitrariamente el porcentaje del servicio (en este caso vuelos) que debe mantenerse activo durante las medidas de fuerza y eso limita la repercusión de los paros, Ryanair ha comenzado “a sentir el desgaste provocado por las acciones de sus trabajadores” -que ya han realizado varios paros en los últimos dos meses- y, entre otras cosas, el valor de sus “acciones ha caído casi un 25% en el curso del último mes y medio” (El Periódico, Barcelona, 1/8).


Además del efecto directo de los paros, otra razón de este derrumbe de las acciones en la Bolsa es que la compañía “deberá hacer frente a reclamaciones millonarias de los clientes afectados que se movilizan en toda Europa” (ídem).


El plan de lucha que llevan adelante los trabajadores de Ryanair, tiene como antecedente inmediato el paro de 48 horas de los tripulantes de cabina de la compañía, el 25 y 26 de julio pasados, que involucró a personal de España, Portugal, Bélgica e Italia.


Esta lucha tiene como telón de fondo la crisis económica global que comienza a “mostrar la debilidad de este tipo de empresas” y empieza a afectar su esquema de negocios que, “más que nunca, se basa” en “la precariedad del empleo” (ídem). Ryanair anunció que reducirá la cantidad de vuelos y podría prescindir de 300 empleados en Irlanda, al terminar la temporada de verano europeo. Y esto podría replicarse en otros países donde tiene actividad.


En los reclamos de los trabajadores también está incluido el pedido de recomposición salarial, ya que los sueldos del personal de la low cost son sustancialmente más bajos que los de las aerolíneas tradicionales que, de manera creciente, también buscan pasar una parte de su negocio a este tipo de modelo de bajo costo para enfrentar la crisis y no perder parte de su mercado a mano de estas.


Pero, además, tiene un lugar preponderante en el pliego de reclamos la exigencia de libertad sindical y reconocimiento de la organización gremial de los trabajadores.


El esquema de las low cost, que comenzó a crecer como resultado de la crisis económica y la intención de los capitalistas de hacérsela pagar a los trabajadores, consiste en la eliminación de los convenios colectivos de trabajo, la incorporación de polifuncionalidad, la multiplicación de tareas por parte de los empleados, la extensión horaria y la precariedad laboral, entre otras conquistas.


Contra esto se están levantando los pilotos de Ryanair, pero también los de otras compañías europeas como Iberia y Air France, que están en medio de luchas por el respeto de sus convenios y contra la licuación de sus salarios.


Este es el esquema que busca imponer el gobierno de Macri en la Argentina con la incorporación de las Flybondi.


El camino lleva a la liquidación de los derechos logrados por los trabajadores aeronáuticos durante años de lucha y que están consagrados en los convenios colectivos. Y junto con esto, convertir a la propia Aerolíneas Argentinas en una low cost, como comenzó a presentarla con las recientes rebajas abruptas de tarifas.


Esto es lo que deben enfrentar los trabajadores aeronáuticos argentinos. Tienen el mismo tipo de lucha por delante que sus compañeros europeos.