Guantánamo, de Bush a Obama

Un centro clandestino de detención y tortura

En la última semana, ha salido a la luz un conjunto de documentos publicados por WikiLeaks que revela con crudeza la situación de barbarie a la que son sometidos los detenidos en la base militar de Guantánamo. Se trata de fichas sobre centenares de prisioneros que ponen de manifiesto que el objetivo de esa prisión militar no ha sido otro que retener, sin ningún tipo de juicio ni justificación, a centenares de detenidos que puedan aportar “información” a las fuerzas militares norteamericanas.

Guantánamo es, básicamente, un centro clandestino de detención. Fue creado por George W. Bush en enero de 2002, pocos meses después de los atentados del 11-S, con el objetivo de contar con una cárcel donde alojar a los prisioneros tomados por la CIA y las fuerzas militares imperialistas en distintos lugares del mundo. La cárcel se instaló en una base militar norteamericana en la isla de Cuba para poder evadir, precisamente, las garantías constitucionales que les habrían correspondido a los detenidos en caso de estar legalmente en suelo americano. Según El País (25/4), “la prisión funciona como una inmensa comisaría de policía sin límite de estancia”; es decir, una cárcel donde se acumulan prisioneros que no son sometidos a ningún tipo de proceso judicial. “Guantánamo es una cárcel, pero la prioridad no es imponer sanciones por delitos cometidos (sino) obtener información a través de los interrogatorios” (ídem).

Según revelan los documentos filtrados por WikiLeaks, el Pentágono reconoce que un 60% del total de 779 presos que han pasado por Guantánamo desde 2002 no era considerado como una “amenaza seria” para la seguridad de los Estados Unidos, a pesar de lo cual permanecieron detenidos, sin ningún proceso, durante años. Decenas de enfermos mentales, niños, ancianos y personas sin ningún vínculo comprobado con Al Qaeda ni con otra organización terrorista pasaron años dentro de Guantánamo sin derecho a defensa: varios se han suicidado. De los casi 800 detenidos que han pasado por Guantánamo, tan sólo seis han sido sometidos a juicio: cinco debieron ser dejados en libertad. En una entrevista reciente, un abogado británico, que tuvo acceso a diversos expedientes de los detenidos, denuncia que la situación de la cárcel es “cien veces peor de lo que aparece en las fichas de WikiLeaks” (El País, 27/4).

Todas las denuncias ponen de manifiesto que el objetivo prioritario de los militares norteamericanos era mantener a los prisioneros incomunicados y aislados durante años con el objetivo de sacarles información, lo cual pone en evidencia la utilización de métodos de tortura y otros apremios ilegales. En los pocos casos en que se puso a los presos de Guantánamo a disposición de tribunales civiles, los juicios concluyeron en un estrepitoso fracaso para el gobierno, con jurados que debieron levantar los cargos porque las “evidencias” habían sido obtenidas por medio de interrogatorios irregulares. El Tribunal Supremo español absolvió a un detenido que había sido entregado por los norteamericanos y “anuló por inconstitucionales todas las pruebas obtenidas en Guantánamo por dos policías españoles que le interrogaron tres veces esposado y atado al suelo con una argolla” (El País, 25/4).

Obama anunció, apenas asumió la presidencia, que la base de Guantánamo sería cerrada: han pasado, sin embargo, más de dos años y la cárcel no sólo sigue en funcionamiento, sino que se ha restablecido el mecanismo de juicios militares a los detenidos. El Congreso votó, a fines del año pasado, un rechazo a cualquier tipo de gasto destinado a trasladar a los detenidos a prisiones ubicadas en el territorio norteamericano y el gobierno ha encontrado enormes dificultades para deportarlos a otros países: en la actualidad, permanecen en la base militar unos 170 detenidos. La mayor parte de los analistas, incluso los periodistas de El País que difundieron la información filtrada por WikiLeaks, caracterizaron la continuidad de Guantánamo como un fracaso del propio Obama, quien habría sido incapaz de desmantelarla, a pesar de sus intenciones en ese sentido. En los últimos días, sin embargo, luego de que se diera a conocer la noticia del asesinato de Bin Laden por parte de fuerzas militares norteamericanas, “se reabrió el debate sobre las técnicas de interrogación de la CIA” (Reuters, 2/5), en tanto numerosas fuentes militares dejaron trascender que es muy probable que la información utilizada para rastrear el paradero del líder de Al Qaeda haya sido obtenida, en forma reciente, con los métodos de la tortura.

Formalmente, la CIA decidió suspender, en 2004, las “técnicas de interrogación controvertidas”, es decir la tortura. La evidencia publicada sobre Guantánamo pone de manifiesto, sin embargo, que este tipo de prácticas no se ha interrumpido: la propia continuidad de un centro de detención de esas características es una evidencia del interés del Pentágono de contar con una “zona liberada” para torturar prisioneros y obtener información. Distintas fuentes reconocieron que después de 2004 se continuaron utilizando “técnicas de stress físico” sobre los detenidos. El propio gobierno admite ahora que la información que permitió localizar a Bin Laden en Pakistán fue obtenida después de la supuesta “suspensión” de las prácticas “controvertidas”, lo cual fue considerado por diversos analistas como una confesión de que la información fue arrancada a través de la tortura (Reuters, 2/5; Daily Mail, 3/5). Dick Cheney, el ex vicepresidente de Bush, se jactó de que “el programa de interrogación que pusimos en marcha produjo algunos de los resultados que llevaron a la captura de Bin Laden” (Fox News, 2/5).

La operación militar imperialista que permitió la captura y asesinato de Bin Laden, que se han apresurado en celebrar los derechohumanistas del gabinete argentino, es inseparable de las prácticas de tortura y detención clandestinas de Guantánamo, que el Nobel de la Paz afroamericano ha heredado de George W. Bush. Reclamamos el cierre inmediato de la base militar imperialista y la devolución de la Bahía de Guantánamo al pueblo cubano.