Hambre en Estados Unidos

Obama, una presidencia en crisis (II)

En su pasada edición, Prensa Obrera, trazó un balance de los primeros diez meses del gobierno de Obama y de la incapacidad del régimen político de superar la crisis. Hambre, desempleo, Justicia, Guantánamo: los temas se multiplican.

Bajo la despiadada ofensiva del capital contra los trabajadores, el hambre popular vuelve a ser -como en los '30- un fenómeno masivo y cotidiano en Estados Unidos. Lo confirmó el informe anual del Departamento de Agricultura, que causó conmoción en todo el país.

Según ese informe, 49,1 millones de norteamericanos en 17,1 millones de familias, no tuvieron ingresos suficientes para acceder a alimentos adecuados en 2008. Son 13 millones más que el año anterior y se trata del mayor crecimiento desde 1995 (año en que se llevan los registros). El 16% de la población norteamericana pasa hambre: 12 millones son mayores; 5 millones son niños. Los más golpeados son los afro-americanos, los hispanos, los Estados del sur y, principalmente, las madres solteras.

La cuestión es cada vez más acuciante: el 75% de los encuestados reconoció que sufre hambre siete meses por año; el 25% restante, todos los meses.

Otro estudio federal indica que "incluso antes de que comenzara la recesión, más de dos tercios de las familias con chicos, definidos como ‘con inseguridad alimentaria', contenían uno o más trabajadores de tiempo completo (...) La mayoría (dos tercios) de las familias con hambre tenían un ingreso medio superior al doble de la llamada ‘línea de pobreza' (The New York Times, 18/11).

Tardíamente, el informe descubre que ‘cuando estaba todo bien', ‘antes de que comenzara la recesión', ya había millones de trabajadores de tiempo completo, "entrampados en empleos de bajos salarios, de mala calidad, que no les permitían alimentar a sus familias pese a trabajar toda la jornada" (ídem).

¡Desde entonces fueron despedidos más de siete millones de trabajadores! Con sus familias, suman decenas de millones de nuevos hambrientos.

El promocionado economista Nouriel Roubini sostiene que esos datos todavía no pintan una imagen adecuada y realista de la catástrofe social que enfrentan los trabajadores. Esto porque que las estadísticas oficiales registraron 600.000 despidos en los últimos tres meses, pero si se considera a los autoempleados, cuentapropistas y a los pequeños propietarios que perdieron sus empresas (quiebra), el número de trabajadores que perdió el empleo supera los dos millones. Roubini agrega que la reducción de los salarios horarios y de la jornada laboral que se registra en todas las ramas equivale a la pérdida de otros tres millones de empleos de tiempo completo. Todo eso está liquidando los ingresos de los trabajadores (RGE Monitor, 15 y 18/11).

Entonces, el hambre crece. "Los expertos están asustados de cuánto empeoró el problema", (The Washington Post, 19/11).

Más de la mitad de los encuestados participó en alguno de los programas oficiales contra el hambre (‘estampillas' para comprar alimentos; comedores populares; comedores escolares); pero esos programas ya no tienen financiamiento.

No hay política contra el hambre. Cuando se difundió este estudio, Obama anunció desde China un "programa" de apenas 85 millones de dólares (1,75 dólares por cada ciudadano con hambre) para mantener abiertos los comedores escolares durante las vacaciones de verano. No hay ‘salida' en este cuadro, con presupuestos estatales y comunales que se hunden y decenas de miles de despidos cada mes. La salida es la organización y la movilización de los desocupados y los hambrientos.

Robert Reich, ex secretario de Trabajo de Clinton, reconoce que habrá amplias consecuencias políticas: "En Estados Unidos, dice, la raíz del problema es que una creciente fracción del ingreso total va a los más ricos, dejando a los trabajadores con un poder de compra relativamente bajo, a menos que se endeuden en demasía (...) Una crisis prolongada en el empleo y en los ingresos, combinada con una desigualdad creciente, podría desatar una reacción política" (The Wall Street Journal, 18/11).

Roubini anticipa que un tercio de los empleos norteamericanos podría ser ‘tercerizado'. Por lo tanto, añade, los desempleados sin calificación deberán pasar mucho tiempo antes de encontrar un nuevo empleo, en mucho peores condiciones salariales y contractuales.

"Reducir el desempleo adonde estaba antes de la (presente) crisis puede ser imposible (...) Por lo tanto, hay que estar preparado para una fuerza de trabajo norteamericana llena de bronca y de ansiedad de largo plazo" (RCP, 20/11).

¿Y el seguro de salud?

Por un margen menor del esperado, la Cámara de Representantes (diputados) aprobó una versión de la reforma del seguro de salud. El proyecto pasó al Senado.

Rose Ann DeMoro, directora ejecutiva de la Asociación de Enfermeras de California, hace un balance demoledor: "La principal provisión de las leyes en el Congreso es un mandato que obliga a la mayoría de los norteamericanos sin cobertura de salud a comprar un seguro privado (...) El principal beneficiario (de la reforma) no es la salud popular sino la línea más baja de la industria aseguradora (privada) que recogerá decenas de millones de dólares en beneficios..." (Counterpounch, 10/11).

Sigue De Moro: "la combinación de la obligación de comprar un seguro privado, subsidios federales a las familias de bajos ingresos para comprar los planes, falta de mecanismos de control de precios o de abusos, convierten a la ley en (...) un salvataje masivo de las aseguradoras de medicina privada (ídem). Todo esto, después de masivos salvatajes a los bancos, a las aseguradoras y a las automotrices...".

"El resultado final, concluye DeMoro, será un control todavía más firme de las aseguradoras privadas sobre el sistema de salud pública..." (ídem).

Guantánamo no cierra

Cuando asumió, Obama anunció que cerraría el campo de prisioneros de Guantánamo antes del fin de 2009. La demora sólo obedecía a su necesidad de encontrar un nuevo ‘régimen de excepción' para mantener presos a los detenidos sin proceso. Fin de año llega pero Guantánamo no se cierra en diciembre ni hay una fecha tentativa para ello.

Los partidarios de Obama destacan que uno de los supuestos responsables de los atentados del 11 de septiembre será juzgado por un tribunal civil en Nueva York, con las garantías legales de cualquier imputado. Omiten que otros cuatro serán juzgados por tribunales militares, con jueces sin rostro y "confesiones" obtenidas bajo tortura.

Con los mismos métodos (tortura) se obtuvieron las ‘confesiones' del reo que será juzgado en Nueva York. Por eso muchos temen que salvo que el juicio sea una completa farsa, será muy difícil que el reo sea condenado (Stratfor, 16/11). En ese caso, la catástrofe política para Obama sería demoledora.

Guantánamo no se cierra. "La apuesta inteligente es ahora una prisión sub=utilizada en la zona rural de Illinois para alojar a los reos que no puedan ser juzgados ni liberados. ¿Guantánamo con otro nombre?" (The Economist, 19/11).

El Indec de Obama

"El gobierno de Obama y el Congreso -dice The Detroit News en su editorial del 20 de noviembre-, están bajo creciente presión por los disparates, cuentas duplicadas y exageraciones en los informes sobre empleos creados o salvados con su programa de estímulo. Periódicos en varios estados descubrieron totales de empleo sobre-estimados, crecimientos de empleo real muy modestos y casos en los cuales el gasto no sirvió para proteger o crear un sólo empleo". El diario concluye que hay una manipulación de las cifras para presentar los resultados de la mejor manera posible para Obama.

Cita el caso del Estado de Michigan, donde la gobernadora anunció la creación de miles de ‘empleos verdes'... sin ninguna confirmación. Detroit News reclama un plan de obras públicas en infraestructura, en los que se pueda ver obreros trabajando y se puedan cuantificar los tan necesarios kilómetros de rutas y redes eléctricas construidas. Ver para creer.

El diario cita varios ejemplos de empleos ‘virtuales' que que más tarde se reveló que nunca fueron creados ni salvados: 105 en GM; unos 700 en el sistema federal de educación. The Boston Globe agrega "30.000 empleos salvados o creados en 440 distritos congresales inexistentes".