Internacionales
24/2/2000|655
Historica victoria de los braceros marroquies
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Huelga general, asambleas y piquetes: los braceros inmigrantes marroquíes de la región de Almería, en el sur de España, dieron una respuesta contundente a las persecuciones desatadas por bandas fascistas en los últimos días. Y después de tres días de lucha, obtuvieron una victoria total, que hará historia en la enorme masa de trabajadores inmigrantes de toda Europa.
En esa región, 25.000 braceros inmigrantes trabajan en la cosecha de la sandía, el melón y el ají. Las condiciones de trabajo son brutales (para acelerar la maduración de las plantas, se las cubre con varias capas de telas de plástico, con lo cual la temperatura a la cual trabajan los braceros supera los 70°). Los salarios son miserables y los despidos frecuentes y arbitrarios. La mayoría son ‘ilegales’ que viven en ‘cortijos’, habitaciones miserables dentro de las propias explotaciones, donde la única fuente de agua “proviene de los acuíferos que riegan las plantas, repletos de plaguicidas y cada vez más saliniza- dos” {El País, 12/2).
En los primeros días de febrero, bandas fascistas tomaron como excusa el asesinato de una joven española para descargar su furia contra los braceros marroquíes. Tres de ellos fueron asesinados, y cientos de viviendas y algunas mezquinas fueron quemadas. Los instigadores de este verdadero ‘progrorrí fueron los propios patrones de la fruta. “Los propietarios de los invernaderos lo dicen abiertamente: ‘Habrá un cambio de trabajadores, se traerán de Sudamérica, de Europa o de donde sea, pero con los moros no hay más que problemas’…” (El Pais, 12/2). El ‘problema’ es, nada más ni nada menos, que el sindicato ATIME (Asociación de Trabajadores Marroquíes en España). Para reemplazarlos, ya trajeron varios miles de albaneses y emigrantes de la ex Yugoslavia.
Con la huelga y los piquetes, los braceros no sólo reventaron la persecución de los fascistas sino que también pararon la provocación patronal. No sólo impusieron que el Estado se haga cargo de alojar a aquellos inmigrantes que han sufrido daños en sus viviendas e indemnizarlos, la regularización inmediata de los inmigrantes documentados s y la puesta en marcha de programas de viviendas (para los que viven en España) y de albergues (para los que van a la cosecha). También impusieron el respeto del convenio del campo para los trabajadores inmigrantes (sólo regía para los trabajadores rurales españoles).
El sector más explotado y reprimido de la clase obrera europea ha obtenido una victoria enorme contra el racismo y la explotación.