Historica victoria de los braceros marroquies

Huelga general, asambleas y piquetes: los braceros inmi­grantes marroquíes de la re­gión de Almería, en el sur de España, dieron una respuesta contundente a las persecucio­nes desatadas por bandas fas­cistas en los últimos días. Y después de tres días de lucha, obtuvieron una victoria total, que hará historia en la enorme masa de trabajadores inmi­grantes de toda Europa.


En esa región, 25.000 bra­ceros inmigrantes trabajan en la cosecha de la sandía, el me­lón y el ají. Las condiciones de trabajo son brutales (para ace­lerar la maduración de las plantas, se las cubre con va­rias capas de telas de plástico, con lo cual la temperatura a la cual trabajan los braceros su­pera los 70°). Los salarios son miserables y los despidos frecuentes y arbitrarios. La ma­yoría son ‘ilegales’ que viven en ‘cortijos’, habitaciones mi­serables dentro de las propias explotaciones, donde la única fuente de agua “proviene de los acuíferos que riegan las plantas, repletos de plaguici­das y cada vez más saliniza- dos” {El País, 12/2).


En los primeros días de fe­brero, bandas fascistas toma­ron como excusa el asesinato de una joven española para descargar su furia contra los braceros marroquíes. Tres de ellos fueron asesinados, y cien­tos de viviendas y algunas mez­quinas fueron quemadas. Los instigadores de este verdadero ‘progrorrí  fueron los propios pa­trones de la fruta. “Los propie­tarios de los invernaderos lo di­cen abiertamente: ‘Habrá un cambio de trabajadores, se traerán de Sudamérica, de Eu­ropa o de donde sea, pero con los moros no hay más que problemas’…” (El Pais, 12/2). El ‘problema’ es, nada más ni nada menos, que el sindicato ATIME (Asociación de Trabajadores Marroquíes en España). Para reemplazarlos, ya traje­ron varios miles de albaneses y emigrantes de la ex Yugoslavia.


Con la huelga y los pique­tes, los braceros no sólo reven­taron la persecución de los fas­cistas sino que también para­ron la provocación patronal. No sólo impusieron que el Es­tado se haga cargo de alojar a aquellos inmigrantes que han sufrido daños en sus viviendas e indemnizarlos, la regularización inmediata de los inmigrantes documentados s y la puesta en marcha de progra­mas de viviendas (para los que viven en España) y de alber­gues (para los que van a la co­secha). También impusieron el respeto del convenio del campo para los trabajadores inmi­grantes (sólo regía para los tra­bajadores rurales españoles).


El sector más explotado y reprimido de la clase obrera europea ha obtenido una victo­ria enorme contra el racismo y la explotación.