Internacionales

22/10/2019

Honduras: un fallo contra el hermano narco del presidente reaviva el fantasma de la rebelión

Honduras volvió a ser escenario de protestas populares en los últimos días, luego de que un tribunal de Nueva York encontrase culpable a “Tony” Hernández, hermano del presidente y ex parlamentario del Partido Nacional, por el tráfico de toneladas de cocaína, conspiraciones con cartels y posesión de armas de fuego.


El juicio expuso con crudeza a la narcodictadura que impera en el país centroamericano desde el golpe de 2009. Alexander Ardón, ex alcalde y capo narco, dio cuenta del financiamiento del narcotráfico a las campañas del ex presidente Porfirio Lobo y del actual mandatario, Juan Orlando Hernández (JOH), en las que estaría involucrado entre otros el ‘Chapo’ Guzmán; mientras que el ex líder del cartel Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Madariaga, relató los sobornos a JOH y a su ministro de Seguridad Julián Pacheco Tinoco. “Tony” aparece conspirando en cámaras ocultas junto a narcos devenidos en informantes. Entre las fotos impúdicas que desfilaron en los tribunales hay una de un paquete de cocaína con sus siglas, y otra –encontrada en su celular- de una ametralladora grabada con el nombre del presidente. La sentencia llegaría en enero, y podría implicar hasta 30 años de cárcel.


La noticia avivó el viernes 18 y durante el fin de semana movilizaciones, quemas de vehículos policiales y piquetes en las rutas de la mitad de las provincias del país que se extendieron por muchísimas horas, en reclamo de que se vaya el narcopresidente. Es el clamor que ya se había escuchado por decenas de miles en la rebelión de abril-mayo-junio, que impuso la caída de reformas fondomonetaristas planteadas por JOH para la salud y la educación.


El rechazo al régimen parece encontrarse en su punto más alto por parte del pueblo hondureño, que ya ha protagonizado una larga serie de levantamientos contra la corrupción, los fraudes y el ajuste sin pausa del régimen proimperialista alumbrado por el golpe de 2009. La nación centroamericana está colonizada por el crimen organizado y la pobreza escala a cerca del 70% de la población, agrandada en estos días por los aumentos en los combustibles y por consiguiente en los productos de la canasta básica.


La burguesía


En este cuadro convulsivo, se conformó en los últimos días una Coalición de Unidad Opositora contra la Dictadura por parte de los principales referentes de la oposición, el nacionalista Manuel Zelaya (ex presidente volteado por el golpe de 2009), y los ex candidatos a ese puesto Luis Zelaya (del Partido Liberal) y Salvador Nasralla. La Coalición convoca a acciones de protesta hasta la caída de JOH, que formaría parte de una “ruta estratégica” hacia “la formación de un gobierno democrático”, y designó como su líder a Nasralla, a quien consideran el “presidente electo” en vistas al fraude de 2017. Mientras este y Luis Zelaya ya venían levantando esta plataforma desde un armado anterior, buscando interesar en ello a las Fuerzas Armadas, en el caso de Zelaya supone un corrimiento, ya que su partido Libre estaba concentrado hasta el inicio del juicio a Tony Hernández en sacar a su hermano por la vía de las elecciones de 2021 (con un tramposo planteo de Juicio Político, inviable con un Congreso dominado por el partido de gobierno).


El comunicado llama al empresariado a sumarse a las protestas, ratificando la orientación pro-mercado que expuso en su campaña de 2017 (en la que tuvo a la pareja de Manuel Zelaya, Xiomara Castro, como candidata a vice), y anticipando su intención de encorsetar al movimiento popular, cuyas demandas acuciantes requieren para su satisfacción de afectar a los capitalistas.


De fondo, parecen refractarse en Honduras las disputas al interior del imperialismo norteamericano. Analistas señalan que detrás de los juicios contra JOH y su familia estarían los demócratas, mientras que el Departamento de Estado de Trump ratificó este miércoles sus buenas relaciones con el gobierno de JOH. Para Trump esta alianza no es moco de pavo, ya que viene de lograr un acuerdo (anti)migratorio con Honduras, a la par de los conquistados -en los tres casos, extorsiones mediante- con El Salvador y Guatemala (los tres países conforman el llamado “Triángulo Norte” de Centroamérica, del cual la población huye despavorida). Pero quizá Trump se vea obligado a soltarle la mano a JOH, un socio poco presentable cuando está lidiando en casa con la amenaza del impeachment.


Desarrollar la movilización


Se destacan dos nucleamientos sindicales de oposición: la Convergencia contra el Continuismo, y la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación. La primera jugó un relevante papel en las protestas de 2017 y 2018, mientras que la segunda fue protagonista del proceso reciente contra las reformas fondomonetaristas, empujadas en particular por sus bases en el magisterio nacional.


Dentro de estos agrupamientos y otros que han estado en lucha se halla la fuerza para empujar un proceso de movilización popular, con protagonismo de la clase obrera y un perfil de independencia política. Ello plantea superar la orientación de las direcciones tanto de la Plataforma como de la Convergencia, cuyas vacilaciones en el período reciente han supuesto parates para la lucha por el Fuera JOH, y vuelven a expresarse ahora en un llamado a “movilizaciones permanentes” pero sin convocatorias concretas. La conducción de la Plataforma se ha mostrado en cercanía con los liberales, mientras que la de Convergencia llama abiertamente a encuadrarse en el operativo de un gobierno de transición “junto a los empresarios”.


En este escenario, las protestas que tuvieron lugar este lunes 21 no han registrado una amplia concurrencia, aunque la bronca que estalló el viernes podría reavivarse en cualquier momento. Está a la orden del día desarrollar la más amplia movilización por el “Fuera JOH”, junto a un planteo de congreso de bases de la clase obrera y el conjunto de los explotados en lucha, que resuelva un programa de desarrollo nacional y ruptura con el imperialismo, y un curso de acción por una salida propia.