Huachipato (Chile): ofensiva capitalista contra la nueva dirección sindical


En la región del Bío Bío, la compañía siderúrgica de Huachipato ha cerrado el cerco sobre los obreros: despide a trabajadores, cierra varios departamentos de producción y ahora ha despedido a tres importantes dirigentes del sindicato número 1.


La patronal invoca que los trabajadores pusieron en riesgo sus vidas al subirse a la chimenea de kokería, a fin de expresar su oposición a los planes patronales. Es sólo un pretexto: la empresa quiere eliminar a los luchadores que se oponen a los despidos y que lograron desplazar a la burocracia sindical enquistada en el sindicato por más de cuarenta años.


La empresa está envuelta por la profunda crisis capitalista. El plan de reducir personal y terminar con el convenio del sindicato número 1 es un objetivo ineludible. Dentro de un cuadro de aislamiento, los dirigentes optaron más bien por la rebeldía individual para impedir los despidos, sin organizar la participación activa de los trabajadores. Y es así como, durante los días que estuvieron en la chimenea de kokería, sólo los acompañaron sus familiares, un grupo de trabajadores y nosotros, Prensa Obrera.


 


La nueva dirección de Mónica Aguilera y el apoyo de los obreros siderúrgicos reflejaban un giro en la conciencia política del sindicalismo de la zona, con el inicio de la recuperación de los sindicatos como herramientas de lucha. Recordemos que en junio de 2013 se había congelado la negociación colectiva, y hubo un anuncio de despidos programados de 500 trabajadores con el objetivo de liquidar las conquistas del convenio. A su turno, los gerentes y “jefes” de los diferentes departamentos iniciaron una campaña de amenazas hacia los obreros, creando un ambiente insoportable al interior de la planta, para provocar el retiro voluntario.


Los resultados de la elección en julio de 2013 fueron mayoritarios para el equipo de Aguilera. Prensa Obrera estuvo allí presente y analizó los resultados: “El aplastamiento de la burocracia fue por la fuerza y valentía de los obreros metalúrgicos. La defensa del trabajo y de sus conquistas en este período de ofensiva empresarial, debe pasar por afianzar al Directorio con la misma fuerza y valentía con que se derrotó a la burocracia, reestructurar el cuerpo de delegados con un plan de trabajo y apoyarse en el poder de decisión y movilización de la asamblea y apoyo de los trabajadores de las empresas del cordón industrial. La tarea recién comienza”.


Sin embargo, advertíamos: “…los discursos de los recién electos fueron de dar vuelta la página y llegar a conversar con la empresa con un idioma de paz y no de guerra. Un idioma que se percibe como contradictorio, porque como resultado de la profunda crisis en que está envuelta la compañía siderúrgica, la primera intención de la administración fue solucionar esta crisis atacando las conquistas de los obreros y despidiendo a los trabajadores” (PO, 30 de julio, 2013).


El despido de los dirigentes de Huachipato es un retroceso parcial del movimiento sindical. Parcial, porque está enmarcado por la lucha de otros sectores, entre ellos los profesores que no aceptaron el acuerdo firmado por su dirección. La recuperación del movimiento sindical, hoy en manos de la burocracia, requiere de compañeros que tengan como perspectiva programática fortalecer un sindicalismo clasista junto a la independencia de la clase obrera.