Huelga con piquetes en todo Paraguay

El 2 de mayo se cumplió en Paraguay la huelga general convocada conjuntamente por las tres centrales sindicales, la primera desde 1958. El reclamo central de la huelga fue un aumento salarial general del 40%, el equivalente a la desvalorización que sufrieron los salarios desde 1989.


Los rasgos más destacados de la huelga han sido su masividad —adhirieron más del 85% de los trabajadores— y, sobre todo, el carácter que el activismo le dio al paro. No fue un paro “dominguero”; hubieron numerosos actos relámpagos, manifestaciones, piquetes masivos en las terminales de transportes, sentadas en la vía pública y choques de los huelguistas con la policía.


La violenta represión policial —que se cobró la vida de dos huelguistas— no pudo impedir que los piquetes ocuparan el centro de la escena.


La movilización obrera se extendió por todo el país: la huelga se cumplió a rajatablas en todo el interior. Una nota destacada fue el paro —al 100%— de los 4.000 trabajadores de la represa de Itaipú, que venían cumpliendo una huelga general —en conjunto con los trabajadores del lado brasileño— en reclamo de la reposición de los adicionales por trabajo peligroso, derogados por la patronal.


En el interior, otro rasgo destacado, los campesinos participaron activamente de la huelga general, sumando a las reivindicaciones obreras sus propios reclamos: aumento del precio del algodón, tierra para los “sin tierra” y esclarecimiento del asesinato del dirigente campesino Esteban Balbuena. En algunas localidades se produjeron manifestaciones y cortes de rutas conjuntos obrero-campesinos, que fueron violentamente reprimidos por la policía.


Crisis política y económica


La huelga general y el ascenso obrero empalman con una aguda crisis económica y política. Esto explica que un sector de la propia burguesía —golpeado por la recesión y la caída del mercado interno— haya pretendido utilizar la huelga en favor de sus propios intereses y contra el gobierno de Wasmosy, monopolizado por los acopiadores de algodón y la “patria contratista”.


Un editorial de “Ultima Hora” (2/5) refleja este punto de vista: después de señalar que “la huelga no perjudica el clima de inversiones”, sostiene que “constituye un urgimiento de políticas correctivas no referidas exclusivamente con el atraso de salarios” y denuncia que el gobierno “continúa apuntalando el modelo agroexportador y sigue privilegiando la exportación de materias primas agropecuarias … (en particular) el monocultivo de algodón”, al tiempo que reclama “ampliar la demanda interna y la acumulación de ahorro”. Se trata de los síntomas típicos de una fractura en la burguesía. Para el editorial patronal, “el reajuste salarial del 40% que reclaman los trabajadores puede no estar dentro de las posibilidades inmediatas…”.


Una expresión del fraccionamiento de la burguesía paraguaya fue el llamado de fracciones significativas del coloradismo, como el Movimiento Popular Colorado y Reconciliación Colorada, a “sumarse activamente” a la huelga general.