Huelga general con bloqueos en Ecuador


La Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) cumple una huelga general con corte de rutas “hasta que el gobierno de Alfredo Palacios se retire de las negociaciones con Estados Unidos para la firma del Alca”. También exige la convocatoria a la Asamblea Constituyente, que se anule una base militar de Estados Unidos y la rescisión del contrato con la petrolera Oxy (lo mismo piden la estatal Petroecuador y la Procuraduría) (Clarín, 16/11).


 


Desde el 13 de marzo, las comunidades están en asamblea permanente, bloquean once de las 22 provincias del país. La Conaie afirma que el Alca significa la destrucción de la producción agrícola y la privatización de las fuentes de agua. Las primeras delegaciones han comenzado a entrar en Quito, eludiendo el cerco del ejército y la Policía. Del levantamiento — que sigue a una semana de huelgas de los trabajadores petroleros por aumento de salarios — participan organizaciones campesinas, autoridades municipales y el movimiento estudiantil, que lleva una semana de movilizaciones y refriegas con la policía.


 


Desde que asumió en abril de 2005, Palacios ha enfrentado una impresionante ola de huelgas y rebeliones campesinas, que lo han obligado a cambiar cuatro veces de ministro de Gobierno. Palacios afirma que la protesta popular es “un intento criminal para derribar las instituciones de la democracia”, y que la firma del Alca es innegociable —“ antes prefiero renunciar” — . El lunes 20, su canciller viajó a Washington a pedir auxilio a Condoleezza Rice, al Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos y a la OEA.


 


La Conaie decidió reforzar esta semana los cortes de ruta y distintas columnas de campesinos avanzan sobre Quito. Además, denuncia que la represión ya produjo un centenar de heridos graves —“ el gobierno y el ejército se han convertido en guardias de seguridad de las corporaciones petroleras” — y que responderá “tomando como rehenes” a los uniformados, en una práctica ya utilizada en Puyo, donde 15 militares fueron secuestrados por varias horas.


 


En la última década, los trabajadores ecuatorianos derribaron tres gobiernos (Bucaram, en 1997; Mahuad, en 2000; y Gutiérrez, en 2005). Y están en condiciones de echar al cuarto. Pero esta enorme disposición de lucha, sin embargo, tiene el corsé de su dirección política, que cada vez encuentra un argumento para apoyar al sucesor del derrocado e incluso integrarse al gobierno.