Huelga general en Paraguay

Los trabajadores paraguayos están preparando una huelga general, la primera que se realizará en el país en 36 años.


¡Y vaya si la están preparando! En el curso de las últimas semanas se viene sucediendo una sostenida seguidilla de huelgas. En la gigantesca represa de Itaipú, los obreros paraguayos y brasileños cumplieron una huelga de 24 horas en reclamo de la reposición de un adicional por “tareas riesgosas”, derogado por el gobierno. Los trabajadores estatales y los del Instituto de Previsión Social salieron a la huelga por salarios y por la destitución del directorio del IPS; en distintas empresas —como en la cafetalera Eximporá— se han venido produciendo huelgas, movilizaciones y huelgas de hambre. Los trabajadores del transporte votaron para mediados de abril una huelga general nacional, que el gobierno logró evitar sobre la hora mediante promesas y concesiones. El ascenso de la marea obrera se manifiestó claramente en la masividad de la marcha convocada en Asunción por las tres centrales sindicales a mediados de la semana pasada, en la cual la ratificación de la huelga general fue largamente ovacionada por los manifestantes.


Los reclamos de la huelga general paraguaya son el aumento del 40% del salario mínimo —que fue “licuado” por los brutales tarifazos de gas y luz decretados en enero—, la derogación de los proyectos de privatización del sistema previsional y en repudio al desempleo. El aumento salarial del 15% decretado en enero para los privados no logró detener la marea sino que, por el contrario, agudizó los reclamos y movilizaciones entre los trabajadores estatales.


Mientras crece la movilización obrera, no cede la movilización campesina que comenzó en febrero con cortes de ruta y ocupaciones de tierras. Los campesinos reclaman el aumento del precio del algodón pagado por los acopiadores, la condonación de las deudas y el reparto de tierras. En las últimas semanas, luego de la masiva manifestación de campesinos a Asunción de mediados de marzo, la situación se ha agravado porque “los agroexportadores se han puesto de acuerdo para reducir los precios de acopio del algodón en todo el país … la reducción programada coincide con un fuerte aumento de la cotización de la fibra paraguaya en el mercado internacional” (Ultima Hora, 18/4). En Prensa Obrera  (nº 412 y nº 413, del 24/2 y 10/3) denunciamos que el régimen político paraguayo actuaba como una mera extensión de la Cámara de Agroexportadores, que intenta embolsarse la totalidad del aumento internacional del precio del algodón condenando a los campesinos a la miseria. No casualmente, señalábamos, “Wasmosy es el propietario del segundo mayor pulpo acopiador … (y) el mayor explotador de los campesinos paraguayos es nada menos que el hombre que encabezó la lista centroizquierdista en las últimas elecciones, Guillermo Vargas Caballero” (Prensa Obrera, nº 413, 10/3). Después de esta provocación de los agroexportadores, los campesinos han resuelto abandonar el “diálogo” con el gobierno (Ultima Hora, 14/4).


La presión popular, obrera y campesina empalma con una aguda crisis del régimen político y una desarrollada fractura del partido oficialista, que está siendo copado por la burguesía agroexportadora (los acopiadores de algodón) y los grandes contratistas, que ahora se han transformado en campeones de la privatización. Wasmosy —uno de los grandes acopiadores y, al mismo tiempo, uno de los grandes contratistas de la represa de Itaipú— sintetiza en su persona a la fracción burguesa que ha pasado a monopolizar el régimen político. La fractura del partido oficialista ha llevado a la destitución de Blas Riquelme de la Junta de Gobierno del partido colorado y al pasaje a la oposición de la fracción “stronista” encabezada por  Argañaraz. La crisis del partido oficialista se viene expresando también en una serie de reclamos y reivindicaciones levantados por la suboficialidad de la policía y las FF.AA.


Esta crisis política es la que le otorga una enorme potencialidad a la huelga general y a la intervención del movimiento obrero.