¿Huelgas en la General Motors?

Luego del convenio laboral firmado por el sindicato automotriz norteamericano (U.A.W.) con la Ford, las negociaciones por la renovación del convenio con la GM de Canadá, transitan por una vía diferente; según el pre­sidente de la Canadian Auto Workers (CAW) “será muy difícil lograr una resolución sin una huelga” (CAW Auto Talkslnfo, 23/9).


Sucede que la GM canadiense tiene pro­gramado el cierre de dos plantas de piezas, y el traslado de la producción de un número importante de autopartes fabricadas en otras plantas, a proveedores que emplean trabaja­dores no sindicalizados, lo que provocaría más de 5.000 despidos (el 20% de su actual dotación). Al mismo tiempo, la GM ha im­puesto un régimen interno de horas extras que viola el convenio vigente y pretende que se le reconozca el derecho a imponer una jomada diaria superior a las 8 horas. Final­mente, la GM se niega a aceptar una “garan­tía de empleo” similar a la que el CAW obtuvo en el contrato que recientemente fir­mó con la Chrysler: por cada empleo perdido por subcontratación en la fabricación de auto- partes, la empresa se compromete a crear un número similar de empleos en otras plantas. En consecuencia, los mecánicos canadienses de la GM se están preparando para ir a la huelga, que comenzaría el 2 de octubre; la CAW anunció que estudia un plan de “huel­gas escalonadas” (ídem).


Al mismo tiempo, se han conocido algunos de los reclamos que la patronal de la GM norteamericana llevará a las paritarias con la UAW. Pretende reducir el número de catego­rías, para imponer a cada trabajador una mayor cantidad de tareas (“polifuncionalidad”). Quiere, también, una rebaja sustan­cial del porcentaje del ‘salario pleno’ que reciben los trabajadores que recien ingresan y un período mucho más prolongado que el actual de tres años para que estos trabajado­res obtengan salarios y beneficios equivalen­tes a los de los trabajadores más antiguos. Una indicación de lo que quiere la patronal es el convenio que acaba de firmar con el sindi­cato de trabajadores de la electricidad, que agrupa a unos 3.000 trabajadores de sus plan­tas de Dayton: el pago inicial para los traba­jadores de producción será del 50% del ‘sala­rio pleno| al que se llegará sólo después de ¡quince años! de trabajo. Este punto es de una importancia decisiva para la patronal; se cal­cula que en los próximos siete años se jubila­rán 250,000 mecánicos, la mitad de ellos de la GM. Finalmente, la GM quiere tener las ‘ma­nos libres’ para reducir en 70.000 trabajado­res su actual dotación (el 15% del total)… ¡después de haber despedido más de 80.000 obreros en los últimos seis años! Por eso anunció que “no aceptará ninguna garan­tía de empleo”, ni ninguna limitación a su política de ‘subcontratar’ la fabricación de autopartes. El ‘pliego’ de la GM es, realmen­te, una declaración de guerra.


La pretensión de la burocracia sindical norteamericana de encontrar un ‘punto me­dio’ entre las reivindicaciones obreras y las pretensiones patronales está condenada al fracaso.