Huelgas en México contra el despotismo de las empresas maquiladoras

En la frontera de Estados Unidos. Los trabajadores ante la pandemia.

Protesta de trabajadores en la maquiladora Electrocomponentes

En las maquiladoras mexicanas, edén de la superexplotación obrera por parte de grandes compañías norteamericanas, se han dado dos fenómenos siniestros frente a la pandemia de coronavirus. Por un lado, empresas que mantienen abiertas sus puertas, sin proteger a su personal, lo que ha causado numerosas muertes. Por otro, patronales que cierran, dejando sin ingresos o directamente despidiendo a sus trabajadores. En ambos casos, el sostenimiento de la ganancia capitalista se coloca por encima de la salud y la vida de las masas.


Todo esto ha llevado a que trabajadores de maquiladoras situadas en Tijuana, Matamoros, Mexicali, Reynosa y Ciudad Juárez protagonizaran estas semanas huelgas que desafiaron a las patronales. Hasta el momento, han fallecido 18 obreros.


Ubicadas en las ciudades fronterizas al territorio norteamericano, las maquiladoras mexicanas son fuente de mano de obra barata, y dominan una numerosa parte de la fuerza de trabajo que compone la región. Solo en Ciudad Juárez hay unas 320 empresas que emplean a cerca de 300.000 personas (El País 23/4), de las cuales 120.000 se encuentran ejerciendo sus actividades. Se estima que hay más de 1 millón de obreros sometidos al trabajo infrahumano de estas compañías.


Con sus limitaciones y despojados de cualquier tipo de apoyo por parte de las burocracias sindicales, trabajadores de distintas empresas maquiladoras han llevado adelante distintas medidas de lucha contra las muertes obreras y la austeridad patronal. Retoman, así, las grandes protestas de 2019..


El miércoles de la semana anterior, trabajadores de Therm-O-Disc (Ciudad Juarez) hicieron protestas contra la producción no esencial de termostatos. Asimismo, en la misma región, han parado obreros nucleados en las empresas Regal Beloit, TPI Composites, Norma Group y Syncreon, suspendiendo las actividades de los turnos vespertino del miércoles y matutino del jueves pasado para exigir el cese total de las actividades (La Jornada 17/4). Al día siguiente, el personal de Honeywell (Mexicali) fue a la lucha contra la patronal responsable de la muerte de uno de sus compañeros, que ahora busca neutralizar las tendencias combativas intimidando a sus trabajadores con represalias y ofreciéndoles un bono miserable. En las plantas 1 y 2 de Electrocomponentes (Matamoros) se enfrenta el cierre de una empresa que quiere pagar el 50% de los salarios.


Para tener una dimensión del carácter siniestro de estas entidades, tomemos el ejemplo de Cooper Lightning, que ha encadenado la empresa para impedir que sus trabajadores salgan del establecimiento.


En Lear, autopartista yanqui, fallecieron 13 de sus obreros, debido a la negligencia ante la pandemia.


Hay una presión específica por parte de Estados Unidos para declarar esencial la producción maquiladora (Infobae 23/4), pilar fundamental de su industria, incluida la correspondiente al armamentismo, columna vertebral de las escaladas belicistas. El imperialismo norteamericano se ubica como un tutor de la cuarentena mexicana y trata de imponer sus intereses en perjuicio de la vida de millones de trabajadores.


A los conflictos descriptos anteriormente, se suman los 346.000 empleos perdidos entre el 13 de marzo y el 6 de abril (Infobae 14/4).


El rol del gobierno


La impunidad con la que operan las patronales en las maquiladoras muestra la impotencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien por otra parte ha hecho todo tipo de concesiones políticas para agradar a Trump, el representante político de las compañías que operan en la frontera. Entre ellas, el pacto migratorio que transforma a México en un “estado tapón” que contiene -incluso por medio de la represión- la llegada de migrantes a EE.UU.


México es uno de los países que sufrirá más el impacto de la crisis, dado que es fuertemente dependiente del petróleo, cuyos precios se han desplomado. “El costo para los más pobres será enorme: los programas sociales de AMLO no cubren a todos. En México, hay 22 millones de beneficiarios de estos programas (2 millones corresponden a crédito personales, a empresas familiares, y pequeños negocios) y 52 millones de pobres. Por lo tanto, ante el Covid-19, no existirán ayudas para un 57 por ciento de las personas que viven en pobreza” (The New York Times, 14/4).


En el comienzo de la crisis, López Obrador se presentó ante la población como un elemento despreocupado por el ascenso en la curva de contagios y el impacto del virus en el país (llamó a continuar con todas las actividades), emulando los imprudentes discursos de Jair Bolsonaro (Brasil), Boris Johnson (Reino Unido) o Donald Trump (Estados Unidos), los tres jaqueados actualmente por un descalabro social y sanitario de características colosales.


López Obrador debió luego cambiar de posición e imponer una cuarentena . México acaba de incursionar en la fase 3 de propagación, con 11.663 casos confirmados y 1069 muertes, en rápido ascenso. En este marco, el presidente mexicano se vio obligado a extender las medidas de distanciamiento social y decretó la suspensión de la actividad “no esencial” vinculada al andamiaje productivo del país, cuyo cumplimiento ha sido impugnado, como hemos visto, por amplios grupos de capitalistas que siguen exponiendo a sus trabajadores al riesgo de la infección.


Un planteo


Las protestas en las maquiladoras son parte de una respuesta internacional de la clase obrera en defensa de su salud y sus condiciones de vida.


Frente al ataque de las patronales, es necesario la prohibición de  toda actividad no esencial, la formación de comités obreros de seguridad e higiene en las plantas, la prohibición de despidos, la licencia sin afectar el salario, un ingreso equivalente a la canasta familiar, y la expropiación bajo control obrero de toda empresa que no cumpla los requerimientos de la cuarentena.