Informe del “interamerican dialogue”: La crisis en Brasil y la conspiración contra Venezuela

Hace un par de días se dio a conocer un informe en Washington que ofrece algunas pistas acerca de las conspiraciones del imperialismo en América Latina. El numeroso grupo que redactó el reportaje está encabezado por el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso (La Nación, 15/7). FHC, como se lo conoce, acaba de ofrecerle a Lula una ‘tregua’ política en las investigaciones de corrupción en Brasil, a cambio de que Lula renuncie al derecho a la reelección, en 2006. La relación entre el informe y la situación política brasileña queda en evidencia porque el informe caracteriza que Hugo Chávez “se ha convertido en una ‘fuente potencial de inestabilidad regional’”. El reporte dice también, según La Nación, que “El mayor problema por resolver (¿?), siempre que se excluya a Fidel Castro de la evaluación (¿?), es Venezuela”. O sea que si FHC o sus partidarios logran retornar al gobierno, Brasil se convertiría en una base de operaciones contra la estabilidad política de Venezuela. La extorsión de Cardoso contra Lula equivale no a uno sino a dos golpes de Estado: uno, parcialmente encubierto en Brasil, el otro contra Chávez.


Los redactores del informe no ignoran, sin embargo, que Lula (y para el caso Kirchner) está muy lejos de ser un problema para el imperialismo. Por eso, aunque caracterizan que “Brasil y Argentina (…) están siguiendo sendas políticas exteriores más independientes y diversas, que a veces los ponen en contra de Estados Unidos (…), ‘por primera vez’ (!!) ambos países y otros más intervinieron en una misión de paz de las Naciones Unidas en Haití” (no solamente esto: las tropas de ocupación brasileñas acaban de perpetrar numerosos asesinatos en esa república, ver nota). Lula fue también un factor muy activo en presionar para que Chávez aceptara la extorsión de la oposición venezolana de convocar a un referendo sobre su mandato. Lula, sin embargo, al menos por el momento, sería un obstáculo para las acciones de desestabilización que está maquinando la administración Bush. En síntesis, en la crisis brasileña se ha ‘colado’ la conspiración yanqui contra Venezuela. El gobierno de Bush no cuenta hoy ni siquiera con el concurso de Uribe para complotar contra Chávez, como lo demuestran los recientes convenios que firmaron Venezuela y Colombia, nada menos que en materia de seguridad. Un cambio político hacia la derecha en Brasil podría cambiar la correlación de fuerzas. El problema es que, para que esto ocurra, no hace falta necesariamente que FHC vuelva al gobierno (lo cual, por otra parte, no es algo que los brasileños van a dejar que ocurra gratuitamente), pues el rumbo que está adoptando el propio Lula, en el marco del derrumbe de su gobierno, podría llevarlo en la misma dirección. Para el imperialismo sería, no hace falta decirlo, la variante más barata.


El informe continental, al menos por lo que cuenta La Nación, tiene otro ingrediente estratégico. Es así que se interroga “por cuánto tiempo más disfrutará América Latina de un crecimiento robusto” (¿?). “La bonanza económica regional, estima el ex vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, David De Ferranti, ‘duró más de lo que se pensaba’, pero desaparecerá (!!) en cuanto los precios de los commodities empiecen a bajar”. A causa de este pronóstico el informe asegura que “corre peligro la democracia”, lo que traducido a un lenguaje más sano significa que prevé nuevas crisis y derrumbes de los regímenes políticos que están al servicio del capital. Al cabo de doscientos años de historia, los regímenes latinoamericanos siguen dependiendo de la cotización de las materias primas.