Bulut Yayla, un estudiante de Arqueología turco y activista de izquierda, fue secuestrado el 30 de mayo, al salir de un restaurante céntrico en Atenas. Golpeado por cinco hombres de civil, fue metido -con su cabeza embolsada de inmediato- en un auto que partió rápidamente. Uno de los secuestradores no subió al vehículo y se dirigió a unas decenas de metros de distancia, donde había un patrullero de policía griego y conversó con los oficiales, quienes también se retiraron.

Transeúntes que paseaban por la zona atraídos por el tumulto y los gritos de Bulut, lograron tomar nota de la chapa del coche, que familiares del estudiante luego corroboraron que pertenece a la policía griega. Pero ésta niega el procedimiento, al estilo de los grupos de tareas de la dictadura argentina. Bulut Yayla apareció dos días después, detenido en los calabozos de la sección antiterrorista de la policía de Estambul. Un abogado declaró que había sido golpeado y torturado.

Bulut Yayla había ingresado en Grecia, como activista político kurdo-turco, escapando de la prisión y la tortura. Había solicitado, formalmente, asilo político.

A pesar de que las burguesías griega y turca históricamente se han enfrentado por su influencia en el Mediterráneo (guerra por Chipre), se ponen de acuerdo en reprimir conjuntamente la rebelión de sus pueblos contra la crisis capitalista. En marzo, el presidente griego Samaras se entrevistó con el carnicero turco Erdogan en Estambul, y establecieron una serie de acuerdos. Entre ellos figura la colaboración para enfrentar 'la subversión y el terrorismo'. Se trata de un intento de constituir una internacional del terror fascista y parapolicial contra la lucha popular.

En Grecia han habido importantes movilizaciones contra el secuestro de Bulut, reclamando por su libertad, por la plena vigencia del derecho al asilo político. Simultáneamente, se ha reunido en Atenas una Conferencia Internacional por una Alternativa Revolucionaria Internacionalista: a la organización internacional del imperialismo contra los pueblos opongámosle la unión internacional de los trabajadores de todo el mundo.