Irak, “en la Casa Blanca hay ausencia de dirección política”

Con la retirada norteamericana de Fallujah, la guerra de Irak pegó un giro.


Los norteamericanos entregaron el control de Fallujah a una milicia local encabezada por un ex general de Saddam. Ahora, encaran la misma “solución” en el sur, en particular en las ciudades de Najaf, Kerbala y Nassiriya.


El general norteamericano Martin Dempsey acaba de ofrecer el retiro de los ocupantes de esas ciudades y la entrega de su control a los hombres de las milicias de Al Sadr. Les reclama solamente “encuadrarse” (formalmente, como en Fallujah) bajo la autoridad del gobierno transitorio títere de Bagdad. Los combates continúan, pero la política de los ocupantes ya ha sido establecida.


Esta “solución” ha provocado los comentarios siguientes: “Los militares norteamericanos están volviéndose hacia líderes tribales, políticos y religiosos locales en un desesperado intento de mantener el orden. El resultado es una multitud de soluciones de reparto del poder que, de hecho, dividen a Irak en fuerzas y milicias locales y potencialmente la llevan a la guerra civil” (Financial Times, 14/5). Se trataría, incluso, de una salida que los generales ubicados en el terreno están estableciendo por la “ausencia de una dirección política clara de la Casa Blanca y el Pentágono”. O sea que el problema es Washington.


Los generales están feudalizando el país en las vísperas de la entrega de la administración a un gobierno “nacional”. Para compensar este “descuartizamiento”, “Bremer creó un conjunto de comisiones que concentrarán efectivamente los poderes que alguna vez tuvieron los ministerios” (The Wall Street Journal, 13/5). Esos “poderes” van desde el otorgamiento de licencias para la telefonía celular y canales de televisión hasta el manejo de las tropas y la policía; esas “comisiones” tienen una vigencia de cinco años, mucho más allá de la anunciada elección de un “gobierno representativo” en el 2005.


En realidad, se está pensando en la retirada porque según Richard Holbroke, ex enviado especial a los Balcanes, “esta es la más seria derrota militar de los Estados Unidos desde Vietnam (…) La posición norteamericana es insostenible” (The New York Times, 9/5).


El nuevo ministro socialista de Defensa de España, José Bono, ha hecho público que el general José Ayala, a cargo de las tropas españolas en Irak, había escrito un informe en las vísperas del súbito retiro español de Irak, en el que “considera imposible cumplir las órdenes ofensivas del mando norteamericano” y que la guerra “no se puede ganar” (El País, 11/5). La otra razón del retiro español, continúa Bono, fue la siguiente: “Le pregunté a Rumsfeld si aceptaría que la operación militar quedara a cargo de la ONU y me respondió que mientras él estuviera en el Pentágono, jamás un no norteamericano mandará sobre un soldado norteamericano” (ídem).


Bush no puede esperar que la “comunidad internacional” le salve las papas del fuego. La crisis norteamericana le da al levantamiento nacional iraquí una perspectiva de victoria. Pero para esto hará falta una dirección política común a todo el levantamiento y convertirlo en una única Intifada, del Mediterráneo al Golfo Pérsico.