Irán: ¿se disuelve la Policía de la Moral?

En medio de versiones no confirmadas, siguen las protestas.

Nueva semana de manifestaciones

En medio de versiones no confirmadas sobre una posible disolución de la Policía de la Moral y modificaciones en la ley sobre el velo islámico (que obliga a las mujeres a cubrirse el pelo y llevar ropa holgada), Irán empezó el lunes con nuevas movilizaciones que tendrían su punto culminante el miércoles 7, cuando se conmemora el día del estudiante.

El movimiento estudiantil es el sector más activo en la rebelión que estalló en el mes de septiembre, tras la muerte bajo custodia de la Policía de la Moral de la joven kurda Mahsa Amini.

Una confusa declaración a la agencia semioficial persa Isna del fiscal general Mohammad Jafar Montazeri (“la Policía de la Moral no tiene nada que ver con el Poder Judicial y fue suprimida por los que la crearon”) fue interpretada por medios occidentales como el anuncio de disolución de ese organismo, fundado bajo el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad (2005-2013). Sin embargo, hasta el momento el Ministerio del Interior, del cual depende esa Policía, no se ha pronunciado.

Los activistas iranies han recibido con escepticismo la versión periodística, igual que la que afirma que el parlamento y la justicia examinan cambios en la norma sobre el velo.

Desconfiados del régimen, la juventud y las mujeres se mantienen en las calles. Este lunes se lleva a cabo una huelga en tiendas y comercios en varias ciudades del país. Para el martes están programadas marchas en los barrios de Teherán y para el miércoles una concentración en la plaza Azadi de la capital.

Mientras tanto, por las noches, aguerridas protestas enfrentan a las fuerzas de seguridad, cuyo accionar ha dejado ya cientos de manifestantes muertos. A su vez, el régimen ha dictado las primeras condenas a muerte.

En las últimas semanas, a la par de las movilizaciones de la juventud y las mujeres, se han desarrollado protestas y huelgas de propietarios y conductores de camiones, trabajadores de algunos hospitales, profesores universitarios, y en algunas plantas del acero y la industria automotriz.

La información disponible impide conocer exactamente las motivaciones de las medidas de fuerza. Algunas parecen apegadas al movimiento de lucha general, y otras desatadas por reivindicaciones propias, como mejores condiciones laborales.

A casi tres meses de la muerte de Mahsa, la persistencia de las manifestaciones, pese a la brutal represión, muestra la profundidad del movimiento de lucha.