Israel, Bush y la Unión Europea fomentan la guerra en los territorios ocupados


Lo único que falta es que se diga que se trata de un ‘enfrentamiento étnico’ para que la desinformación internacional de lo que está ocurriendo en Gaza alcance niveles nunca vistos. La guerra desatada en la Franja no es más que la ejecución de un plan armado por el gobierno de Bush, la Unión Europea y la Liga Árabe, junto con Israel, para liquidar de una vez por todas al movimiento Hamas. Desde que Hamas ganara las elecciones a principios del año pasado, la coalición imperialista ha sometido a Cisjordania y Gaza a un implacable bloqueo económico, esto mientras Israel proseguía la extensión de sus colonias en los territorios ocupados y acantonaba a la población árabe en zonas sin comunicación recíproca, en lo que prefigura un gigantesco ‘apartheid’. Un profesor de la Universidad de Tel Aviv lo dejó muy claro: “En general, la estrategia israelí actual parece ser obligar a todos los dirigentes de Hamas, tanto militares como políticos, a pasar a la clandestinidad (...) La idea de Israel, en suma, es que desaparezca el gobierno de Hamas, y que gobierne sólo Al Fatah del presidente Mahmud Abbas” (Clarín, 23/5).


 


Es en función de este objetivo que actúa el Ejecutivo de la Autoridad Palestina, el cual ha sido sistemáticamente armado para ello por parte de Estados Unidos e Israel. Además de los cuerpos de seguridad de Al Fatah, el sionismo y Bush han provisto de armas al coronel Mohammd Dahlan, que opera desde Cisjordania. Dahlan se destacó como el oficial de enlace entre la CIA y las fuerzas de seguridad palestinas bajo el gobierno del fallecido Arafat. Según coinciden todas las informaciones será el encargado de la dirección de las fuerzas represivas una vez que se consume la liquidación de Hamas. El citado profesor israelí explica con mucha ingenuidad por qué Israel no aceptaría, en ningún caso, una tregua o acuerdo de paz con Hamas: “Implicaría un precio muy alto: si Israel lo deja en paz, Hamas se rearmará (...) Israel no quiere pagar ese precio”. Los sionistas tienen, de este modo, el argumento ‘perfecto’ para arrasar con cualquier tentativa de autonomía nacional palestina: “Como nos atacarían si los dejamos libres, no tenemos más remedio que aplastarlos para que reine la concordia”. Lamentablemente para los sionistas y para el imperialismo, es imposible ‘suprimir’ a cinco millones de palestinos; de una u otra manera el imperialismo está llevando a Medio Oriente a protagonizar una gigantesca guerra de emancipación nacional.


 


Lo interesante de lo que está ocurriendo es que el actual gobierno de unión nacional de la Autoridad Palestina fue promovido por Arabia Saudita en el marco de un llamado ‘plan de paz’, que incluso recibió algún ‘aliento’ por parte de Condoleezza Rice. Ahora, sin embargo, según un diplomático europeo, Pierre Schori, “la posición europea muestra la voluntad de que haya un cambio de régimen en Palestina (El País, 17/5). El jefe de los servicios de inteligencia egipcios, Ornar Suleiman, declaró, por su lado, que “no vamos a permitir que Hamas salga triunfadora (ídem anterior). Algo similar ¿yo el presidente egipcio, Hosni Mubarak: es necesario “poner fin a la presencia de islamistas en el Ejecutivo palestino”. Un editorial de El País concluye: “El derribo del gobierno en el que participan los fundamentalistas es el objetivo común de Israel, Estados Unidos, la Unión Europea (...), Egipto y Jordania”. Es “la batalla decisiva para acabar con Hamas (21/5). Mientras tanto, la prensa sigue mintiendo al justificar la agresión militar israelí a los disparos de cohetes contra la ciudad de Sderot, por parte de la milicia islámica.


 


Que la empresa criminal contra el pueblo palestino está condenada al fracaso está demostrado por la reacción de la derecha israelí, que reclama la reocupación de Gaza o, en su defecto, el derrocamiento del gobierno de ni M Pero “nadie en Israel desea  ocupar Gaza” (El País, 21/5), luego del fracaso de la guerra  para destruir a Hezbollah. Los que plantean la reocupación de Gaza sostienen, por esto, que para alcanzar el éxito en esta empresa hay que ir contra Irán (La Nación 21/5). Es claro para cualquiera, sin embargo, que si el iraperialismo extiende el fuego en Medio Oriente, acabará incendiando^ conjunto de la economía y de la política mundiales.


 


El margen de maniobra del imperialismo y del sionismo para seguir con su política de ‘guerra ‘ininterrumpida’ está determinado en primer lugar, por la falta total de unidad de los movimientos nacionales árabes y, en definitiva, por la pasividad de las masas en los países imperialistas. Hezbollah y Hamas no son fuerzas políticas nacionales realmente indepedientes, como tampoco parece serlo la resistencia ‘baasista’ sunnita en Irak, pues están fuertemente condicionadas por los regímenes explotadores de Siria e Irán, que tienen sus propios intereses ‘nacionales’. En este mismo momento, Hezbollah asiste, cómplice, a la represión contra los campos pales-tinos en Líbano, con el pretexto de que allí opera una fracción ligada a Al Qaeda. Hezbollah pretende llegar a formar un gobierno de ‘unión nacional’ con la derecha proimperialista de Líbano. Sin embargo, es claro que el imperialismo está explotando esta crisis para reforzar su dominación en Líbano y para reducir las posiciones de Hezbollah.