Cuanto más a fondo lleva adelante el sionismo su política terrorista contra los palestinos y cuanto más evidente aparece que la invasión de los territorios persigue la “limpieza étnica” de todo un pueblo, más crecen en Israel el movimiento de rechazo a la invasión y las deserciones en el ejército israelí.

Crece el movimiento de oficiales de reserva que rechazan el llamado a filas: más de 500 ya han firmado una declaración pública que califica al Ejército israelí como un “ejército de ocupación”. Muchos otros se niegan a prestar servicios en los territorios ocupados. El movimiento de deserción es todavía más amplio entre los simples soldados. Un informe del propio alto mando israelí estimaba, a mediados de marzo, que “se produce una deserción cada 50 minutos”, es decir unas 30 por día. Las deserciones y los rechazos a servir en los territorios han crecido significativamente en las últimas semanas: el propio Sharon los calificó como “un serio principio de rebelión”.