Israel: La Bolsa sube, la especulación inmobiliaria crece, los salarios bajan

La guerra de masacre desatada por el Estado de Israel contra los pueblos de Líbano y Palestina se está convirtiendo en una catástrofe también para una parte de los trabajadores de Israel.


Antes del estallido de la guerra, el norte de Israel era una zona siniestrada, pero no por la acción de Hezbollah sino por la del ministro de finanzas del anterior gobierno, Benyamin Netanyahu (del Likud). Bajo su mandato, se redujeron drásticamente los gastos sociales y los ingresos de los municipios. En los del norte, miles de trabajadores cobraban sus salarios con meses de atraso (en algunos casos, con hasta un año de atraso).


Algunos lograron cobrar en estos días, pero ya se anuncian atrasos para los próximos meses. En una situación todavía peor están los trabajadores de las empresas privadas. Muchos han dejado de ir a trabajar por temor a los cohetes. Por otra parte, “los empleadores buscan cancelar sus cuentas con los trabajadores que no van a trabajar e intentan despedirlos” (Haaretz, 31/7). A algunos les ha dado vacaciones forzosas, pero no cobrarán compensación por las horas extras perdidas ni otros beneficios.


La bronca entre estos trabajadores es creciente, como lo pone de relieve los cuestionamientos recibidos por Ofer Eini, secretario general de la Hisdratut, la central sindical (estatizada) israelí, durante su gira por el norte del país. En Nahariya, los bomberos le reclamaron el pago de sus salarios, irregular desde hace cuatro años. En Kiryat Simona, debió enfrentar protestas de los comerciantes (“es una ciudad fantasma… el 95% de los comercios está cerrado”) y de los trabajadores. Los representantes de los sindicatos de esa ciudad reclamaron que los trabajadores que han sido forzados a tomar vacaciones cobren lo mismo que hubieran recibido si continuaran trabajando.


Estos trabajadores y comerciantes que protestan contra el “abandono” del Estado de Israel y reclaman compensaciones financieras son, al mismo tiempo, quienes más directamente apoyan la guerra contra Hezbollah. Según Haaretz (31/7), ambos elementos determinarán el futuro del gobierno israelí. “En este contexto, la segunda guerra del Líbano no es sólo una batalla para mejorar la situación de seguridad, sino también una batalla para resolver la situación económica. Los resultados de ambas campañas determinarán la suerte de sus arquitectos. (…) Si Olmert se muestra incapaz de dar soluciones, casi con seguridad perderá el poder…”.


Un trabajador alojado en un abarrotado refugio en Acre advirtió: “Si no hay cambio en la situación económica, haremos una guerra que será peor que la de Hezollah”.


Negocios


Mientras que la guerra empeora la ya crítica situación de los trabajadores y los explotados en Israel, la burguesía del estado sionista continúa con los negocios…


Aunque en el norte la actividad económica está paralizada, la Bolsa israelí está a pleno. Desde el comienzo de los bombardeos, el índice bursátil cayó un módico 3,5%. Se trata de una cifra insignificante si se considera que, hace dos meses, durante la “crisis de los mercados emergentes” (Turquía, China e India), la Bolsa de Tel Aviv cayó en más del 10%. La guerra no afecta la Bolsa.


Las razones, según Haaretz (1/8), es que el negocio de la mayoría de las 25 mayores empresas israelíes es la exportación. Sólo unos pocos bancos y operadores de telefonía celular dependen del mercado interno, pero “son poderosos monopolios u oligopolios, con enormes porciones del mercado y talento para chupar el ingreso público, tanto durante el ciclo de alza como el de baja de los negocios”…


La Bolsa bulle y los negocios inmobiliarios florecen. La Agencia Judía acaba de obtener del gobierno “un valioso regalo” (Haaretz, 31/7): la Administración de Tierras la autorizó a vender docenas de propiedades que le habían sido cedidas gratuitamente. Cuando las tierras fueron entregadas, se estableció que serían para “uso público”.


Las tierras que la Agencia podrá vender ahora a empresarios privados están ubicadas a lo largo de “las playas y zonas costeras más caras del país”. Allí se construirán “enormes complejos residenciales”.


Mientras tanto, la revista Forbes (26/6) indica que los bombardeos en Líbano han puesto un parate, solamente temporal, a la feroz especulación inmobiliaria que tenía lugar en Beirut antes de la guerra. Decenas de grandes emprendimientos, edificios de lujo, complejos comerciales, hoteles, estaban siendo construidos en la parte cristiana de Beirut, con financiamiento de inversores árabes, occidentales… e israelíes. Forbes indica que estos inversores no se “descorazonan” y esperan que en poco tiempo más las obras puedan reiniciarse. Su único contratiempo es la emigración de trabajadores sirios, mano de obra barata de la construcción.


Mientras barrios enteros de Beirut fueron destruidos hasta los cimientos, los emprendimientos inmobiliarios en curso no fueron tocados por la aviación israelí. Negocios son negocios…