Israel viola el acuerdo del cese del fuego en el Libano: Los “Rambos” sionistas fracasaron una vez más

El sábado 19 de septiembre, los combatientes de Hezbollah rechazaron un ataque de un comando israelí cerca de Baalbek, en la parte noreste del Líbano, matando un oficial israelí e hiriendo a otros dos, uno de ellos seriamente. La operación fue conducida por el Sayeret Matkal (la unidad de élite del alto mando). El oficial fue identificado como teniente coronel Emanuel Morano, fue el oficial muerto de más alto rango de esta unidad desde la muerte del hermano de Benjamín Netanyau, Yoni, en la operación Enteve de Uganda en 1976. El primer ministro Ehud Olmert y el ministro de Defensa Amir Peretz autorizaron la operación a pesar de que rompía el cese del fuego dictado por las Naciones Unidas entre Israel y Hezbollah.


Los helicópteros israelíes, bajo el apoyo de bombardeos aéreos, descargaron dos vehículos Hummer en la montañosa región de Afqa, unos 30 km al este de Baalbek, en el valle central de Bekaa. Los comandos se movieron hacia el este en dos vehículos hacia la oficina de un dirigente de Hezbollah, el jeque Muhamad Yazbeek en la aldea de Budai, donde se enfrentaron con los combatientes de Hezbollah. Allí se produjo un tiroteo y entonces las tropas israelíes fueron obligadas a retirarse. Las tropas israelíes, según fuentes libanesas, fueron transportadas en dos vehículos del ejército libanés y llevaban uniformes del ejército libanés. Luego de la batalla, los helicópteros israelíes dispararon misiles mientras que el comando se retiraba, destruyendo un puente unos 500 metros cerca del área donde los vehículos Hummer habían sido descargados.


El ministro de Defensa laborista Amir Peretz dijo el sábado que el ataque comando en el Líbano fue “una necesaria operación para prevenir el rearmamento de Hezbollah”, agregando que él “felicita a los soldados que consiguieron los objetivos en esta valerosa operación” y manda sus condolencias a la familia del oficial muerto en los enfrentamientos con Hezbollah. Pero la operación del sábado, que hacía peligrar el cese del fuego, indicaría que Israel tenía un objetivo mucho mayor cerca de Baalbek -quizás el rescate de los dos soldados israelíes capturados por Hezbollah el 12 de julio o la captura de un líder oficial de Hezbollah como Yazbeek, para intercambiarlo por los soldados. En todo caso, la operación comando fue claramente derrotada. Recordemos que durante la guerra una similar acción que fracasó fue conducida en la misma área de Baalbek.


El 1 de agosto, comandos israelíes atacaron el hospital de Dar al-Hikma, donde aparentemente estos comandos creían que Nasrallah u otro alto dirigente de Hezbollah se encontraban. El ataque comando y otros ataques de las fuerzas israelíes en la región provocaron la muerte de por lo menos 16 personas. Cuatro personas fueron capturadas por Israel, ninguna de ellas combatientes de Hezbollah. Un joven libanés capturado durante la operación fue liberado pocos días después. El último lunes (21/8) Israel entregó los cinco libaneses capturados el 1 de agosto a las fuerzas de Unifil en Naqoura, al norte de la frontera con Israel. Israel dijo que el edificio donde habían sido capturados estas cinco personas era una base de Hezbollah y que estas personas eran combatientes de Hezbollah. Además informó de la muerte de otros diez guerrilleros. En las palabras del periodista de Haaretz (22/8), Amos Harel, “la liberación de estos prisioneros de guerra, después de que era evidente que no eran hombres de Hezbollah, pone en cuestión el tema de estas unidades de combate durante la guerra. Luego de cada operación, los líderes políticios y militares se apuraban en proclamar una gran conquista”.


El primer ministro del Líbano Fuad Siniora dijo en una declaración que “el ataque conducido por las fuerzas de ocupación israelíes en el día de la fecha en Bekaa fue una flagrante violación de la cesación de hostilidades anunciada por el Consejo de Seguridad”. El ministro de Defensa libanés, Elías Murr, amenazó con suspender el desplazamiento de las fuerzas del ejército libanés hacia el sur si las Naciones Unidas no tomaban en serio el tema del ataque comando israelí. El domingo, un vocero del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo que “el secretario general está muy preocupado por la violación de la cesación de las hostilidades del lado israelí como está expresado en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad”. La declaración decía también que de acuerdo con las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano “habían habido también varias violaciones aéreas por parte de la aviación israelí” y que “todas estas violaciones a la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad, ponen en peligro la frágil calma que fue obtenida luego de muchas negociaciones y que socaban la autoridad del gobierno del Líbano”. El día siguiente, lunes 21 de agosto, tropas israelíes abrieron fuego de nuevo en el Líbano, disparando a tres personas que se suponía eran de Hezbollah. Además, oficiales de las Naciones Unidas en el Líbano informaron que el espacio aéreo libanés fue violado cuatro veces ese mismo lunes por parte de Israel.


En forma clara los sionistas y sus aliados imperialistas no pueden protestar por el rearmamiento de Hezbollah como “una violación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad” desde el momento en que ellos mismos son los primeros en violar dicha resolución sobre el cese del fuego en el Líbano. La acción militar que se llevó a cabo en Baalbek hubiera sido negada por los “Rambos” sionistas en el caso de que no hubieran sufrido bajas a manos de la resistencia de Hezbollah. La absoluta impotencia y desidia del ejército libanés por parar o responder a estos ataques muestra también que la resistencia de Hezbollah (muqawama) es la única real protección que el pueblo del Líbano tiene en contra de las agresiones militares sionistas en su propio territorio.