Internacionales
8/4/2025
Italia: el gobierno de Meloni impone decreto-ley contra la protesta social
Hacia el Foro Internacional contra la Represión y la Persecución Política
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Una norma que ataca el derecho a la protesta
Publicamos a continuación un documento elaborado en común por la Tendencia Internacionalista Revolucionaria (TIR), Iskra y el Movimiento de Trabajadores Desocupados 7 de Noviembre de Italia, fijando posición sobre el decreto-ley de “seguridad” que acaba de aprobar el gobierno derechista de Giorgia Meloni. Estos compañeros que están a la vanguardia de la lucha contra la represión capitalista contra los movimientos de lucha de los trabajadores y explotados son parte convocante del Foro Mundial Antirepresivo que se realizará el próximo sábado 26 de abril.
Apenas cuatro semanas después de que la Comisión von der Leyen (nota de redacción: por Ursula, titular de la Comisión Europea) lanzara el faraónico plan de rearme europeo de 800.000 millones de euros, el gobierno Meloni arrasó con toda vacilación y convirtió en ley el DDL-1236 (ex-1660) en apenas una hora de reunión.
Es la confirmación del estrechísimo vínculo existente entre la carrera hacia el rearme y la preparación de la guerra contra Rusia (fijada, en ciertas declaraciones oficiales, en 2029-2030) y el salto cualitativo y cuantitativo de la represión estatal puesta en marcha con la normativa recién aprobada (el frente de guerra interno).
Tampoco es casualidad que la apresurada aprobación de esta ley de estado policial se produjera el día en que las bolsas mundiales se desplomaban por la decisión de la administración Trump de imponer fuertes aranceles comerciales a todo el mundo, una decisión que es presagio de caos social, y posible desencadenante de una recesión mundial.
El decreto-ley de «seguridad» es casi una copia fiel de la DDL 1660. Los cambios solicitados por el zorro de toda la vida en el Quirinal, de hecho, son de detalle, sugeridos para blindar la nueva ley y evitar recursos ante el Tribunal Constitucional. O, también, para facilitar el control policial (impedir a los inmigrantes sin permiso de residencia comprar una tarjeta sim era la típica idiotez salviniana).
¿Los cambios? Pequeñas cosas. Las administraciones públicas, las universidades, los colegios, ya no están obligados por ley, pero pueden colaborar con los servicios secretos en el espionaje de sus empleados y alumnos. Veremos quién se niega. El delito de resistencia pasiva en cárceles y CPR, una de las medidas más odiosas, sigue en pie, sólo que se ha circunscrito ligeramente. Y así, la pena agravada para las manifestaciones de protesta contra obras públicas (en caso de accidentes) sigue perfectamente vigente: sólo se ha detallado qué se entiende por obras públicas estratégicas. En este caso, todo como antes. Ligero cambio para las embarazadas en prisión. El único cambio de cierto peso, en abstracto, es la obligación de tener en cuenta las circunstancias atenuantes en los casos de agresión o resistencia a funcionario público. Pero tal obligación quedará en agua de borrajas, ya que la nueva ley contiene en sí misma el principio de protección casi incondicional de los cuerpos de represión estatal.
No había razones de «extraordinaria necesidad y urgencia», objetó la asociación de magistrados, aludiendo al escaso grado de conflictividad social existente en la actualidad. Pero el Gobierno pretende anticiparse al inevitable resurgimiento de la confrontación de clases, y hacer todo lo posible por desalentarla.
Es un reto que hay que aceptar. Aclarando el contenido del decreto-ley, y preparando una respuesta adecuada de lucha.
Así pues, el decreto-ley Meloni-Mattarella no es un mal menor: es simplemente el DDL Piantedosi-Nordio-Crosetto traducido en ley. Tampoco es un acto debido únicamente a la vocación autoritaria de la derecha. Porque los anteriores paquetes de seguridad y todo el horrendo andamiaje de los CPR fueron también creaciones de las fuerzas de centro-izquierda, que hoy se reclaman opositoras o críticas. Y sobre todo porque la carrera hacia el rearme y la guerra ha sido compartida hasta ahora, en todos los pasos esenciales, por las fuerzas de la oposición parlamentaria de centro-izquierda. ¿Cómo olvidar que fue el gobierno de Conte II el que acordó elevar los gastos de guerra al 2% del PIB? ¿Cómo olvidar que tanto el PD como el M5S aprobaron los diversos paquetes de suministros militares a Kiev sin abrir nunca la boca sobre los destinados al Estado genocida de Israel? ¿Y no es también bajo sus gobiernos que la industria bélica italiana ha escalado hasta el 6º puesto mundial con el espectacular +138% de las exportaciones en los últimos 5 años?
Por lo tanto, más allá del distanciamiento más o menos oportunista y mediático de estas horas y de las próximas semanas, la carga de oponerse realmente a la conversión final en ley recaerá sobre las fuerzas que han animado el trabajo de la Red Free to Fight en el supuesto de que la lucha contra la guerra, la economía de guerra y sus pesados sacrificios, el rearme, es una y la misma cosa con la lucha contra las nuevas leyes y las nuevas prácticas del estado policial; por otra parte, ya anticipada en los hechos, empezando por la prohibición de las manifestaciones del 5 de octubre en Roma, una larga cadena de medidas represivas -como la restricción de viajes- y el establecimiento de nuevas zonas rojas en varias ciudades de Norte a Sur.
Al tiempo que reivindicamos a esta Red -que ha crecido en adhesiones más allá de toda expectativa- el mérito de haber roto el silencio en torno al DDL Piantedosi-Nordio-Crosetto y de haber socializado la necesidad de reaccionar ante él para impedir su aprobación, la aceleración de todos los procesos económicos, políticos y militares que se ha producido en las últimas semanas, tanto a nivel internacional como «interno», nos impone a todos un paso adelante en su actividad.
El golpe de Estado del gobierno Meloni-Mattarella, la decisión de la Comisión de la UE, la reanudación de la operación genocida de los sionistas en Gaza, los planes de guerra encubiertos y descubiertos de la Otan, nos llaman a un relanzamiento de la iniciativa mucho más enérgico, coordinado y organizado que hasta ahora. Un relanzamiento que, por supuesto, no puede conceder el más mínimo crédito «antiimperialista» a las potencias capitalistas e imperialistas opuestas a EEUU y al imperialismo occidental. Nuestro primer enemigo está 'en casa': se llama gobierno Meloni, Estado italiano, imperialismo italiano y sus alianzas: UE, Otan. Pero no tenemos ningún gobierno o estado amigo en el mundo. Y tenemos muy claro que una verdadera lucha contra la carrera hacia la guerra sólo puede hacerse uniéndose en una batalla anticapitalista común con los proletarios y oprimidos de todos los países contra los capitalistas y señores de la guerra de todos los países.
Un primer momento de coordinación internacional útil en la batalla contra la represión será el Foro Internacional que se celebrará el 26 de abril, para establecer una red intercontinental de apoyo militante a los movimientos y militantes que en diversas partes del mundo están cayendo bajo el hacha de las medidas liberticidas de los respectivos gobiernos y estados, que se intensifican a medida que los conflictos económicos y las tensiones militares se intensifican a escala mundial.
La batalla contra el decreto-mangello que acaba de aprobar el gobierno italiano no será corta. Pero debe iniciarse inmediatamente, dando fuerza a las jornadas de lucha del 11 y 12 de abril. El 11 de abril, la huelga contra la guerra, el genocidio y el DDL ex-1660, ahora ya ley, fue convocada únicamente por el SI Cobas, una decisión que les honra. Pedimos a todo el sindicalismo de base que dé más fuerza a esta huelga transformándola en huelga unitaria: de lo contrario, estamos en el escenario, pura oposición verbal. También se lo pedimos a los afiliados de la CGIL y a aquellos que dentro de las estructuras del sindicalismo estatal refunfuñan, disienten un poco, pero nunca rompen la disciplina: ha llegado el momento de demostrar con hechos su disidencia frente a las políticas, gubernamentales y sindicales, que empeoran las condiciones de vida y de trabajo, y a la aprobación de esta ley, liberticida y propia de un estado policial, que pretende el disciplinamientosocial de todos.
Los objetivos de este decreto-ley son, en primer lugar, los piquetes obreros; las manifestaciones contra las guerras y la logística bélica, empezando por las que pretenden golpear el suministro de armas a Israel; las protestas contra las «grandes obras», la catástrofe ecológica, la especulación energética; las formas de lucha que estos movimientos utilizan para aumentar su eficacia, como los bloqueos de carreteras y ferrocarriles; las ocupaciones de casas vacías. El decreto-ley contiene normas muy duras, que han permanecido inalteradas respecto a la redacción original, contra cualquier forma de protesta y resistencia, incluso pasiva, en las cárceles y CPRs, incluso contra las protestas de familiares y simpatizantes en su apoyo (lo que también se aplica a las ocupaciones de viviendas vacías). Así como el delito de «terrorismo de expresión» se ha mantenido tal cual. Mientras que la protección de las fuerzas de represión incluso se ha reforzado con la dotación de equipos de videovigilancia. En cuanto a los servicios secretos, pues, mano libre, como y más que nunca.
En apariencia -a los ojos de la masa de la clase obrera y de los jóvenes- se trata de reglamentaciones que sólo afectan a los que luchan. Nos corresponde a nosotros demostrar que no es así. Se avecinan despidos masivos.
Se avecinan sacrificios muy fuertes, ya sean directos, con el brutal recorte de los gastos sociales y la inflación que volverá a correr, o indirectos, con la obligación de pagar intereses a los acreedores del Estado por el enorme aumento de la deuda estatal que se vislumbra en el horizonte. Se avecina, en todas las empresas, una intensificación de la presión patronal a la productividad para mantener la competitividad a pesar de los tarifazos. En las escuelas se avecina el uso represivo de las notas de conducta, en las universidades el aumento del control policial. Quizás, dado el criminal y creciente apoyo del Estado italiano y del aparato mediático al genocidio de los palestinos, también esté en camino la aprobación de la DDL 1004 sobre actos de «antisemitismo», es decir, antisionismo.
¡No nos dejemos intimidar! ¡Relancemos nuestra acción contra la carrera hacia la guerra, la economía de guerra, el decreto-manganello, la represión de emergencia bélica! Traduzcamos nuestros análisis en mensajes capaces de llegar a la más amplia masa de trabajadores y jóvenes. ¡Forjemos relaciones con todos los que luchan en otros países por estos mismos objetivos bajo la bandera del verdadero internacionalismo! El futuro nos pertenece a nosotros, a la revolución social anticapitalista, ¡no a este decrépito sistema social en proceso de descomposición caótica, destructiva y autodestructiva!
TIR - Iskra - Movimiento 7 de Noviembre
