Italia: El PCL a las elecciones

El Partido Comunista de los Trabajadores (PCL, su sigla en italiano) se presenta a las elecciones políticas sobre la base de un programa anticapitalista: el único programa realmente contrapuesto a la "agenda Monti", basado en los intereses de los trabajadores y de todos los explotados.


La agenda Monti es el programa de los industriales, de los banqueros y del Vaticano, ya votado en el Parlamento por todos los principales partidos (PD, PDL, UDC). La hipocresía que la rodea hoy reina soberana. Berlusconi finge oponerse luego de haberla instruido. Bersani apuesta simplemente a gestionarla él mismo, luego de haberse presentado a las primarias como defensor de los trabajadores. Vendola, opositor a Monti, se ha subordinado al Bersani, que sostiene a Monti, a cambio de un ministerio. El resto de la izquierda se acomoda con el liberal policíaco Di Pietro y los jueces, que a su vez quieren acomodarse con el próximo gobierno de Bersani. Mientras el cómico millonario Beppe Grillo, que ataca a "los políticos", no sólo ignora a los trabajadores sino que reivindica además la abolición de los sindicatos, superando a Marchionne. Sin que ningún partido "democrático" se escandalice.


La verdad es que todos aceptan la república de los capitalistas (incluidos los jueces y los cómicos), cada uno representando su papel en la comedia.


A esta república de los capitalistas el PCL contrapone la perspectiva de la república de los trabajadores: la única verdadera solución alternativa a la gran crisis social y política.


El capitalismo ha fracasado


(…) El PCL es el único partido que quiere liberar a la sociedad de esta dictadura de industriales y banqueros. Reemplazándola con un gobierno de los trabajadores: que anule todas las leyes contra los trabajadores (antes que nada sobre el artículo 18, flexibilidad, jubilaciones); anule la deuda pública con la banca; nacionalice el sistema bancario, sin indemnización para los grandes accionistas; libere a millones de familias de la soga al cuello de las mutuales usureras; expropie a las empresas que despiden, contaminan y atacan los derechos (comenzando por Fiat, Alcoa, Ilva), poniéndolas bajo control de los trabajadores; lance un gran plan de obras sociales (comenzando por el saneamiento del medio ambiente) financiado por la tasación progresiva a las grandes riquezas, la cancelación de todos los privilegios del clero y la liquidación de los gastos militares; organice un Estado de nuevo tipo, con diputados que cobren el salario promedio de un empleado y sean revocables permanentemente por los propios electores.


Dirigir cada objetivo inmediato a este programa general: esa es la política cotidiana del PCL, en todas las luchas de los trabajadores y de los explotados.


Sólo un gobierno de los trabajadores puede terminar con la corrupción.


Cualquier ataque contra "los políticos" que no ponga en discusión al capitalismo (como hace Grillo) no es más que una trampa: usada periódicamente por los propios capitalistas para reforzar posteriormente su poder, recortar aún más servicios y derechos laborales (tal vez en nombre de la "lucha contra el despilfarro"), apropiarse de nuevos recursos públicos (tal vez en nombre de la "lucha contra los privilegios" de la "política"), imponer el monopolio del financiamiento propio de los partidos (tal vez gritando contra "el financiamiento público"). Ha ocurrido hace veinte años con el lanzamiento de la Segunda República, en nombre de la "moralidad de la política", bajo las banderas del "mani pulite", de la Lega, del engaño federalista. Y es lo que tiende a reproducirse hoy, en formas diversas, bajo la presión de los populismos a la moda. A los trabajadores les decimos: ¡cuidado con la (enésima) estafa! Solo una revolución social anticapitalista puede llevar a cabo una verdadera alternativa. No los jueces o los cómicos millonarios (que tal vez aplauden a los evasores fiscales).


El PCL, el único partido sin mancha


El PCL es el único partido que nunca se ha comprometido con las políticas de rapiña contra los trabajadores.


(…) El PCL es el único partido de la izquierda italiana que ha combatido desde la oposición tanto a la centroderecha como a la centroizquierda. El único que nunca se ha vendido por cargos o ministerios. El único que tiene las manos limpias frente a los trabajadores. Y eso porque es el único que lucha por una sociedad alternativa donde el poder lo tengan los trabajadores y no los industriales, los banqueros, sus partidos y sus gobiernos.


Unir todas las luchas en una sola lucha, para abrir desde abajo un nuevo escenario.


El PCL es el único partido que ha planteado y plantea en estos años de crisis una propuesta de movilización extraordinaria contra las agresiones patronales.


En cada movilización, planteamos la exigencia de unir en un frente único las luchas de resistencia hoy dispersas. A través de una convergencia unificadora en torno a objetivos comunes. A través de una huelga general prolongada, la ocupación de las empresas que despidan, una caja nacional de resistencia para sostener la lucha general.


(…) Una presentación electoral al servicio de una perspectiva revolucionaria.


No es casual que el PCL sea el único actor de la izquierda italiana presente en estas elecciones con una abierta personalidad reconocible de clase y comunista.


Sinistra e Libertá ha elegido la coalición de gobierno con el PD, gran sostenedor del gobierno Monti, sobre la base de una "carta de intención" que compromete a un futuro gobierno de centroizquierda a la continuidad de las políticas de austeridad contra los trabajadores.


El PRC y el PDCI han optado por disolver electoralmente a la izquierda que se dice "radical" en el variopinto contenedor "Arancione", bajo la guía de ex jueces -incluso del liberal policíaco Di Pietro- huérfanos del PD y que tienen la abierta intención de aliarse con el PD luego de las elecciones.


El PCL nació contra esta política destructiva. Rechaza cualquier coalición con partidos burgueses, cualquier mimetismo transformista, cualquier negación de la autonomía de la izquierda como representación autónoma de los intereses de los trabajadores. Sobre la base de un programa revolucionario.


Un programa revolucionario tiene derecho a estar presente en las elecciones. Porque sólo una revolución puede cambiar las cosas.


5 de enero de 2013