Italia: Huelga general metalmecánica contra la Fiat

Viernes 15 de noviembre, huelga general metalmecánica convocada por las tres centrales sindicales italianas contra los 8.100 despidos anunciados por la Fiat. La paralización es total en las plantas de Mirafiori (Turín), Arese (Milán) y Cassino (Roma); de un 70% en la planta de Melfi. Los paros son fuertes en las subsidiarias de la Fiat (Iveco, Teksid, Marelli, New Holland) y en numerosas fábricas metalmecánicas fuera del “universo Fiat”. Las manifestaciones reúnen 15.000 trabajadores en Turín (sede central de la Fiat); 5.000 en Milán (bajo un diluvio); varios miles en Roma, hacia donde marchan los trabajadores de Cassino.


La vanguardia de la lucha está en el sur, en Sicilia, donde la Fiat amenaza cerrar la planta de Termini Imarese, construida hace unos años gracias a los abultados subsidios estatales. El cierre de la planta amenaza con hacer estallar a toda la economía de la isla y dejar un tendal de despidos en todas las ramas. La lucha de los obreros sicilianos –en huelga desde hace un mes, cuando se anunció el cierre de la planta– es una causa de todos los explotados de Sicilia.


El viernes 15, día de la huelga general, los obreros de la Fiat siciliana bloquearon el estrecho de Messina: ningún barco, tren, micro o automóvil pudo salir o entrar a la isla. La movilización es permanente. El viernes 8, hubo una manifestación de 40.000 personas, en la que participaron trabajadores de decenas de empresas, jubilados y estudiantes y en la que las esposas de los obreros de la Fiat tuvieron un papel muy destacado. El lunes 11, bloquearon el puerto de Palermo; el lunes 13, el aeropuerto. Un piquete permanente impide a la patronal sacar de la planta la producción ya terminada. En las asambleas, según la prensa, se escuchan cada vez más voces que reclaman la ocupación de la planta.


Los funcionarios locales advierten al gobierno que Sicilia puede literalmente estallar a fines de diciembre, fecha estipulada para el cierre de la planta. “Estamos al borde de una sublevación popular”, confirma un responsable sindical (Corriere della Sera, 8/11).


El derrumbe de la Fiat 

y del capitalismo italiano


Las negociaciones entre la empresa y los sindicatos acerca del “plan industrial” que prevé 8.100 despidos (el 20% de la dotación de la Fiat en Italia) y el cierre de dos plantas se rompieron porque la patronal se negó a dar alguna garantía de retomar en el futuro a los trabajadores despedidos. Apenas se rompieron las negociaciones, la central patronal anunció su apoyo incondicional al “plan” de la Fiat: la burguesía italiana cierra filas para una batalla frontal contra la clase obrera.


Los detalles del “plan industrial” revelan que la patronal de la Fiat no tiene ninguna esperanza en mantener la empresa con vida. Su único objetivo es sostenerla en pie hasta el 2004, cuando será absorbida por la General Motors, según un contrato firmado hace varios años. Pero el ritmo del derrumbe de la Fiat es acelerado: sus ventas caen en picada, tanto en Italia como en Europa; sus acciones se derrumban; sus pérdidas se multiplican y los planes de reducción de su deuda están empantanados. “Tendrá que vender antes del 2004; si se mantiene sola, no hay ninguna esperanza”, advierte un banquero (Business Week, 26/10). Crecen las versiones de que el “plan industrial” fue negociado con la propia GM, que se quedaría con la Fiat a precios de regalo, para reducirla a una simple “armaduría”.


La caída de la Fiat tendrá consecuencias demoledoras para el capitalismo italiano, en primer lugar para los bancos (sus acreencias son sustancialmente mayores que la valorización bursátil de la empresa) y los fondos de inversión y pensión que acumulan sus acciones desvalorizadas. La crisis de la Fiat plantea, al mismo tiempo, una crisis industrial y una crisis financiera de fondo; “refleja la debilidad y la pérdida de competitividad del capitalismo italiano” (ídem).


“No hay un Norte y un Sur. Hay una Italia obrera y está unida en la lucha” 

(cartel en una de las movilizaciones de los obreros de la Fiat, en Milán. Corriere della Sera, 10/11).