Internacionales
20/10/1992|370
Japón: el país de la inestabilidad laboral
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Durante años se tejió un enorme mito acerca de la “armonía” de las relaciones laborales en el Japón y hasta de la “solidaridad social” que reinaría en sus empresas.
Paro la brutal crisis económica, que comenzó a principios de 1990 con el derrumbe de la Bolsa, que en 1991 alcanzó a las empresas industriales y ~que no se rendirá fácilmente" (La República de Montevideo, 2/10), ha terminado con esos otros mitos, como el del empleo garantizado de por vida. Las empresas han empezado a despedir y la tensión que se ha creado "convertirá al problema del empleo en la gran cuestión social y política de la década" (Le Monde. 29/9).
Bajo los golpes de la recesión, la JVC, fabricante de electrónicos, fue la primera en anunciar el despido de 2.100 empleados, el 12% de su fuerza laboral, pero enseguida le siguieron Hitachi, TDK, Nissam. Toyota y la gran productora de acero NKK. En el sector financiero se han producido 25.000 despidos desde el comienzo de la crisis bursátil (disfrazados de retiros voluntarios) y se pronostican otros 50.000 en el próximo alto, “y esta vez la ficción (de los retiros voluntarios) puede no funcionar porque ahora le tocará a padres de familia" (La Repubblica de Roma, 11/10). EI corte de horas extras y hasta de días enteros de trabajo; el alargamiento de las vacaciones; tas reubicaciones de personal; las jubilaciones anticipadas; y la restricción de los ingresos son la norma en todas las ramas industriales, en el comercio y las finanzas. "Pero, ¿cuánto tiempo podrán soportar las empresas la recesión sin pasar a los despidos lisos y llanos?", se preguntan los corresponsales del Wall Street Journal (8/10). Según el corresponsal de Le Monde, “las Industrias siderúrgicas, automotrices y electrónicas reclaman subvenciones estatales para hacer frente a la reducción de empleo. A partir del 1° de octubre bastará a las empresas declarar una baja de la productividad del 5% para poder reclamar el subsidio del ministerio de Trabajo”.
Las estadísticas sobre la desocupación no reflejan ni de lejos el crecimiento del desempleo por la sencilla razón que consideran “ampliado" a todo trabajador que haya cumplido por lo menos una hora de tarea en la semana previa a la medición. Aun así, según Le Monde, si se contabilizara la “desocupación Interna" (suspensiones, jubilaciones anticipadas, etc.), la tasa de desempleo pasaría del 2% oficial al 3,5%. Según un informe de la consultora McKinsey Japan, “lo desocupación se duplicará en el corto plazo" (La Repubblica, 8/10).
Las principales víctimas del desempleo son los trabajadores temporarios, que pueden ser despedidos sin preaviso ni indemnización, que cobran sueldos 30 y hasta 40% inferiores a los efectivos y que no gozan prácticamente de ningún beneficio jubilatorio. Precisamente por esto, “The Wall Street Journal” los describe como "una nueva clase de sumergidos”.
En el país donde supuestamente regía “el empleo garantizado de por vida”, los temporarios constituyen una fracción enorme y creciente de la fuerza laboral. Un economista de la Keio University citado por "The Wall Street Journal" afirma que “a mediados de la década del 70, sólo la mitad de los trabajadores japoneses contaba con seguridad de empleo. (Desde entonces) respondiendo s una economía mundial más dura, muchas compañías cubrieron una gran cantidad de puestos de trabajo, desde obreros Industriales hasta empleados de tienda, con personal temporario. Además, en los sectores que crecieron rápidamente, las compañías nunca ofrecieron empleos garantizados. (En consecuencia,) al número de trabajadores japoneses cubiertos ahora con empleos de por vida es la mitad de lo que era en los “últimos veinte artos"... es decir ¡apenas el 25% de la fuerza laboral! En algunos sectores como los supermercados y las tiendas, los temporarios constituyen la aplastante mayoría de la fuerza laboral.
Entre las mujeres, los inmigrantes y los viejos, la mayoría de los cuales sólo consiguen empleos como temporarios, la desocupación hace estragos. Para los 480.000 inmigrantes, "el despido sin preaviso y sin Indemnización se he convertido en un hecho cotidiano" (ídem). "Los trabajadores mayores, jubilados anticipadamente, deberán continuar trabajando en empleos precarios porque su jubilación será de todas maneras insuficiente" (Le Monde). Digamos, de paso, que esto liquida otro de los mitos japoneses, el del “respeto y protección a los ancianos* No sólo están en la primera fila de los despidos sino también de los desalojos, según un informe de Newsweek (5/10).
Los "honorables" capitalistas japoneses aprovechan la crisis para imponer la “flexibilización laboral”, Los sindicatos denuncian que los trabajadores con “empleo” garantizado son crecientemente reemplazados por los temporarios, fácilmente despedibles. Cínicamente, un dirigente de la JVC, afirma que "el objeto de tener temporarios es que podemos hacer ajustes de acuerdo a la producción" (WSJ). Esta afirmación refuta otro mito, no japonés sino mundial, de que la “flexibilización laboral” sería impuesta por el “cambio tecnológico” o que sería necesaria para reducir los costos laborales con vistas a expandir la producción. Como en Argentina, los capitalistas quieren la “flexibilización" para despedir sin costos: se trata de una pura y brutal presión de la clase capitalista para descargar la crisis sobre los trabajadores.
Durante años se afirmó que la escasez de mano de obra ponía límites al desarrollo capitalista. Pero los límites insalvables del capitalismo son otros; la superproducción de mercancías y capitales, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, la recesión y las quiebras, que respectivamente han convertido en excedentaria a la mano de obra, potenciando la tensión social. El sindicato textil, una de las ramas con mayor porcentaje de temporarios, afirma haber afiliado 20.000 trabajadores temporarios en los últimos meses y existe una creciente movilización por alcanzar la igualdad de derechos con los efectivos (WSJ).
En el “armónico” Japón se preparan las condiciones para grandes confrontaciones de clase.