Internacionales
16/4/2015|1359
Jornada de lucha en Francia
¿Cuál es la perspectiva?
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desde París
La movilización y las huelgas del 9 de abril cumplieron con las expectativas. Las movilizaciones fueron nacionales, las manifestaciones fueron nutridas y hubo sectores en huelga. Pero los puntos débiles aparecen por esto mismo con más evidencia.
La huelga fue decidida por cuatro confederaciones (CGT, Force Ouvrière, Fédération Syndicale Unitaire (FSU) y Solidaires) y fue la primera confrontación de esta envergadura con el gobierno de Hollande luego de largos años de complacencia. Pero no hay una inflexión en las orientaciones fundamentales de la burocracia respecto de los planes capitalistas de austeridad, al punto que las confederaciones no tienen planteada una nueva movilización y todo lo que anuncian es un 1° de Mayo más combativo, unitario y masivo que los de los años anteriores.
En el movimiento obrero francés se está produciendo un doble fenómeno de fisura entre las direcciones burocráticas nacionales y los miles de militantes de las estructuras locales, y entre aquellas y los nuevos sectores que se suman a la lucha. La CGT se vio obligada a cambiar su secretario general por la corrupción del anterior y ante la presión de los sindicatos de base. En el Congreso de la Salud echaron a la vieja dirección, por burocrática y antidemocrática. Casi no tiene precedentes. En Force Ouvrière se convocó a la jornada unitaria a pesar de la oposición de los sectores que no quieren ninguna actividad con la CGT. En la FSU y en Solidaires, las direcciones fueron las últimas en convocar, luego que las bases se pusieron en movimiento.
Esta fue la característica general. La burocracia llamó a una movilización unitaria luego de que fracasaron todas las negociaciones con el gobierno y por el peso de la exigencia militante de romper con la pasividad de tres años o más. Los conflictos en sectores como Correos, la Universidad de París 8, los inmigrantes y los enfrentamientos en las fábricas por las paritarias (negociaciones obligatorias anuales de salarios) jugaron, a su vez, un rol significativo en la generalización de una perspectiva de lucha.
Sin embargo, hasta la propia movilización tuvo sus límites. En París no se reunieron 100.000 manifestantes como pretendía la CGT, sino probablemente la mitad. Las movilizaciones en provincia fueron reducidas y a iniciativa de los sindicatos locales, porque la CGT nacional ordenó una sola manifestación nacional; las huelgas en el sector público no fueron masivas; del 25 a 30% en la educación, 25% en Finanzas; el transporte no paró; la huelga en las fábricas fue dispersa.
Trabajar por una perspectiva socialista y revolucionaria
Hay miles y miles de militantes, sobre todo agrupados en las organizaciones sindicales, que enfrentan cotidianamente la miseria de la explotación capitalista, que están disponibles para una lucha política, pero cuyo horizonte es el democratismo de las organizaciones de la izquierda del PS. A su vez, esta “izquierda de la izquierda” está en retroceso y es incapaz incluso de presentar un cuadro amplio de agrupamiento y de expresión política. El Frente de Izquierda está paralizado. Los actos y manifestaciones de los grupos del Frente -que pretenden representar una alternativa al PC y al Parti de Gauche- reúnen apenas algunos centenares de participantes. No es sólo el reformismo; es también el raquitismo, las peleas entre las capillas y los dirigentes, el peso conservador del PC y la marcha sin brújula del Parti de Gauche.
Hay que agrupar, discutir, organizar, elevar a estos miles de militantes a una orientación socialista revolucionaria. Las condiciones están disponibles y los fundamentos para un trabajo de esta naturaleza existen en el NPA (las plataformas de izquierda opuestas a la dirección) y otros sectores políticos. Estos núcleos tienen una intervención militante en el movimiento obrero y una orientación básicamente anticapitalista. El arte es ahora darse un trampolín para un agrupamiento político militante de la vanguardia obrera, en ruptura y oposición política a la ” izquierda de la izquierda”, con un programa de lucha consecuente contra el gobierno “socialista”.